El rey Felipe VI ha defendido ante las dos cámaras del Parlamento italiano, reunidas en sesión conjunta extraordinaria con motivo de su visita de Estado a Italia, la necesidad de brindar un "trato digno" a los inmigrantes y una mayor coordinación entre los dos países en materia migratoria.

Entre los temas que ha planteado, ha figurado también el fenómeno migratorio, uno de los puntos de fricción precisamente entre el Gobierno español y el encabezado por Giorgia Meloni en Italia, que entre las medidas que ha adoptado figura el traslado a Albania de migrantes llegados a territorio italiano para procesar allí sus solicitudes de asilo y llevar a cabo su repatriación en caso de ser necesario.

Esto se enmarca en que este miércoles, el Gobierno ha concedido la Gran Cruz de la Orden de Isabela la Católica a Meloni, un premio que condecora a las personas que han prestado servicios “extraordinarios” a la nación. El Boletín Nacional del Estado recopila este nombramiento en un Real Decreto, junto con el nombramiento de otros tres políticos.

Felipe ha pronunciado un largo discurso ante diputados y senadores reunidos en la sede de la Cámara de Diputados en el que ha querido repasar todos los aspectos de la relación bilateral y también los intereses y puntos de coincidencia entre los dos países.

Previo a su intervención en el Parlamento, Felipe y Letizia han asistido a un almuerzo ofrecido en su honor por Meloni, quien además ha mantenido un encuentro con el monarca en el que ambos han estado acompañados por los respectivos ministros de Exteriores, José Manuel Albares y Antonio Tajani -también receptores de la Gran Cruz-.

Ya en el Palacio de Montecitorio, sede de la Cámara Baja, el Rey ha sostenido que España e Italia comparten "la prioridad de fomentar los flujos de inmigración segura, ordenada y regular" acordada en el marco de la Conferencia Intergubernamental para el Pacto Mundial sobre Migración celebrada en Marrakech en diciembre 2018.

"Debemos, como europeos, seguir dando a los inmigrantes el trato digno que se le debe a todo ser humano", ha sostenido, al tiempo que ha defendido que los dos países también necesitan coordinarse "cada vez más, para que el Mediterráneo sea un espacio abierto, próspero, pacífico y sostenible, pues en ello radica la esperanza de futuro para todos los países ribereños y, por ende, de la propia Europa".

Según el monarca, "los retos que Europa tiene ante sí son complejos e ingentes" en ámbitos como la seguridad, la crisis climática, la transición energética o la gestión de las migraciones, pero también en lo relativo al crecimiento económico, la equidad del bienestar social o de gobernanza ante la ampliación.

No obstante, ha recalcado, "no hay reto, desafío o amenaza, por grave que sea, que justifique que nos apartemos de nuestra identidad y camino europeos". "El precio que pagarían nuestros ciudadanos, el que pagaría la propia Europa y el que pagaría nuestra civilización sería inasumible", ha prevenido. "No lo olvidemos", ha remarcado.

La fragilidad de la paz

"Qué frágil es la paz, incluso cuando se logra; y cuán necesarios son y serán siempre el derecho y la diplomacia para avanzar en ese camino sin término; y cuánta voluntad, coraje, generosidad y liderazgo de altura necesitamos para cooperar profunda y sinceramente hacia una mayor estabilidad, cohesión y concordia en el mundo", ha aseverado Felipe.

Ha mencionado tanto el conflicto en Ucrania, reiterando el apoyo a este país, como en Oriente Próximo, reclamando una vez más un alto el fuego, la liberación de los rehenes en manos de Hamás y pidiendo la entrada de ayuda humanitaria a Gaza, además de respaldar la solución de dos Estados "como la única solución posible que sea durable y justa".

Don Felipe se ha referido también a África, subrayando que "toda solución creíble a los grandes desafíos de nuestro tiempo pasa por esa región, y por ello ocupa un lugar preferente en las agendas exteriores de España e Italia".

Además de los "conflictos desgarradores, hambrunas recurrentes, desplazamientos masivos, expansión del terrorismo y la radicalización sin freno" así como de la "fragilidad institucional y la intromisión de intereses geoestratégicos y extractivos externos" que asolan este continente, también hay que "ver y apreciar su enorme potencial, esa riqueza cultural y humana que la convierte en una región clave para nuestro futuro".

Esto se enmarca en un contexto de la crisis migratoria siria, donde la caída del régimen de Bashar al Assad ha provocado incertidumbre sobre el futuro de los 6,3 millones de refugiados sirios actualmente. Varios países europeos, incluyendo a Italia, han paralizado la tramitación de solicitudes de asilo a la espera de la formación del nuevo gobierno sirio.

Relaciones bilaterales

El rey ha tildado a la relación entre España e Italia de "hermanos". "Nuestros lazos provienen de nuestra historia; de la raíz latina que es común entre nuestras lenguas; de nuestra pertenencia a un horizonte geográfico y cultural (...) que es, al mismo tiempo, europeo y mediterráneo, y que tiene una clara vocación latinoamericana".

El monarca ha advertido de que la "fortaleza y la vitalidad" de las relaciones bilaterales, que en 2025 cumplirán 160 años de historia, deben valorarse "con orgullo, pero sin complacencia". Así, ha apostado por que lo realizado hasta ahora "sea el prólogo de todo lo que nos queda por vivir, en un intercambio cada vez más amplio y fructífero".

"Este mundo cada vez más complejo, trepidante y competitivo sigue muy necesitado de nuestra sensibilidad mediterránea, de nuestra política exterior basada en principios y valores y de nuestra firme voluntad de trabajar por un futuro mejor, que llegue a todos", ha defendido, para concluir mostrando su convencimiento de que "Italia y España seguirán caminando juntas con profundo respeto y amistad por las sendas no siempre fáciles del mundo del siglo XXI".

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