El Gobierno y la familia Franco volvieron a reunirse para ultimar los flecos de la exhumación del dictador del Valle de los Caídos y su posterior inhumación en El Pardo. Según informa La Razón, el Ejecutivo ha concedido a los herederos que la misa del entierro sea oficiada por nada más y nada menos que Ramón Tejero, el hijo del golpista Antonio Tejero.

Esta ha sido una de las peticiones oídas y aceptadas por el Ejecutivo de Pedro Sánchez. El ambiente de este encuentro, al que acudió Francis Franco y el abogado de la familia, Luis Felipe Utrera-Molina, fue “muy tenso” después de que el Gobierno rechazara la totalidad de lo solicitado por los herederos en el escrito al Consejo de Ministros.

Una de estas negativas llegó en la petición a que el féretro del dictador en la inhumación esté cubierto por la bandera de la España franquista, con el Águila de San Juan bordado, con la que se le enterró el 23 de noviembre de 1975. La familia desistió y rebajó su petición a que esta no llevara “escudo”, pero también fue rechazado.

La concesión que Moncloa ha hecho a la familia del dictador ha sido la de permitir una misa “breve e íntima” en el momento de la inhumación y esta será oficiada por el sacerdote Ramón Tejero Díez, más conocido en los círculos andaluces como Rojete, el flojete.

Utrera-Molina pidió que se respetara la “libertad religiosa” de sus clientes para que pudieran realizarse los oficios en los lugares de la exhumación y la inhumación. Por lo tanto, si el segundo correrá a cargo de Tejero, el primero recae sobre las manos del polémico prior del Valle de los Caídos, Santiago Cantera, quien se opuso al dictamen del Supremo hasta el pasado viernes.

Rojete invisible

ElPlural.com lleva tiempo informando de la labor del polémico párroco. Sus actuaciones le han valido el apodo de “Rojete, el flojete”. Los vecinos de La Cala del Moral han comentado que el cura Tejero es algo “soberbio”, un poco “prepotente” y, en definitiva, un personaje “estirao”.

Los vecinos llegaron a solicitar una reunión con él. Una cita que él ignoró, levantando las ampollas de los ciudadanos del pueblo en el que reside pero en el que no se deja ver.

Pero si hay algo que no gusta a los vecinos, es que este cura es poco dado  a ofrecer misa. Lo normal es ver a otro sacerdote auxiliar, alguno sudamericano, incluso, haciéndolo por él. “Tiene curas ayudantes que lo hacen por él, recientemente un cura sudamericano”, nos afirmó una vecina testigo de ello.

Y volviendo a su supuesta poca “afición” a los oficios religiosos, tampoco acude a las procesiones de Semana Santa, y, algo escandalizados, los feligreses reconocían que tampoco a la del Corpus. "¡Habrase visto un pueblo sin cura en el Corpus!". En ocasiones esa ausencia reiterada de las procesiones locales las ha excusado alegando que “estaba malo… pero tiene muy buen color de cara”. Y aunque vive en La Cala no hace vida social, ni se le suele ver por la calle: ¡Rojete el flojete!