Antes de constatarse que había sido una chapuza, quería parecer una negociación pero en realidad fue un espectáculo. Negociación espectacular o espectáculo negociado, lo cierto es que la izquierda situada a la izquierda del Partido Socialista no puede empezar con peores augurios la comprometida travesía electoral hasta el puerto del 19 de junio.

La negociación concluida al filo de la medianoche del viernes 6 de mayo fue una ópera bufa y su desenlace un esperpento. La Junta Electoral de Andalucía rechazó ayer, por haberse registrado fuera de plazo, la solicitud de constitución de la coalición electoral 'Por Andalucía' integrada por Podemos Andalucía, IU, Más País Andalucía, Verdes Equo, Alianza Verde e Iniciativa del Pueblo Andaluz. La solicitud de inscripción con las firmas debidamente compulsadas de Podemos fue remitida mediante correos electrónicos a las 0.14 y las 01.17 horas del sábado 7 de mayo. La Ley Orgánica del Régimen Electoral General prescribe taxativamente que el plazo acababa a las 23.59 horas del viernes 6 de mayo.

De película

Concluida con anterioridad y con éxito la negociación de Izquierda Unida, Más País, Equo e Iniciativa del Pueblo Andaluz, para el final había quedado lo gordo: encajar a Podemos en ese acuerdo. No fue fácil. Los morados se sentían ninguneados y estaban dispuestos a exigir un alto precio para restañar su orgullo herido. Tan herido estaba ese orgullo y tanto lo hicieron valer que se pasaron de frenada y mandaron los papeles tarde. Tan tarde que la Junta Electoral los ha rechazado. Increíble pero cierto. De película.

Salen al escenario dos tipos, uno vestido de rojo y otro vestido de morado, que se pasan toda la obra peleándose para llegar a un acuerdo vital para su supervivencia, pero cuando se dirigen a la oficina correspondiente para sellar el pacto el tipo morado se entretiene en el camino mirándose al espejo y al llegar encuentra la ventanilla cerrada. ¿Cómo se llama la película? La Gran Chapuza.

Los negociadores, contendientes o como se les quiera llamar no parecían ser conscientes de que estaban disputándose una herencia que la propia prolongación de las conversaciones hacía menguar dramáticamente. A primera vista, se diría que Izquierda Unida le dobló el pulso a Podemos porque la candidatura a la Presidencia de la Junta la ostentará la excelente parlamentaria Inmaculada Nieto y no el voluntarioso pero devaluado aspirante morado Juan Antonio Delgado.

No está claro, sin embargo, que en la pugna mantenida por rojos y morados hasta el último minuto haya propiamente un ganador. Más bien se diría que ha sido un combate en el que los dos contendientes han salido derrotados. Si se hubiera tratado de una pelea de boxeo, los dos púgiles habrían agotado los 15 asaltos y, aunque los jueces se hubieran visto obligados a decidir un ganador, el público abandonaría la grada convencido de que los dos contendientes, desangrados y exhaustos, habían perdido.

El hecho de que apuraran el plazo para inscribir la coalición no significa solo que los cráneos privilegiados de Podemos estuvieran escenificando un mero juego tacticista de cara a la galería pero con la intención inequívoca de firmar en el último minuto: significa también y sobre todo que Izquierda Unida y Podemos ya no se fían el uno del otro y por eso era preciso poner negro sobre blanco hasta el último detalle del último contrato del último asistente de apoyo al grupo parlamentario o hasta el último céntimo de cuánto percibirá cada partido de los recursos que habrá de asignarles el Parlamento en función del número de escaños obtenidos.

Todo indica que los recursos no van a ser muchos porque los escaños tampoco van a ser muchos. Las encuestas no son fiables: unas hablan de 6 escaños, otras de 8, otras de 10, con una generosa horquilla porcentual situada entre el 4,4 y el 9,1 por ciento. La izquierda no necesita ayuda para suicidarse, se basta y se sobra ella sola.

Cuatro marcas cuatro

El bloque de la izquierda tendrá no menos de cuatro siglas: el Partido Socialista (izquierda moderada), Por Andalucía (izquierda alternativa), Adelante Andalucía (izquierda soberanista) y finalmente Andaluces Levantaos (izquierda andalucista), la formación que lidera el alcalde de Coria Modesto González, sin opciones para lograr escaño pero sí para arrancar un número de votos no despreciable a la hora de sumar los restos. Su partido matriz, Andalucía Por Sí, obtuvo en 2018 en Cádiz más de 8.000 votos y cerca de 6.000 en Sevilla.

Mientras, Más País consigue hacerse con un pasaje en primera clase, con su candidata Esperanza Gómez -buena elección- encabezando la lista por Sevilla, tras haber abandonado la pequeña embarcación bautizada como Andaluces Levantaos, cuyo capitán Modesto prefirió seguir navegando en solitario.

Los otros nombres de la coalición Por Andalucía no suman mucho pero al menos dejan de restar. Iniciativa del Pueblo Andaluz (¿no debería llamarse más bien Iniciativa de UN pueblo andaluz) y Alianza Verde (¿alianza de quién con quién?) hacen bulto en la foto pero apenas tienen peso electoral propio. Sí lo tiene, aunque muy limitado, Equo, que en 2018 logró 4.200 votos en Sevilla y 2.000 en Cádiz, unas papeletas que podrían ser decisivas para asegurarse el tercer escaño por la circunscripción de la capital y el segundo por la gaditana.

Hace cuatro años, Adelante Andalucía logró tres diputados en Cádiz y cuatro en Sevilla, pero la candidatura del partido de Teresa Rodríguez –según unos víctima y según otros verduga del Adelante genuino fundado en 2018– mengua las expectativas de Por Andalucía. El nuevo Adelante de Rodríguez tiene muchas opciones de lograr un escaño por Cádiz y tal vez otro por Sevilla, donde presenta como cabeza de lista -también muy buena elección- a la abogada y activista social de primera hora Maribel Mora.

Definitivamente, pues, habrá cuatro marcas electorales en la izquierda. A la vista de tanto espectáculo, tanto esperpento y tanta chapuza, la pregunta no es por qué cuatro, sino por qué solo cuatro.