La alcaldesa de Madrid en funciones, Manuela Carmena, se ha despedido este miércoles con un emocionante alegato por la concordia y el entendimiento. Un bonito mensaje que la dignifica en su adiós. 

Lo ha hecho en el pleno extraordinario de aprobación de actas, un proceso puramente administrativo que ha servido para que los concejales de la Corporación saliente se despidieran con un café en el atrio de Cibeles.

"Es reconocer todos lo importante que es cuidar lo personal, que las discrepancias nunca se mezclen con las descalificaciones", ha indicado la todavía alcaldesa, consciente de que "difícilmente la clase política va a llevar bien su tarea de representación a los ciudadanos, el contrato de representación, de asistencia a los ciudadanos si no se es capaz entre los distintos políticos de tener una consideración constante, un reconocimiento, no utilizar nunca el insulto y la descalificación".