Es una de las características de la marca: el PP siempre se acuerda de los suyos. Los servicios prestados, se ‘pagan’. Cuando pierden el cargo político, los importantes siempre reciben el apoyo para encontrar el acomodo mejor posible, y a menudo en las empresas públicas, que al tiempo tanto denostan. Es la puerta giratoria de la que tanto hemos hablado. Y son tantos los ejemplos que nos dio en su momento para hacer un par de entregas de ‘recolocados’, hubieran sido ministros, hubieran sido altos cargo o incluso jueces afines.

La larga lista de los mimados

Hablamos de Ana Mato, de Arias Cañete, de Wert.., incluso de Rato, o de otra gente menos conocida, como Romay Beccaria, verdadero padrino de Rajoy, al que puso tan pronto como pudo al frente del Consejo de Estado, o a José Folgado, antiguo secretario de Estado, al que se encontró acomodo de excelente sueldo al frente de la empresa pública Red Eléctrica.

No ha sido diferente el caso de Elvira Rodríguez. La exministra de Medio Ambiente, ex diputada, y como último cargo, expresidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), intentó con todas sus fuerzas que la renovaran  en el cargo. Pero era demasiado cantarín dejarla al frente del control de los mercados bursátiles españoles.

Imposible, porque la oposición no lo consentía. Pero es que además resultaba imposible porque se había demostrado incapaz de llevar a cabo la regeneración interna que la Comisión lleva años necesitando, que ella se había comprometido a realizar incluso antes de acceder al cargo y de devolver el prestigio a una entidad salpicada por asuntos como la llamada operación Parqué, en la que se apuntaron muchas dudas sobre el manejo de oscuros itnereses internos de la propia CNMV o de casos como el de Abengoa; la empresa energética que se vio al borde de la quiebra mientras sus principales directivos se repartieran indemnizaciones millonarias sin que la propia CNMV se enterara, lo que ha sido criticado por el Fiscal del caso.

El sillón espléndidamente pagado

Pero el gobierno popular ha tardado muy poco en devolver a Elvira Rodríguez el sillón. El hueco que le ha encontrado es nada menos que en el Consejo de Administración de la empresa pública TRAGSA, una de la empresas controladas desde la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI). La operación va más allá, y tiene como finalidad acabar por colocar a Rodríguez de presidenta del organismo. Y si ha tardado Moncloa en encontrar destino a la fiel exministra de Medio Ambiente, ha sido por la incompatibilidad de dos que conllevaba su último cargo con muchas actividades. Al final, sin embargo, han encontrado sacar ese tapón con este puesto al frente de la empresa pública, cuya finalidad es el control de la conservación medioambiental, y la calidad de los productos agrícolas, así como de obras y servicios de desarrollo rural.

¿El sueldo con el que el Gobierno recompensa a Elvira Rodríguez? Según el portal de la transparencia de la propia empresa, su anterior presidente en 2015, último año que se recoge de referencia, percibió 181.335,44 euros.