Estos días se ha producido una fuerte polémica en el municipio madrileño de Majadahonda por la representación, dentro de las actividades culturales programadas por el Ayuntamiento, del musical Mi princesa Roja. La obra está basada en la vida del fundador de Falange, José Antonio  Primo de Rivera, y la oposición reclamó que no se sufragara con dinero público ese tipo de espectáculos. En un comunicado conjunto firmado por plataformas cívicas y por los grupos municipales de PSOE, Somos Majadahonda e Izquierda Unida se alertaba de que "banalizar y ensalzar el fascismo que representa la figura de José Antonio Primo de Rivera, proponiéndolo como un mártir que intentó evitar la Guerra Civil, dista mucho de la realidad histórica de este personaje". "Es inaceptable como desde ciertos sectores de la derecha de este país, se intenta reiteradamente reescribir la historia", advertían. 

El alcalde se erige en defensor de la libertad artística...
El musical se representó el pasado sábado y allí acudió a apoyar la obra el alcalde, el popular Narciso de Foxá. En unas declaraciones a laSexta el regidor se mostró como un firme defensor de la libertad artística enfrentado al "sectarismo" y a la "izquierda rancia y radical":

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Lo primero que tienen que hacer es ver la obra y después opinar, pero vosotros la podéis ver y lo diréis… A mí todas estas censuras previas y todos estos movimientos que intentan para censurar la cultura y censurar el arte siempre me han parecido mal. No lo he hecho jamás en mi vida ni lo haré, pero ellos que se dicen los máximos defensores de la libertad y de todas estas cosas, pues ya estamos viendo y se les está empezando a caer la careta".

... a pesar de sus antecedentes
La postura del alcalde podría quizá ser entendible si al menos fuera coherente. Porque no lo es y mintió descaradamente al decir que "jamás" ha censurado una obra cultural o artística. Cuando ya estaba al frente del munipio en 2009 el PP de Majadohonda censuró la proyección de la película Camino, de Javier Fasser, porque en la misma no salía bien parado el Opus Dei. Según recogió entonces El País, desde la concejalía de Cultura justificaron el veto diciendo que habían recibido "llamadas de personas ofendidas" y que intentan "complacer a los vecinos" con las programaciones.