La realidad parece ser más compleja. Según han explicado a ELPLURAL.COM en ambientes judiciales lo que se ha producido ha sido, sin embargo, una coincidencia de factores que han llevado al otrora todopoderoso juez Prego a darse cuenta de que había perdido su hasta hace poco enorme capacidad de influencia.

Posible pérdida de favor del PP
En primer lugar, porque ha sido desplazado del favor del Partido Popular por otros nombres, en especial  Miguel Colmenero y Manuel Marchena. Según se ha confirmado a este periódico en el propio Tribunal Supremo, estos dos magistrados, conservadores, pero de un perfil menos ultra, son ahora los hombres “preferidos” por el partido de la calle Génova. Sus méritos han hecho.

Por ejemplo, Manuel Marchena fue el hombre de absoluta confianza de Cardenal, el Fiscal General que tanso peso tuvo con los gobiernos Aznar. Además, Marchena fue el instructor del caso contra Garzón por la financiación de su viaje y estancia en Nueva York. Asunto este, no ser amigos de Garzón, en el que, eso sí, coinciden con el ahora cesante juez Prego que fue el magistrado ponente de la admisión de la primera querella contra el juez Garzón por la investigación contra los crímenes del franquismo.

La exitosa recusación de Garzón contra él
Y aquí estaría, precisamente, otra de las razones del abandono de la carrera de Prego. El juez no habría sabido aceptar “deportivamente”, según se ha explicado a ELPLURAL.COM, que precisamente los miembros de la Sala Segunda del Supremo, la Sala que él “controló” en su momento, aceptara el pasado mes de junio el recurso que contra él presentó Garzón “por falta de imparcialidad objetiva”.

Como resultado de esa decisión de la Sala Segunda del Supremo, Prego quedó apartado del caso, lo que le alejaba de participar en un asunto que les es muy cercano a su corazón, el de la memoria histórica. Y es que, como explicaremos más adelante, Adolfo Prego es un hombre cercano a Manos Limpias, DENAES y otros grupos similares.

Quiere hacer más dinero
A sus compañeros del Tribunal Supremo, como decíamos, Prego les ha explicado que tras su excedencia está el deseo de “hacer más dinero”. De hecho, les ha anunciado que se va a trabajar con el grupo de Abogados de Hermosilla y Cia, un conocido bufete madrileño que ha llevado casos de gran relevancia tanto en la vida económica como política.

La huella que deja en el Supremo Adolfo Prego es profunda. Su poder, que ahora heredan otros, era muy grande.  Por ejemplo, en los nombramientos. Prego, que fue miembro del Consejo General del Poder Judicial, lideraba el poderosísimo sector conservador y su voz era decisiva a la hora de la toma de decisiones por el Consejo. Incluso entre los magistrados del Supremo se recuerdan muchos casos cuyos veredictos parecían ir hacia un lado, y acababan siendo diferentes tras la intervención de Prego, resultado de su enorme influencia entre sus compañeros, no pocos de los cuales podían agradecer sus nombramientos a la gestión del propio Prego en el CGPJ.

Una biografía política ultraderechista
Ideológicamente Adolfo Prego estaba muy significado. Vocal de la Asociación Profesional de la Magistratura, entre sus compañeros era visto como ultraconservador. Tampoco es que él se haya ocultado. Es colaborador, por ejemplo, de la Hermandad del Valle de los Caídos –asociación que tiene por fin “mantener viva la significación del Valle como expresión del dolor de España por todos cuantos murieron por ella”-; o miembro de la Fundación para la Defensa de la Nación Española (DENAES), que, según dice en su página web “tiene desde su origen la pretensión de recuperar e impulsar desde la sociedad civil el conocimiento y la reivindicación de la Nación Española”.

Para hacerse una idea de lo inhabitual de la decisión que ha tomado Adolfo Prego basta decir que es sólo la segunda ocasión en la que un magistrado del Supremo decide pedir la excedencia voluntaria. El anterior caso lo protagonizó Federico Carlos Sainz de Robles en 1986 al concluir su mandato como presidente del Consejo General del Poder Judicial y, por tanto, del Tribunal Supremo.