Ya está aquí, ya llegó. El PSOE ha registrado una moción de censura contra el Gobierno de Mariano Rajoy incluso antes de contar con el previsible apoyo de la Ejecutiva Federal, reunida en Ferraz. Las opciones para ganarla son, básicamente, dos: o contar con Ciudadanos o contar con los nacionalistas, dado que el apoyo ofrecido por Podemos no es suficiente. En Ferraz dan por descontado que Albert Rivera no abandonará ahora Mariano Rajoy. De hecho, esperan que así se retrate a la formación naranja. Pero en ese caso, el miedo está claro: ¿aceptar el apoyo nacionalista en plena crisis territorial?

Aquel amago ya le costó a Pedro Sánchez que le desalojaran de Ferraz, algo que ahora es improbable. Pero en el PSOE sabe que esa situación puede perjudicar su discurso político y el apoyo de sus votantes, por mucho que las bases apuesten por expulsar a Rajoy de La Moncloa.

De ahí, el debate abierto ahora en el PSOE y que apunta a la posibilidad de ganar la moción de censura y, acto seguido, no prolongar la estancia de Pedro Sánchez en el Gobierno y usar el cargo para convocar elecciones inmediatas.

De esta manera, la esperanza es que se evite la ruptura interna en el PSOE y aprovechar el lanzamiento de la imagen de Pedro Sánchez como ganador de la moción de censura. Algo que le ocurrió a Felipe González con su moción contra Adolfo Suárez en 1980. Si en aquel entonces, González consiguió convertirse en una figura relevante pese a su derrota, a Sánchez podría irle incluso mejor de cara a unas elecciones inmediatas, a las que acudiría como vencedor y el hombre que salvó a España del gobierno de un partido condenado por corrupción.