Este lunes los cimientos de Ciudadanos temblaban después de un tenso cara a cara protagonizado ante la prensa por parte de la portavoz de los naranjas en el Congreso, Inés Arrimadas, y el vicepresidente de Castilla y León, Francisco Igea. Un encuentro que finalizaba con ambos citándose en las urnas los próximos 7 y 8 de marzo en el que saldrá el sucesor de Albert Rivera.

“Estábamos reunidos en un despacho hablando sobre la enmienda e Inés me ha hecho salir delante de los medios para hacer esta escena. Un poquito de sobreactuación”, lamentaba horas más tarde en ‘Hora 25’ Igea.

No obstante, tan importante ha sido el qué se ha dicho que el cómo. Y en este contexto, no han pasado desapercibidos las reiteradas palmadas -hasta seis se cuentan- que le daba Arrimadas en el hombro de Igea antes de despedirse. Unas imágenes que han recordado a otra escena histórica protagonizada por Juan Carlos Monedero, cofundador de Podemos, y Soraya Sáenz de Santamaría, exvicepresidenta del Gobierno, en las que el dirigente morado le agarraba, con ambos brazos, los hombros a la popular y le trasladaba su alegría por la salida del PP del Gobierno, tras la moción de censura contra Mariano Rajoy. La instantánea fue muy criticada y diferentes personas acusaron al exsecretario de Programas de Podemos de machista, y este se vio obligado a pedir perdón horas más tarde.

Por todo ello, ElPlural.com se ha puesto en contacto con José Luis Martín Ovejero, experto en comunicación no verbal, profesor del Centro de Estudios Financieros y autor del libro Tú habla que yo te leo (editorial Aguilar), para que, desde el prisma de la comunicación no verbal, dé su punto de vista sobre el cara a cara entre Arrimadas e Igea. Esto es lo que nos ha contado:

Dos comportamientos muy diferentes

1. Se advierte a Arrimadas segura de sí misma y, pese al poco espacio con el que ambos cuentan para gesticular con sus manos, ella lo consigue, lo que le aporta mayor poder de convicción a su mensaje. Los gestos ilustradores que remarcan el contenido de las palabras son muy positivos para cualquier persona que quiera otorgar mayor fuerza a sus argumentos.

2. Arrimadas mantiene una mirada directa prácticamente en todo momento hacia Igea, mientras que él la desvía y baja en múltiples ocasiones. De nuevo ella vence a la hora de transmitir seguridad. Él transmite cierta inseguridad y/o incomodidad.

3. Los contactos físicos que se establecen son de Arrimadas hacia Igea principalmente, incluso con varias palmaditas en el hombro de él, gesto que repite reiteradamente. Este tipo de contactos acostumbran a hacerse por quien se considera superior hacia un inferior. También entre colegas, aunque en este caso suelen encontrar respuesta similar. ¿A que no nos imaginamos dando palmaditas en el hombro o la espalda a nuestro jefe? Pues así lo vemos claro.

4. La iniciativa verbal es constantemente de ella. A él casi no le deja acabar sus frases. Arrimadas parece tener claro lo que le quiere decir a Igea, resultando secundario lo que él intente expresar.

5. El acercamiento para despedirse con un par de besos en la cara es también de ella. Arrimadas marca siempre los tiempos y los actos.

6. Incluso el volumen de la voz es más firme y seguro el de ella que el de él, que a veces resulta casi inaudible. Esto es algo que también transmite confianza en sí misma.

7. Y un momento muy llamativo ha sido cuando Arrimadas le dice a Igea que "pase lo que pase vamos a seguir unidos, adelante y reforzados…” mientras lo niega con su cabeza. Podría indicarnos que no confía mucho en esto que afirma.