No ha podido ser gratuita la elección de la fecha de encuentro entre Felipe VI y Pedro Sánchez en el palacio de Marivent. Se ha celebrado justo un año después de que Juan Carlos I saliera de España rumbo a lo desconocido, que acabó siendo Abu Dabi.  En el diálogo con los periodistas tras el encuentro, el Presidente del Gobierno mantuvo silencio sobre las actuaciones del Rey emérito y tampoco cedió un milímetro en su posición de apoyo a la Monarquía, aunque apuntó sentirse satisfecho por las modificaciones todavía en estudio para renovar la Casa Real. Sánchez ignoró en todo caso, las afirmaciones de su ministra de Derechos Sociales y secretaria general de Unidas Podemos, Ione Belarra, que había calificado al emérito de “grave anomalía democrática” en razón de los escándalos.

Trecientos sesenta y cinco días después de que el emérito justificara su “meditada decisión” de trasladarse al extranjero por la repercusión pública de las informaciones sobre sus cuentas en paraísos fiscales y su deseo de contribuir a que el actual Jefe del Estado pudiera trabajar desde la tranquilidad y el sosiego que exige su cargo, surgen nuevas informaciones sobre los movimientos financieros en cuentas relacionadas con Juan Carlos I. Sin negarle la voluntad de preservar a su sucesor de tan sospechosos trasiegos, las noticias que se conocen del alcance o las modalidades de esos dineros depositados aquí y allá deben actuar como auténticos misiles que perturban la calma de Felipe VI. Del mismo modo que le deben resultar inquietantes las declaraciones de la ex amante real, Corinna, cuando sale a la palestra reclamando derechos o echando en cara obligaciones del anterior soberano.

Qué diferentes han sido, pues, los temas tratados en la audiencia anual de Marivent. En agosto del año pasado año, el Gobierno desconfiaba de la postura de Esquerra Republicana en el Congreso de los Diputados. El ambiente preelectoral en Cataluña, agudizado por la crisis que se vivía con la pandemia era inquietante. El virus llevó al entonces presidente Quim Torra a comparecer para dar cuenta de los 100.000 casos positivos registrados. En esta ocasión, en cambio, Sánchez pudo dar cuenta a Felipe VI de que en la reunión bilateral habida entre el Gobierno y el Govern se alcanzaron algunos acuerdos, como reducir la conflictividad entre ambos Ejecutivos, la transferencia de becas y otros traspasos viables, además de poner otra vez en marcha comisiones bilaterales como la de asuntos económicos y fiscales y la de infraestructuras. Hay que dar cuenta también de los avances para ampliar el aeropuerto del Prat, aunque quedan muchas cuestiones pendientes. El Govern estuvo de acuerdo en personarse en la próxima a Reunión de Presidentes para tratar sobre los fondos europeos. De hipotéticas consultas sobre la autodeterminación y otras cuestiones sensibles, dentro de la Constitución, según apostilla del Ejecutivo, veremos qué habrá que decir en septiembre.

Con la vacunación a buen ritmo, el envío de vacunas a terceros países muy necesitados de ellas, y unas perspectivas económicas halagüeñas, la audiencia de este verano en Marivent habrá sido mucho más afable y tranquila que la del año anterior. La verdad es que, guardando las necesarias precauciones por el covid, merecemos pasar unas vacaciones sin muchos sobresaltos, a la espera de que venga el otoño en condiciones esperanzadoras. En cuanto a la derechona, si quiere, que siga ahogándose en su propia estrategia. Allá ellos.