“No se han enterado de nada o nos están tomando por tontos”. Sin Inés Arrimadas presente, Ciudadanos convocó una Asamblea para afiliados este lunes en el hotel Meliá Barajas de Madrid en la que se debatió el nuevo rumbo que ha de tomar el partido tras la debacle electoral del pasado 10 de noviembre, la marcha de Albert Rivera y los malos augurios que anuncia la demoscopia en una formación que es incapaz de renovar esperanzas.

Diputados regionales, concejales y afiliados tomaron la palabra ante una mesa presidida por Manuel García Bofill, presidente de la Gestora hasta el 15 de marzo -fecha en la que Inés Arrimadas será, previsiblemente, elegida presidenta del partido-. Pese al intento reiterado de los barones naranjas de amansar a las fieras, fueron muchos los presentes que arremetieron con dureza contra la cúpula del partido.

Mientras el propio Bofill, Ignacio Aguado o Begoña Villacís, entre otros, trataban de reducir a los díscolos asegurando que nunca ha habido pucherazo en Ciudadanos, los afiliados hacían pública su queja y preguntaban abiertamente cómo podían fiarse teniendo en cuenta los precedentes: “Si nos hacemos trampas a nosotros mismos, ¿cómo exigimos a los de fuera que no las hagan?”.

En un acto sin prensa, los dirigentes recordaron a Albert Rivera, camuflando su labor entre ovaciones teledirigidas y poca autocrítica -algo que provocó un runrún incesante en el transcurso del acto-. También hubo espacio para agradecer sus servicios a Fran Hervías, número tres del otrora líder de la formación y apartado de su puesto por la presión de buena parte de los críticos.

Pero si hubo un tema que monopolizó el debate fueron las sospechas de corrupción en las primarias de la formación. Merece la pena recordar que un amplio sector del partido ha pedido que las votaciones en la V Asamblea del partido se realicen en urna y no por vía telemática. El escándalo de las primarias, destapado en Castilla y León después de que se apreciaran votos masivos a favor de la candidata predilecta de Albert Rivera, no se olvida en el partido. Tal y como ha explicado ElPlural.com, el proceso de elección interna está judicializado en Madrid, Cantabria y Murcia. En el último de estos escenarios incluso salieron a relucir peritos informáticos que alertaban de que una gran cantidad de votos habrían sido emitidos desde fuera de la región.

La tensión que se vivió en el encuentro naranja fue máxima. Buena parte de los afiliados decidieron abandonar la sala, mientras otros, contrariados, reprocharon a los presentes que no aceptaran la crítica y dificultasen la opción de votar en urna ante las sospechas de ‘pucherazo’ que rodean a la formación. “No ha habido trampas nunca”, alegó el presidente de la gestora. Más dura (y criticada) fue Araceli Gómez, diputada de la formación en la Asamblea de Madrid, que culpó abiertamente a los afiliados del desastre en los comicios por no convencer a sus familiares de que votasen. 

Entre acusaciones inverosímiles, la promesa de renovación volvió a encontrarse con el recelo de ida y vuelta entre continuistas, reformistas y rupturistas. El voto telemático, la ausencia de democracia interna y el nulo papel del afiliado fueron los ejes sobre los que atacaron los afiliados más disconformes con el rumbo de la estructura. Mientras tanto, Bofill, arropado por la primera plana de la formación en Madrid, criticó que se filtrase información, prometió debates abiertos y trató de despejar, sin éxito, las dudas que penden sobre los procesos participativos de Ciudadanos.