Podemos, la marca política que nació de la herencia del 15M, lleva a sus espaldas una historia de casi una década. Nueve años en los que se ha alzado como una alternativa al bipartidismo del PSOE y el Partido Popular y que, con el escenario actual, apunta a que podrían resistir bajo el paraguas de Sumar.

El panorama actual indica que la formación morada resistirá en el mapa nacional gracias a la confluencia de izquierdas que han terminado sellando junto a la marca de Yolanda Díaz, con la que concurrirán a las elecciones generales del 23 de julio.

Ante un horizonte que se prevé complejo de cara a los próximos meses para los ‘morados’, cabe recordar cuáles fueron los inicios de Podemos, sus intenciones de “asaltar los cielos”, su llegada a la cima ocupando ministerios en La Moncloa, hasta la pérdida de apoyos que se reflejaron en las elecciones autonómicas y municipales del pasado 28 de mayo.

Desde cero

Los primeros pasos de la idea que sustentan las bases del partido se dieron a pie de calle, cuando todo el país tenía la mirada fijada en las concentraciones del Movimiento 15M en la Puerta del Sol de Madrid allá por 2011. Pero no fue hasta enero de 2014 cuando su principal promotor, Pablo Iglesias dio un paso al frente para saltar a la primera línea política presentando en sociedad a su partido en el emblemático barrio madrileño de Lavapiés.

Su irrupción en el espectro político nacional tambaleó las bases del bipartidismo, reinante hasta la fecha, junto con el auge en paralelo de Ciudadanos desde Cataluña. Con su discurso de regeneración ideológica, consiguió hacer de menos las bases de los partidos tradicionales, denunciando a la par la “casta” de la clase política. En las elecciones europeas de 2014, lograron obtener hasta cinco escaños con más de 1,2 millones de votos.

Ya en 2015, vivieron su principal escalada a la cima logrando cinco millones de votos en los comicios generales y consiguiendo 69 escaños en el Congreso de los Diputados, marcando una escasa distancia para con el PSOE de apenas 300.000 votos.

En aras de alcanzar su propósito de quebrar el bipartidismo imperante, Podemos unió fuerzas con Izquierda Unida para rebautizarse a nivel parlamentario como Unidas Podemos. No obstante, la estrategia no dio el resultado esperado y, la suma de ambas fuerzas, dio un resultado de 71 diputados, con la consiguiente pérdida de un millón de votos a su favor.

En cuanto al plano regional, el avance de Podemos también es más que reseñable, ya que en 2015 consiguieron entrar en la mayor parte de los parlamentos regionales con 177 representantes. Pero su mayor cuota de poder la consiguió a nivel municipal, impulsando candidaturas de unidad popular con otras formaciones y plataformas sociales que le llevó a conseguir los denominados 'ayuntamientos del cambio' en Madrid (Manuela Carmena), Barcelona (Ada Colau), Zaragoza, La Coruña, Ferrol, Santiago o Cádiz, entre otras.

Esos resultados electorales y el nivel de presencia territorial llevó a Iglesias al lanzar una oferta al PSOE de formar un gobierno de coalición, presidido por Sánchez, él como vicepresidente y reparto proporcional de ministerios, sin que el líder socialista aceptara.

Rupturas internas y caída en 2019

Pese a estos avances históricos a nivel político en España, empezaron a nacer los primeros problemas en 2016 dentro de la cúpula morada, cuando el sector más partidario de las propuestas de Íñigo Errejón se distanció del paso marcado por Iglesias. Unas diferencias que terminaron por marcar caminos diferenciados y, posteriormente, la creación de Más Madrid en 2019.

Fue en aquel año cuando se evidenció aún más la caída de apoyos de Podemos a nivel municipal, autonómico e incluso europeo, cuando las confluencias en los distintos ámbitos perdieron pujanza y, en otros casos, ni se reeditaron. A nivel autonómico también se hizo de notar, cuando en los comicios de aquel año no consiguieron representación ni en Castilla – La Mancha ni Cantabria.

La caída continuó en las generales de 2019 con un claro retroceso, al lograr en los primeros comicios más de 3,7 millones de votos y 42 diputados (1,5 millones menos de voto y 29 parlamentarios perdidos), aunque la sensación es que la buena campaña de su líder contuvo una hemorragia que pudo ser peor.

En la repetición electoral del 10N, tras fracasar el nuevo intento de gobernar junto al PSOE pese a que Iglesias renunció a estar dentro del Ejecutivo, volvió a experimentar otro descenso al conseguir 35 diputados y 3,5 millones de votos. No obstante, esta vez consiguió uno de los hitos del partido al lograr entrar en el primer Gobierno de coalición de la historia de la democracia junto con el PSOE de Pedro Sánchez.

Sin embargo, la experiencia de gobierno no ha dado réditos electorales a los morados, que en siguientes citas electorales autonómicas ha ido encadenando batacazos y debacles en las urnas mermando su condición de fuerza hegemónica en la izquierda.

Nueva etapa bajo el paraguas de Yolanda Díaz

En contraposición, la vicepresidenta segunda Yolanda Díaz elevaba su figura pública desde la gestión del Ministerio de Trabajo y el propio Iglesias, en marzo de 2021, la propuso sobre la mesa como futura candidata a las elecciones generales cuando decidió dejar el Ejecutivo para ir a los comicios madrileños. Sin embargo, y con el fin de ensanchar el espacio progresista, Díaz empezó a mover la alianza para volver a reagrupar la izquierda escindida.

En 2020, el partido sufrió un severo golpe al quedarse fuera del Parlamento de Galicia y un fuerte descenso en Euskadi, donde redujo a la mitad su representación (de 11 a 6 parlamentarios). En las elecciones madrileñas de 2021, la formación morada e IU mejoraron sus resultados (de 7 a 10 escaños) pero sufrieron un agravado terremoto político tras dejar Iglesias la política tras la contundente victoria del PP.

Posteriormente, con el adelanto electoral de Castilla y León, volvieron a sufrir otro varapalo al quedarse con solo un diputado y las últimas andaluzas del año pasado, con el experimento de frente amplio de Podemos, IU y Más País (con la coalición 'Por Andalucía') fracasó al cosechar solo cinco diputados sin impedir la mayoría absoluta de Juanma Moreno (PP). El único paréntesis en esa tendencia fueron los comicios autonómicos catalanes de 2021, donde los 'comunes' lograron conservar sus ocho diputados.

En las recientes elecciones del 28M, los ‘morados’ obtuvieron un resultado nefasto con pérdida de todo su poder territorial a expensas de lo que ocurra en Navarra, quedando fuera de Madrid y la Comunidad Valenciana, y sin retener los comunes el bastón de mando en Barcelona. Así, en Asturias Podemos se desplomó de cuatro a solo un representante en la Junta General del Principado e IU, bajo la marca 'Convocatoria con Asturias', mejoró de dos a tres escaños. No fue mejor la situación en Aragón, donde ambas formaciones se presentaron también separadas, y solo lograron un diputado cada una. Con un único representante también se conformó Unides Podem en Baleares, de los seis que consiguió en 2019. Los mejores resultados de Podemos e Izquierda Unida fueron en Extremadura, en la que mantienen cuatro escaños en la Asamblea; en la Región de Murcia, donde también conservan a dos parlamentarios, los mismos que hace cuatro años; al igual que ocurre en La Rioja, con dos diputados que no son suficientes para sumar con el PSOE.

Este viernes, y al haber sellado definitivamente el pacto con Yolanda Díaz para concurrir a las generales bajo el paraguas de Sumar, sólo queda ver, como espectadores, con qué pie continuará la consiguiente campaña electoral y los resultados que se podrán dar en las urnas el 23 de julio y, por ende, si la confluencia de toda la suma de las izquierdas da el fruto esperado.