El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha pasado a la ofensiva contra el presidente de Pedro Sánchez. Si hasta el pasado lunes mantenía un poco la equidistancia y comparaba la actuación de Javier Milei con la del homólogo en nuestro país ahora, ya sí, va con todo.

El responsable ‘popular’ ha protagonizado la última subida de tono este martes en la presentación de la conferencia de la candidata de su partido a las elecciones europeas, Dolors Montserrat, organizado por el diario La Razón. Durante el evento, Feijóo ha solicitado al jefe del Ejecutivo una campaña de propuestas y programa ante los comicios europeos del 9 de junio que no esté basada en “montajes”.

En esta línea, el gallego ha vuelto a traer a colación los insultos del presidente argentino el pasado domingo en el acto de Vox en el que Milei llamó “corrupta” a la mujer de Pedro Sánchez, Begoña Gómez, y señaló, entre otras cosas, que el socialismo había provocado “150 millones de muertos”. En concreto, en la presente ocasión Feijóo ha dicho que desde el PP pretenden “servir a nuestro país y no utilizarlo”, así como que las empresas “sigan exportando al resto de Europa y del mundo” mientras ha acusado al líder del Ejecutivo de “poner en peligro que el segundo inversos que es España, en Argentina, tenga una profunda crisis institucional y diplomática”.

La realidad de Milei con los empresarios

Feijóo y el PP en su conjunto se proclaman adalid de la bajada de impuestos y de defensores de los empresarios. Sin embargo, seguramente seguir el ejemplo de Milei no sea la mejor manera de demostrarlo. Y defenderle acusando al Gobierno de España de una política que, en realidad, sigue su homólogo en el país latinoamericano, tampoco.

La realidad es que las grandes compañías pensaban que las políticas extremadamente liberales del político ultra traerían una época de bonanza y, nada más lejos de la realidad, solo están sirviendo para empobrecer a la clase trabajadora con el objetivo, sin éxito, de reconducir la macro y enriquecer a la oligarquía argentina. En la práctica, Milei no está favoreciendo tampoco a las empresas, ni a las nacionales ni a las internacionales. A continuación, algunos ejemplos.

El máximo responsable del territorio albiceleste ha implementado un impuesto del 15% sobre los bienes exportados a las empresas pesqueras gallegas con negocio en Argentina. Además, este hecho no diferencia entre sectores, y es que todas las compañías de nuestro país tendrán que pagar más gravámenes que con el Ejecutivo que precedió a Milei.

Otro caso palpable del maltrato del líder de La Libertad Avanza a compañías y en detrimento de la clase trabajadora es que utiliza y aumenta un impuesto kirchnerista mientras proclamaba a bombo y platillo en sus mítines que los impuestos “son un robo”. Sin embargo, el escenario actual vuelve a desmentir al “león de la libertad”, ya que las compañías españolas tendrán que pagar más por el tributo Para una Argentina Inclusiva y Solidaria, más conocido como impuesto PAIS, creado en 2019 por el último presidente del kirchnerista del país, Alberto Fernández.

Este tipo establece un recargo del 35% sobre la compra de divisas extranjeras para batallar contras las transacciones y, desde su llegada, el presidente argentino ha elevado varios de sus componentes. Este es el ejemplo de la retirada de inversiones generadas por no residentes, como son las empresas españolas, que han pasado de pagar un 7,5% a tener que abonar en la actualidad un 17,5%. Dicha tasa a giros de utilidades y pagos de dividendos e inversiones está en estos momentos sujeta al PAIS con el mismo valor que afrontan las importaciones al realizar el cambio de moneda necesario para sus operaciones.

Pasa lo mismo si lo que se quiere es cambiar los pesos a dólares. Antes, el impuesto de ganancias era del 35% y ahora lo es de un 45%, y un 30% por el tributo PAIS. A ello hay que añadirle el gravamen del 17,5% para importaciones y exportaciones, así como el 8% que afecta a servicios digitales como las plataformas de música o streaming o el 25% sobre la adquisición en el exterior en el país -prestados por no residentes- de los servicios de mensajería o seguros.

El tributo, que se entendería dentro de una lógica de izquierdas que cree en el que más aporte quien más pague, encarece la compra de dólares, los fletes y transportes del comercio exterior, a la vez que agrava las importaciones y las exportaciones.