El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sorprendió este sábado con una remodelación del gabinete que se esperaba tras la vuelta de las vacaciones de verano. Sin embargo, el jefe del Ejecutivo adelantó sus planes y ha renovado los departamentos ministeriales. Este movimiento, según adelanta El País, supondrá el preludio de una renovación de la cúpula del PSOE.

La dirección federal PSOE, compuesta por 47 miembros, está amortizada. Al menos ese es la atmósfera que se respira por Ferraz. Los componentes corresponden a los apoyos que Sánchez recabó durante el proceso de primarias de 2017 frente a la jet set socialista de entonces, que había trasladado su respaldo a la candidata Susana Díaz.

Ahora, en consonancia con lo que ha ocurrido este fin de semana en el Ejecutivo, se espera que una nueva hornada de líderes entre 40 y 50 años suba en el escalafón socialista tras haberse fogueado en la política municipal y autonómica. En el seno de Ferraz se barrunta ya la remodelación y la sensación es que los futuros cambios no serán cosméticos, sino que tendrán un especial calado en las filas socialistas.

Este sentimiento ha cogido fuerza a medida que se aproxima el próximo gran cónclave socialista. El 40º Congreso Federal del PSOE se celebrará entre los días 15 y 17 de octubre en Valencia. Asumen en las altas instancias de Ferraz que esta remodelación del Gobierno, concretamente el nombramiento de Óscar López en detrimento de Iván Redondo, es la confirmación de lo que se avecina en la formación.

Según adelanta el diario El País, fuentes socialistas auguran que será un congreso de “celebración, renovación, reflexión y con un nuevo discurso político”. Del cónclave de octubre saldrán las líneas argumentales del futuro proyecto de Pedro Sánchez, con las elecciones autonómicas y municipales en el horizonte y la guinda del pastel; las generales de final de año o en los albores de 2024. Esta es, al menos, la intención del secretario general del PSOE, según aducen en la zona noble de Ferraz.

El jefe del Ejecutivo ha de rearmar y recoser el partido antes del advenimiento de los comicios autonómicos y municipales, en los que el PSOE se jugará su futuro inmediato. Para ello, Sánchez deberá curar las aún supurantes heridas provocadas por la ‘guerra civil’ de 2017. En la dirección socialista sostienen que el partido “no puede renunciar al talento” y es en esa dirección “donde se están dando los primeros pasos”. “La palabra compañero es nuestra seña de identidad”, deslizó Adriana Lastra, vicesecretaria general, la pasada semana.

Las intenciones de Sánchez por aunar todas las voces socialistas en una sola transgrede las palabras y los meros formalismos. De hecho, ya ha dado pistas sobre sus planes con la integración de dos escuderos de Susana Díaz al Consejo de Ministros como Pilar Alegría (Educación) e Isabel Rodríguez (Política Territorial).

La primera de ellas ostentaba el cargo de secretaria de Organización del PSOE de Aragón, donde Javier Lambán es el primer espada. No es necesario recordar que el presidente aragonés es uno de los barones más críticos con el actual secretario general de la formación. Junto a éste también se encuentra el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, de donde procede la sustituta de Miquel Iceta al frente de Política Territorial. “Es un bordado en condiciones”, han deslizado dirigentes socialistas esquivos a Sánchez.