Pío García Escudero, José Luis Martínez-Almeida e Isabel Díaz Ayuso hicieron de maestro de ceremonias de Alberto Núñez Feijóo en el acto de campaña del gallego en Madrid para gobernar el Partido Popular. Un mitin para cerrar heridas, para exhibir con vehemencia un manto de unidad que Pablo Casado no supo tejer. No obstante, pese al buen ambiente y las bromas, los dos presidentes autonómicos marcaron territorio con una serie de advertencias en forma de píldora.

Las bromas del alcalde Almeida allanaron el camino para su partner, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Si bien todos los intervinientes en el mitin pusieron el foco de sus alegatos en la unidad del Partido Popular en esta etapa post Casado, la jefa del Ejecutivo regional y el futuro presidente de la formación conservadora hallaron los subterfugios óptimos para dedicarse mutuamente alguna amenaza enmascarada entre buenas y ambiguas palabras.

Pedro Sánchez fue el eje sobre el que los conservadores giraron en el acto de campaña de Feijóo en la capital. De hecho, en sus breves diez minutos de alegato, Ayuso despejó todas las dudas -si es que existieran- de que seguirá actuando como hasta ahora. Es decir, diciendo lo que piensa, sin tapujos, le guste o no al presidente del Gobierno o, en su defecto, a todo aquel que se le cruce en su camino.

Ayuso expresó su apoyo al dirigente gallego al frente del Partido Popular en esta nueva etapa, pero lo que empezó como una concatenación de halagos y palabras amables se transformó, momentáneamente, en un aviso al propio Feijóo: “Estamos al servicio de España, somos [el PP de Madrid] una retaguardia. Somos un equipo de soldados, presidente, que te vamos a acompañar ahora en este momento crítico, pero somos un equipo que tiene poca paciencia para las tonterías, poco aguante para las imposiciones y que está preparado para dar lo mejor de sí mismo, para un proyecto que merezca la pena”.

Ayuso marcó territorio, pero, pese a ello, celebró al mismo tiempo que la llegada de Feijóo ya ha traído paz al Partido Popular y al “centro-derecha”, solo con presentarse al congreso extraordinario. Asimismo, le agradeció su valentía al abandonar la comodidad de la mayoría absoluta en Galicia y diera el paso en un “momento fundamental” para asumir el trono de Génova.

Feijóo recoge el guante

Cabría esperar que, con la excusa de mantener la paz en el partido, Feijóo decidiera no entrar en el cuerpo a cuerpo con su compañera, pero nada más lejos de la realidad. El gallego no dudó en marcar territorio y le lanzó diversos dardos. Uno de ellos pasó por la exigencia de que el partido no rehúya el centro y que gobierne desde el “centro” y para “todos”. Subrayó que Ayuso y Almeida forman un gran “tándem ganador” en Madrid, delimitando el radio de acción de la presidenta madrileña.

Pero Feijóo también admitió que, al principio, dudaba de que Ayuso fuera una política con fondo y recorrido. Explicó que esta opinión cambió cuando la vio en las diversas conferencias de presidentes que se celebraron a lo largo de la pandemia. “Esa imagen de ella con covid, en la habitación de un hotel… Vi tal solvencia y seriedad que me quedé impactado para siempre”, admitió.