Se está empezando a mascar la tragedia en el seno de Vox. Que un exmilitante del PCE y de Izquierda Unida como es Ramón Tamames se preste a ser la punta de lanza de la extrema derecha contra Pedro Sánchez ya es un hecho lo suficientemente sorprendente de por sí. Pero que, además, se filtre su discurso y su contenido y forma pongan de manifiesto que Vox podría quedar en evidencia, ha puesto en jaque a la formación de Abascal.

Fuentes cercanas al partido han expresado su “preocupación ante dos rasgos que parecen caracterizar a Tamames: sus inesperados giros de guion y sus ataques de ira”, de los cuales han recordado dos a este medio.

Aeropuertos y coloquios

El primero de ellos tuvo lugar en julio del año 1994. En una cena-debate sobre el estado de los medios de comunicación, en la que se encontraban personalidades de la talla de Alberto Ruiz-Gallardón, Josep Borrell (por aquel entonces senador y ministro respectivamente) y Tatsuo Yamaguchi, embajador japonés en España, Tamames mantuvo un comportamiento, tachado por estas fuentes de "deleznable". 

El coloquio parecía discurrir con normalidad, hasta el momento en el que el periodista Francisco Eguiagaray, también presente, comenzó a interrumpir y a dirigirse de malas maneras a los ponentes. Esta actitud fue secundada y reproducida por Tamames, que llegó a tratar “como un toro” a Yamaguchi e hizo todo lo posible por que terminase su intervención. Para ello no dudó en interrumpirle y recurrir a onomatopeyas. El japonés, recuerdan, mantuvo la calma de manera estoica.

Eguiagaray continuó con su circo, hablando de Chernobyl, del Imperio Austrohúngaro y de otros temas que poco o nada tenían que ver con la ponencia, lo que hizo, según narró en su día Natividad Pulido en el ABC, que las caras de Borrell y de Gallardón fueran "un poema". "Tamames llegó a golpearle en la cabeza para que se callase”, destacó. Las críticas no cesaron, y mientras Gallardón se levantó de la mesa, preso de la indignación, Tamames defendió que eran “incapaces de aceptar las críticas”.

El segundo ejemplo que ponen se produjo menos de un año después de estos sucesos, Ramón Tamames sembró el caos en el aeropuerto gaditano de Jerez de la Frontera. El economista llamó a la terminal para solicitar que retrasaran unos minutos la salida de un avión para que le diera tiempo a llegar y no quedarse en tierra, ya que se había despistado y no iba a llegar a tiempo.

Su petición no fue satisfecha, lo que, según fuentes del Departamento de Aviaco, provocó la histeria del hoy candidato a la moción de censura, quien "arremetió contra una mesa, golpeó un mostrador y arrojó varios objetos al suelo". Tamames, visiblemente alterado, no atendió a las normas de la compañía, que exigen que todos los pasajeros estén presentes como mínimo 20 minutos antes de la partida del vuelo.

“Te he admirado… Pero me has decepcionado completamente”

Por otro lado, el pasado miércoles, el concejal por Más Madrid Félix López-Rey compartió en sus perfiles sociales un vídeo del año 1989, en el que se le puede ver discutiendo con Tamames por su voto a favor de la investidura de Agustín Rodríguez Sahagún (UCD-CDS) como alcalde de Madrid, a pesar de ser todavía concejal de Izquierda Unida. Cabe destacar que el voto de Tamames no fue decisivo, ya que entre Alianza Popular y el propio CDS ya contaban con apoyos suficientes para sacar adelante la investidura, pero este movimiento fue interpretado como una “traición” y como “el primer episodio de transfuguismo de la democracia española”.

“Al obrero de Palomeras, de Orcasitas, de San Blas, le has traicionado, Ramón. Le has engañado. ¿Pero qué giro copernicano es ese? Ya no te podré creer en la vida. Me has decepcionado completamente. Te admiraba, pero me has decepcionado completamente”, se puede escuchar decir a López-Rey en la grabación. 

“Ramón Tamames ya nos decepcionó. En los barrios nunca entendimos por qué le abrió las puertas a la derecha en Madrid. Les dio su voto y gobernaron 25 años. Ahora quieren repetir la fórmula con España. No le subestimen”, añadió en el tuit el concejal madrileño.

Así, la actitud caprichosa e indomable de Tamames a lo largo de su carrera política, sumada a los problemas que le ha dado en la última semana a la formación de Abascal, han provocado cierta desconfianza y miedo en el seno de la extrema derecha, parte de la cual pone en duda al candidato por el que han apostado para su segunda moción de censura. Quedar en evidencia no es plato de buen gusto para nadie, y menos para un Vox que puede sufrir mucho en las próximas elecciones si la imagen proyectada en el Congreso de los Diputados no les deja en buen lugar.