Nunca, en la historia democrática de Andalucía, los ciudadanos habían ido a las urnas con un presidente que no fuera del PSOE. Será la primera vez que San Fernando y San Telmo sean una misma cosa, lo que supone una verdadera alteración del panorama político en esta tierra. Será clave el papel de los consejeros en estos comicios. El poder vende. Las caras más conocidas del Gobierno serán reclamo electoral y hacerles hueco en las listas hará que cambien las reglas del juego.

Una de las leyes no escritas del PP andaluz es que los puestos de salida en las listas eran para los presidentes provinciales, que en muchas ocasiones eran también alcaldes. Esa norma consuetudinaria quedará rota en estas elecciones. Juanma Moreno ya está al habla con los presidentes provinciales, elegidos en la última parte del corto mandato de Casado y García Egea. Algunos de aquellos Congresos fueron una pelea a cara de perro entre Génova y San Telmo.

El inquilino de San Telmo ha buscado el mejor momento electoral posible para su formación política. Los factores que más han pesado en la decisión han sido: el freno al ascenso de Vox, por su costado derecho, y aprovechar el momento de absoluta debilidad del PSOE, con un candidato con poco conocimiento entre la población y escasa penetración en la Andalucía rural, por su izquierda.

Uno de los grandes logros de Moreno ha sido desactivar la ofensiva del Trifachito. No olvidemos que los partidos de izquierda llegaron a rodear el Parlamento de Andalucía el día que el actual presidente se sometía a la sesión de investidura. La caída en desgracia de Susana Díaz hizo que el PSOE entrara en una crisis jamás conocida en la historia de Andalucía. El temible gigante electoral, sin San Telmo y su estructura de poder, se convertía en un torpe gólem con pies de barro y sin capacidad de reacción. Moreno lo tuvo claro desde el primer día. Tocaba ocupar el centro, cuidar al socio y darle estabilidad a una tierra que con un resultado electoral pobre le había permitido obrar el milagro: los andaluces habían perdido el miedo al cambio. Aznar llegó a la mayoría absoluta cuando los españoles se carcajeaban del aquel dóberman que Guerra preparó en el 96 para que el miedo a la derecha frenara el cambio. En el sur, Moreno había logrado lo que consiguió Aznar: nada molesta más a la gente que le digan a qué debe temer. El secreto del éxito del PSOE en Andalucía fue que sus candidatos se parecían a los andaluces. Algo parecido pasa con el actual presidente.

La gestión de la pandemia, y su capacidad de encontrar un liderazgo sólido sin gritar, su mando tranquilo, han sido claves. Moreno fue capaz de afianzar su liderazgo acompañando a los andaluces y con una gestión con pocos errores y ningún escándalo. Mientras Isabel Díaz Ayuso y Martínez-Almeida se disputaban los programas de máxima audiencia, Moreno ponía el foco en hacer bien el reto más importante de su carrera: gestionar el éxito con el que soñó Arenas y que, aún ganando, no pudo cumplir. A veces lo peor de un político es morir de éxito y perder el foco. La segunda legislatura de Aznar es un gran ejemplo de eso. Moreno ha madurado políticamente como ningún otro barón en esta crisis. Ha sido capaz de olvidarse del corto plazo y de pensar en los cantos de sirena del futuro y se ha dedicado a hacer lo que tenía que hacer: Política desde el territorio, influir desde la comunidad más poblada de España.

Una de las caras de ese éxito en la gestión ha sido el consejero de Sanidad, Jesús Aguirre. Nunca pudo pensar Juanma Moreno cuando nombró a ese médico de pueblo que había elegido tan bien. Los andaluces han encontrado en el político cordobés el médico de familia que necesitaban que entrara en sus casas. El caso de Aguirre nos sirve para explicar el “efecto consejeros” que vivirán las listas electorales con las que el PP irá a las elecciones del 19 de junio.

La lista de Córdoba tiene tres rostros muy conocidos en Córdoba y con peso en lo orgánico y en lo institucional: dos de ellos, además, con un gran cartel electoral. José Antonio Nieto ha sido alcalde de la ciudad de los Califas por mayoría absoluta y hoy es el portavoz del PP en la Cámara andaluza. Si el cartel de Nieto es bueno, el de Aguirre es igual de atractivo o incluso más. Suya es la cara de la gestión de Moreno en la materia más sensible de la legislatura: aquella terrible pandemia. Un tercer nombre está en la mesa de Juanma Moreno para hacer la lista de su partido en la ciudad. En el Congreso Regional, donde Juanma Moreno cambió las estructuras del PP andaluz, colocó en el número tres a Antonio Repullo. El abogado cordobés llegó al Congreso andaluz siendo delegado de la Junta de Andalucía y salió con despacho en la calle San Fernando y con el número tres del nuevo organigrama del PP de Moreno. Las listas electorales en Andalucía son cremallera. Si el uno es hombre, el dos será mujer, y así sucesivamente. Así que, si Juanma apuesta por que sus consejeros ocupen el número uno ya será imposible que el presidente del PP de Córdoba, Adolfo Molina, hoy diputado autonómico, encuentre acomodo en las listas en puestos de salida. El ejemplo de Córdoba sirve para otras muchas provincias. El presidente tiene que hilar fino, necesita a los mejores al frente de las listas, pero también necesita tener las estructuras orgánicas enchufadas y motivadas. Eso es uno de los factores diferenciales del PP sobre Vox. El PP tiene una gran implantación en Andalucía que el partido de Santiago Abascal no tiene.  Juanma sabe mejor que nadie que necesita la estructura del PP en cada provincia activo y sin lamerse heridas frescas del pasado más reciente.

Un PSOE jibarizado

Mientras, en San Telmo y San Fernando aún se trabaja en la confección de las listas, en el PSOE ya están cerradas. Llama mucho la atención la lista de Sevilla y su número dos: Adela Castaño. Su mayor hito en política es una frase que dejo en un mitin de campaña en las elecciones municipales de 2011. La señora Castaño usó el trazo grueso y acusó a los vecinos del barrio de Los Remedios de personas que se levantaba más tarde de las 12. Aquel domingo 22 de mayo de 2011 terminó con 20 concejales para Zoido y 11 para el PSOE de Juan Espadas.

Pedro Sánchez y Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, personaje clave en el PSOE andaluz, decidieron borrar el susanismo sin compasión y en esa operación han asumido muchos riesgos. El gran alcalde del PSOE en Andalucía, Espadas, se fue a la carrera a la Junta con el dedo de Ferraz señalándolo.

Ni una sola encuesta de todas las que se han publicado hasta el día de hoy dan posibilidad de victoria en las urnas a un PSOE jibarizado. Las sumas además producen melancolía. A la izquierda de la izquierda, el desencuentro y las cicatrices tras el divorcio traumático entre Teresa Rodríguez y Pablo Iglesias, y con una Izquierda Unida incapaz de emular a la de Luis Carlos Rejón y Antonio Romero, o el posterior Diego Valderas. Aquellos tiempos se diluyeron con la rendición ante Podemos. La sonrisa de la vicepresidenta Díaz no es suficiente para articular una opción electoral en la comunidad más poblada de España.

Así las cosas, queda claro qué Juanma Moreno ha elegido su mejor momento y que firmaría pasar por las urnas y poder repetir socios de Gobierno. Juanma Moreno sabe que su vida será más sencilla con un vicepresidente como Juan Marín. El carácter de Macarena Olona y la capacidad electoral de Vox de cara a unas generales son una bomba de relojería para el propio y moreno y para Feijóo, que ha huido de la foto con Abascal en la toma de posesión de Mañueco.

Así las cosas, los socios de Gobierno han llegado al final de la mejor manera posible. Juan Marín y los consejeros naranjas sigue en sus cargos gobernando en funciones, nada que ver con las formas de Ayuso con el defenestrado Ignacio Aguado o el traumático espectáculo de Igea enterándose del adelanto electoral en directo mientras era entrevistado por Carlos Alsina.

El último cuarto de Juan Marín

Ninguna encuesta sitúa al político de Sanlúcar en posición de repetir, pero tampoco nadie es capaz de enterrarlo. El pacto al que han llegado Moreno y Marín permite al de Ciudadanos llevar el traje de vicepresidente hasta el último día. En las últimas horas hemos tenido dos claros ejemplos. La bajada del paro en Andalucía: la Consejería de Empleo es naranja y la de Turismo la dirige el propio Marín. Seguir siendo vicepresidente te permite también recibir al Betis y que Joaquín publique un post en sus historias de Instagram dándole las gracias al futuro candidato de Ciudadanos. Marín tiene un papel que jugar desde su moderación. Buscar el cuerpo a cuerpo con Olona, dejará a Moreno en el centro sin tener que cambiar su tono de moderación.

Marín es un político que siempre ha superado las encuestas. Hace unos meses todos lo daban por muerto, ahora tienen dudas si estaba de parranda o fabricando la moto que ahora le toca vender. Todo está a favor de Moreno, él ha elegido el momento y suyo será el éxito o el fracaso de este adelanto electoral. Pero apunte esto: Si la jugada le sale, será el barón con más poder del PP y cumplirá el sueño de Arenas por segunda vez.