Este miércoles el Congreso de los Diputados ha aprobado la prórroga del decreto del estado de alarma hasta el próximo 9 de mayo. Se trata de la tercera vez que el Gobierno solicita la confianza de la Cámara Baja para reclamar esta extensión necesaria para contener la crisis del coronavirus. Un problema que afecta a todos, y que ha contado con el apoyo mayoritario de las fuerzas parlamentarias con representación en el hemiciclo.

Una jornada intensa, donde además ha tenido lugar la segunda sesión de control al Gobierno tras la decretación del estado de alarma el pasado 14 de marzo. También se han debatido ciertos reales decretos propuestos por el Ejecutivo para paliar los daños, tanto sociales como económicos, de la pandemia. Pasadas las 20.30 horas, 12 horas después del inicio de la sesión, la Cámara Baja ha ratificado su apoyo a las propuestas del Ejecutivo

Eso sí, los diputados han tenido que ganarse el sueldo desde el atril de oradores. La derecha ha sido inflexible, machacando sin cesar la gestión realizada por la administración central. Entre otras acusaciones, el PP ha arremetido contra la politización de TVE, siendo este guante recogido por Vox, que, con un tono más beligerante que sus homólogos, ha vuelto a incidir en la idea de que el Gobierno está tratando de monitorizar las corrientes críticas en su intento de instaurar un cambio de régimen en nuestro país. Macarena Olona ha sido la encargada de hablar de la Gestapo, del ministerio de la Verdad o del desangramiento de la ciudadanía.

No se ha quedado sin réplica. Ni ella ni su presidente, Santiago Abascal, que haciendo gala del argumentario repetido en las últimas fechas ha acusado al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de “pisotear la libertad de expresión y de información”: “No necesitamos anuncios de la niña Greta ni otros desvaríos progres. Lo que necesitamos es dinero para salvar vidas y salvar empleos”, ha espetado, acusando el líder del Ejecutivo de estar haciendo gastos innecesarios sin garantizar la protección de la ciudadanía española. “No pararemos hasta sentarlo en un banquillo”, ha sentenciado.

Más cauto e irónico en su intervención ha sido Pablo Casado. El líder popular ha llegado a pedir un minuto de silencio por los fallecidos, espetando poco después que “no hay nada que celebrar ni nada que aplaudir. Mas de 20.000 compatriotas fallecidos merecen nuestro respeto, nuestro homenaje y nuestro luto”. Poco después, demostrando una capacidad metafórica aplaudida por su bancada, ha comparado la situación actual con un iceberg y la gestión del Gobierno como el Titánic: “No pretenda que nosotros seamos su orquesta. Coja el timón, gestione de una vez esta crisis o, al menos, gestione los botes salvavidas, capitán Sánchez”.

Propaganda, fake news e incluso cifras mareantes y contradictorias como la de comparar las muertes por coronavirus en España con las del desembarco de Normandía o el 11-M. Una sesión repleta de contraataques, en lo político y en lo social, después de que la asociación de víctimas del 11-M haya vuelto a pedir a Pablo Casado que no utilice aquel atentado con fines partidistas.

Sánchez, mucho más duro con Abascal que con Casado, ha catalogado al presidente ultra como el “Torquemada” de nuestro tiempo, además de recordar al fallecido Pedro Zerolo para contestar: “Ustedes dirían que es un enfermo, pero el defendía una España en la que ustedes sí caben, mientras vosotros defendéis una en la que nosotros no”, ha espetado. Este guante ha sido recogido por Fernando Grande-Marlaska, que ha contestado a Macarena Olona pidiéndole que le diga a Hazte Oír, organización hermana de Vox, que no considere enfermos a los homosexuales.

Iglesias también ha tenido tiempo para dar su réplica a la extrema derecha. Después de que varios dirigentes hayan referenciado el Ingreso Mínimo Vital como una “paguita”, el vicepresidente segundo del Gobierno ha contestado que “paguitas era las que cobraba Santiago Abascal de Esperanza Aguirre”. Una mención a los sueldos públicos recibidos por el dirigente a través de los chiringuitos en los que trabajó antes de abandonar el PP para sumarse a Vox.