Hay un elefante en la sala. Su nombre es Enrique Arnaldo Alcubilla y es uno de los candidatos al Tribunal Constitucional propuesto por el Partido Popular. Su maculado expediente rezuma corrupción, pese a lo cual, Pablo Casado no titubea y PSOE y Unidas Podemos se tragan el sapo -a disgusto, pero se lo tragan-. Este jueves se consumará la renovación del TC junto con otros órganos constitucionales. Arnaldo requiere 210 votos a favor y cada parlamentario votará individualmente, en secreto y de forma telemática; un método que podría facilitar las renuncias de última hora. De hecho, los rumores sobre posibles desmarques en las bancadas socialista y morada han ganado enteros.

Al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no le gusta Arnaldo. Así lo manifestó él mismo este miércoles desde la tribuna de oradores del Congreso. La maniobra requiere de una justificación y Sánchez la dio: "A mí no me gustan algunos de los candidatos que ha propuesto el PP para el Tribunal Constitucional, pero el deber del Gobierno de España es salvar el acuerdo para renovar los órganos constitucionales y permitir que se desbloqueen". A renglón seguido, el líder del Ejecutivo agradeció a socialistas y morados que con su voto faciliten la renovación de los órganos constitucionales caducados. Pero no todas las voces del PSOE entonan la misma melodía.

Motín a bordo

La corriente Izquierda Socialista del PSOE ha solicitado este jueves que la dirección del Grupo Socialista en el Congreso dé a sus diputados "absoluta libertad de voto en la elección de este jueves de los candidatos para renovar el Tribunal Constitucional, para evitar "dudas sobre presiones" y para permitir que no apoyen si no quieren al "indigno candidato" propuesto por el PP Enrique Arnaldo. Así lo reclaman en un comunicado, en el que manifiestan su rechazo frontal a un candidato que consideran "claramente inadecuado por su falta total de independencia y de ética". "Manteniendo esa designación, que ya es un escándalo público, el PP hace un daño irreparable a la democracia y a la credibilidad del Tribunal", advierten.

Asimismo, rechazan el argumento al que se ha agarrado la dirección del PSOE para justificar su apoyo a ese candidato, y que pasa por anteponer el acuerdo alcanzado con el PP para renovar el TC. "No nos parece adecuado alegar 'razón de Estado' para permitir, y más con los votos socialistas, que el sectarismo se cuele en el Tribunal Constitucional", señalan.

Nariz tapada

El diputado del PSOE Odón Elorza fue uno de los más críticos con Arnaldo y el primero en dar un paso al frente, admitiendo que votaría “con la nariz tapada”. Expresión que hizo suya Jaume Asens, presidente del Grupo Parlamentario de Unidas Podemos, haciendo un esfuerzo ímprobo por justificar que se tragarán el sapo. En una entrevista en la Cadena SER argumentó que “votar en contra sería más coherente con nuestros principios”, pero tendría “consecuencias desastrosas” para el sistema democrático: “Pensamos que [votarle] es la condición para renovar a los miembros caducados”.

Preguntado por si no es un precio demasiado elevado, insistió en que “no decimos que sea la opción deseada, pero sí la menos mala para poder renovar a los miembros caducados”. Además, permitiría “desatascar la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), bloqueada por los populares -aunque no hay garantía alguno de que se cumpla-.

Tal es la cintura que los socios de la coalición están exhibiendo con Arnaldo que Asens recurrió incluso a la filosofía política para justificar su postura: “Es un conflicto entre la ética de la convicción y la ética de la responsabilidad. Pero como decía Max Weber, en política cuando se produce ese conflicto debe primar la que se hace cargo de las consecuencias de los actos. Tienes que asumir contradicciones”.

Con todo, y dado que la votación se realizará en secreto, Asens admitió que “podría pasar” que algunos parlamentarios se saltaran la disciplina de voto porque “es una tentación grande que tenemos todos”. Para evitar esto, el PSOE controlará las papeletas y los votos telemáticos, según ha desvelado El País.