¡Despertad al Kraken!

Se quedaron cortos los Monty Python con su Frente Popular de Judea. Cuando la realidad supera la sátira, es hora de reflexionar. Ni la reina reina ni la confluencia confluye. El paseo de Yolanda Díaz por la Feria de Sevilla abrazada a Inmaculada Nieto ha despertado al Kraken. El Kraken, aunque ya sea un titán venido a menos, es Pablo Iglesias, que ayer se despachó contra todo y contra todes en el Hora 25 de la SER. "Estoy dolido", dijo el tertuliano, como si eso tuviera trascendencia para el futuro de Andalucía. La izquierda de la izquierda andaluza, tras una negociación de bomberos toreros, se presentará a las elecciones autonómicas fracturada, disgustada y débil. Imposible no imaginar a Teresa Rodríguez acariciando el lomo de un gatito frente al televisor. Ella y Kichi han hecho su trabajo. Hasta lo de poner su foto en las papeletas parece un guiño siniestro al que fue su amigo. Esto se hubiera solucionado con unas primarias, esbozó Iglesias. Las primarias para el exvicepresidente son como los pimientos de Padrón, que a veces son necesarias y otras veces non.

Si esto fuera la cola de una discoteca, sólo entraron al antro IU, Más País, Equo e Iniciativa del Pueblo Andaluz (IPA). Podemos, que iba con ellos, se quedó en la puerta. El portero cruzó los brazos y Juan Antonio Delgado, pese a llevar chaqueta y zapatos, se quedó escuchando la música, pero muy al fondo. Alguna vez habría que analizar el paladeo de Pablo Iglesias cada vez que nos recuerda que su futuro candidato es Guardia Civil. A lo mejor cree que es algún tipo de victoria sobre el cuerpo, como diciendo "Aquí tengo a uno de los vuestros". Encaja con su frentismo, su prejuiciosidad y su flaqueza. Ya le pasó con un militar, José Julio Rodríguez Fernández. Ya le digo yo, que conozco a unos cuantos, que, en la Guardia Civil, en la Policía Nacional, en el Ejército y hasta en Protección Civil hay de todo: de Podemos y de Vox, socialistas de cuna y peperos militantes.

Lo que está pasando es el reverso tenebroso de El pacto de los botellines. Los dolores son impredecibles, pero intuyo que la molestia de Iglesias reside en el viraje de IU. De Podemos a Más País. Del morado al verde menta. De César a Bruto. Andalucía es sólo la primera de muchas negociaciones tras el paso de Podemos por el Gobierno. Qué mal le ha sentado el poder a los que iban a asaltar el cielo. Las elecciones andaluzas sólo están siendo un campo de batalla para las fuerzas apelotonadas en las orillas del PSOE. Nadie habla de programas, de futuro o alternativas, sólo de nombres. Nombres. Puestos. Reparto de fondos. Los vicios orgánicos de toda la vida.

A Juan Espadas, que tampoco es que esté enfriando cava viendo las encuestas, asiste contrariado a este fratricidio. Ni uno de esos votantes desconcertados serán para él. Don Tibio tiene serios problemas para movilizar a los suyos, imagina revolver en nidos ajenos. El progresismo, sea lo que sea lo que esta palabra signifique, seguirá lejos de San Telmo, viendo el maremoto. Juanma Moreno sólo tiene un rival en estas elecciones: Él mismo. De su templanza y su discurso dependen unos resultados que, a poco que no se meta en berenjenales, pueden rozar los cincuenta parlamentarios. A su izquierda hay un erial, a su derecho un avispero. Los que somos padres sabemos que, si mezclas muchas plastilinas de colores, el resultado termina siendo marrón. Y a eso pinta esta confluencia interruptus. El futuro fue ayer.