A finales de septiembre la paciencia del senador de Compromís, Carles Mulet, llegaba a su fin. Cansado de que el Gobierno hiciera oídos sordos y nunca contestase a sus preguntas decidió usar la táctica de lo absurdo. Si el Ejecutivo de Rajoy pensaba que no había que dar explicaciones sobre temas tan serios como si el Estado tiene datos de pagos realizados con fondos públicos a “amigas de Juan Carlos I, o si se "compró el silencio" de Bárbara Rey, ¿qué harían si la pregunta iba sobre un posible apocalipsis zombi? Pues sorprendentemente el Gobierno ha contestado.

¿Qué protocolos tiene adoptados el Gobierno ante la posibilidad de un apocalipsis zombi?”, preguntó Mulet y el Gobierno se ha confesado: ni creen en los zombis, ni tiene un plan a seguir en caso de que invadieran España.

El Gobierno no está preparado para el fin del mundo

Si miramos en el diccionario, por apocalipsis se entiende que llega el “fin del mundo”, una opción para la que “el Gobierno informa a Su Señoría que no dispone de protocolos específicos para dicha eventualidad, entre otros motivos, porque poco se puede hacer llegado ese momento”, dicen con un claro tono de guasa. En otras palabras, reconocen no estar preparados apra el fin del mundo.

Eso sí, si por apocalipsis Mulet se refería a una “situación catastrófica, ocasionada por agentes naturales o humanos, que evoca la imagen de la destrucción total” España si está preparada para sobrevivir a esta situación. Según ha explicado el Gobierno, existe un "sistema global de procedimientos concretos y de protocolos de prevención de las emergencias”.

Pero... ¿y si son los zombis la emergencia?

En este caso el Gobierno cree que lo primero es saber qué es exactamente un zombi y, para ello, vuelven a acudir al diccionario. Se entiende por zombi una “persona que se supone muerta y reanimada por arte de brujería con el fin de dominar su voluntad”.

Una vez ha quedado claro cuál es la amenaza, el Gobierno reconoce que “no se ha adoptado ningún protocolo específico más allá de los previamente señalados” ya que no creen, ni de lejos, que se pueda vivir una invasión de estos seres.

Ahora bien, un zombi también puede definirse como un “atontado, que se comporta como un autómata”. Para frenar a este tipo de personas, el Ejecutivo de Mariano Rajoy dice tener “diversas líneas de actuación” aunque no creen que al ser unos “atontados” puedan llegar a suponer ningún peligro.