El bloque de la moción de censura se ha resquebrajado y los independentistas han tumbado los Presupuestos Generales del Estado (PGE) del Gobierno de Pedro Sánchez, lo que ha abocado a elecciones. El presidente ha comparecido a las 10:00 horas de la mañana para anunciar la fecha: el día 28 de abril, tal y como adelantó ElPlural.com. Tiempo ha que todos los partidos tienen puesto el traje de la pre-campaña, pero desde la agitación provocada por la figura del “relator”, el calendario se ha precipitado y las formaciones diseñan sus estrategias, argumentario y, en definitiva, pisan el acelerador.

La convocatoria de elecciones lo cambia todo. Atrás quedan las fotografías de familia como la de Colón, en la que compartían píxeles Pablo Casado, Albert Rivera y Santiago Abascal. Tampoco se verán esos “gestos” que los independentistas han pedido sistemáticamente a Sánchez. La campaña ya es oficial, ya hay fecha, la carrera ha empezado y esto es un juego individual en el que los desmarques son el denominador común y la distinción, un valor añadido.

Una foto rota

PP y Ciudadanos entraron en cólera tras la comparecencia de la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, en la que explicó el rol del “relator”, aunque sin mucho éxito, dicho sea de paso. Los populares y los naranjas convocaron sendas manifestaciones contra el Ejecutivo a las que se sumó Vox. Pidieron ir, únicamente, con banderas de España y lemas anti-Sánchez: “Sin siglas”. De hecho, tres periodistas fueron los encargados de leer el manifiesto acordado por los tres partidos. Y una foto retrató el momento. Casado, Abascal y un incómodo Rivera que se rodeó de los suyos para evitar ser salpicado por la ultraderecha. Pero ya le ha advertido Aitor Esteban portavoz del PNV en el Congreso, que esa foto le perseguirá por Europa siempre.

Rivera convocó otra concentración para este fin de semana a la que confirmaron su asistencia PP y Vox, según avanzó ElPlural.com. No obstante, Manuel Valls dijo, “de momento”, ‘no’ al líder naranja. Pero no habrá más fotos de la “unidad frente a Sánchez”. La campaña ha empezado, el PP ha iniciado su ofensiva contra Ciudadanos para robarle votos y, para evitar más instantáneas, Rivera ha desconvocado la concentración de Barcelona.

La estrategia de Casado

El líder popular ya ha esbozado los pilares fundamentales de su discurso de campaña: Cataluña y solo Cataluña. Casado admitió en una conversación con periodistas en los pasillos del Congreso que reconducirá su argumentario para “no morder el anzuelo” de nuevo y hablar más del 155 y no de la ley del aborto y de Franco.

La postura con Cataluña sirve para marcar distancia con PSOE y Podemos, pero no para distinguirse de Ciudadanos y Vox. Pero Casado tiene ya tiene un plan.

Lo adelantó en una conversación en el parlamento con periodistas y lo ejecutó por primera vez a través de su cuenta oficial de Twitter: “Los españoles tienen derecho a saber. Si se convocan elecciones, ¿Sánchez está dispuesto a comprometerse a que nunca va a pactar con los independentistas? ¿Hay algún otro partido dispuesto a revalidar el pacto del abrazo, es decir, un acuerdo con Sánchez? Hay que dejarlo claro”.

Así, parece que su estrategia con respecto a Rivera es clara: presentarles como socios del PSOE de Sánchez.

Ahora bien, ¿y Vox? El presidente del PP optará por no mentarles porque posee el “votante descarriado” al que quiere volver a enamorar. Por otro lado, buscará entrar en el cuerpo a cuerpo con el PSOE, no con Podemos, porque considera que sería darles alas a los morados: “Eso sería peligroso”.

Ciudadanos, a la derecha, pero no tanto

Los naranjas no tardaron en responder a la pregunta de Casado sobre si pactarán con los socialistas. "Vamos a las elecciones para sacar a Pedro Sánchez de la Moncloa" y que el próximo presidente sea Albert Rivera; por tanto, "cerramos la puerta a cualquier pacto con Pedro Sánchez o con el sanchismo", sentenció el secretario general, José Manuel Villegas.

Fuentes internas de Ciudadanos reconocen a ElPlural.com que tratarán de situarse en el centro del espectro ideológico para pescar los votos del PP moderado dada la ultraderechización de Casado al tiempo que explota el acercamiento de Sánchez con los Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y PDeCat para capturar el votante socialista más conservador. De ahí las referencias de Rivera a Emiliano García-Page, Guillermo Fernández Vara y Javier Lambán, todos ellos críticos con el presidente del Gobierno y con la negociación con los soberanistas.

PSOE, Podemos y los independentistas

Desde que los socialistas rompieron las negociaciones con el independentismo, recurrieron a una construcción discursiva mediante la cual metían en el mismo saco a soberanistas catalanes y a las derechas. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, comenzó su discurso de defensa de los Presupuestos denunciando que independentistas, PP y Ciudadanos votarían conjuntamente: “¿No será que viven mejor en la confrontación?”. Asimismo, aprovechó para poner tierra de por medio con el independentismo asegurando que se equivocaron al pensar que el Gobierno permitiría incluir en la agenda de negociación el derecho de autodeterminación porque “ni queremos no podemos” ponerlo en “ningún orden del día”. Un mensaje en el que ha incidido el propio Sánchez durante su comparecencia de hoy en Moncloa al espetar que “dentro de la Constitución, todo; fuera de la Constitución, nada”.

La lucha entre los naranjas, que situarán al PSOE cerca del independentismo; y la de los socialistas, que tratarán de salir de dicho corsé, se prevé encarnizada.

Por su parte, Podemos, empieza la carrera al 28 de abril estancado en las encuestas, con Pablo Iglesias de baja por paternidad, en horas bajas por el órdago de Íñigo Errejón y con la incertidumbre de cómo encarar una campaña en la que el tema que más le desgastó, Cataluña, será el denominador común en cada mitin, debate o evento.

Asimismo, será digno de análisis el juego de cintura y las tensiones y distensiones de un discurso que tratará de diferenciarse del PSOE de Sánchez al tiempo que admitirá que deberán gobernar juntos. Y en esta ocasión, sí que pedirán entrar en el Gobierno.

Eso sí, con la irrupción de Vox, es evidente que no llegará a la Moncloa quien gane las elecciones, sino que la aritmética parlamentaria será el juez y el verdugo.