Cayetana Álvarez de Toledo ha sido elegida portavoz popular en el Congreso de los Diputados este martes. Era la favorita en todas las quinielas pese al runrún interno y la crítica de aquellos barones que abogan por volver a la senda de la moderación antaño encabezada por un Mariano Rajoy que impuso la hoja de ruta frente a María San Gil en 2008.

Así las cosas, el PP vuelve a aznarizarse, virando hacia el conservadurismo más fiel del primer presidente del Gobierno que defendió estas siglas y dando un sonoro portazo a aquellos que, tras la debacle electoral del pasado 28 de abril, trataron de cobrarse la cabeza de Teodoro García Egea y pusieron en entredicho al propio Casado.

Con un año recién cumplido al frente de los azules, Casado ha vivido una auténtica montaña rusa esquivando las balas de las voces críticas. Las elecciones autonómicas y locales amansaron las aguas en Génova y dieron cierta tregua al número uno del partido. Con la sombra de Rajoy aún sobrevolando la sede popular, el nuevo inquilino del puesto se resguarda en sus afines e imprime una hoja de ruta que tiene en Álvarez de Toledo su máxima exponente.

Y lo es porque precisamente ella fue quien dio un portazo a la “inacción” de Rajoy. La marquesa de Casa Fuerte renunció a su escaño en las elecciones de 2015, calificando al núcleo duro del partido como incapaz de hacer frente a los acontecimientos del momento. Además de no encontrar “argumentos suficientes”, fue regando la hemeroteca de críticas y dardos continuos a su otrora equipo. Fiel admiradora del legado de Aznar, la nueva portavoz escala posiciones con la vuelta al conservadurismo más fiel del PP.

En un artículo publicado por El Mundo en julio de 2015, la dirigente anunció que "la democracia ni se ha regenerado ni se ha defendido", además de decir que el entonces líder del partido era "incapaz de erigirse como principal garante de la libertad, la igualdad y la ley" ante el "reto separatista catalán".

En enero de 2018 ratificó su idea en el mismo noticiario y puso en cuarentena a los populares con la llegada de Ciudadanos: "Ninguno reconoce públicamente la realidad: el PP es hoy en Catalunya una fuerza residual. Y ninguno plantea el verdadero desafío, que es existencial: su sustitución por Ciudadanos en toda España".

Con Cataluña como centro de la diana, Álvarez de Toledo criticó sus siglas por la mano blanda frente al Golpe de Estado que se perpetró en la región. “Tanto el Partido Popular como el PSOE cometieron abusos y excesos que favorecieron al relato populista”, explica en el libro El estallido del populismo (Planeta).

Pero no se queda ahí: “Convirtieron al nacionalismo en único interlocutor legítimo en Cataluña y País Vasco […] La ingenuidad de la derecha política se tornó en grave irresponsabilidad bajo Mariano Rajoy”.

Así las cosas, el Pablo Casado que se presentó de forma inmaculada en las Primarias alegando que se sentía orgulloso de todas las etapas de su partido, ha apostado claramente por enrocarse en los postulados más derechistas de su formación. En el horizonte, recuperar la esencia perdida, recuperar la derecha y hacer de Vox una formación residual.