Fernando Sánchez Dragó, cercano a los círculos de la dirección de Vox, quien propuso el nombre de su amigo Ramón Tamames para la moción de censura contra el Gobierno de Sánchez, ha desvelado en una entrevista con El Confidencial como se gestó la moción y las pretensiones del candidato. “La verdad es que Tamames está encantado, pletórico, se ve en la Moncloa, siempre quiso ser presidente. Ahora sí que soy su mejor amigo”, desvela.

La propuesta de Tamames como candidato surgió en una "comida de amigos" en una marisquería con Santiago Abascal cuando hablaron del tema. "No acababan de presentarla porque no encontraban candidato a la investidura. Pusimos varios nombres encima de la mesa, que se fueron descartando. Hasta que a mí se me ocurrió el nombre de Tamames. Fue una ocurrencia típica entre amigos y al calor de una copa de vino", desveló el escritor, que señaló que se propuso a Felipe González, Alfonso Guerra y Joaquín Leguina, entre otros.

La elección caló pese a que "las ideas de Tamames no son las mismas que las de Vox, pero sí son complementarias" por su evolución política y su "trayectoria irreprochable".  Una evolución política que le  ha hecho dar un salto: "Uno evoluciona inevitablemente con el paso del tiempo. Es un clásico ser revolucionario a los 20 años y conservador a los 40. Casi todos los que participamos en la algarada de 1956 acabamos en posiciones mucho más conservadoras".

Al principio, la sugerencia del candidato sorprendió, pero les logró convencer. Le preguntaron si Tamames aceptaría y el entrevistado lo tuvo claro: "Tamames, que siempre había soñado con ser presidente del Gobierno, daría un paso al frente". Y así fue, porque la primera respuesta de él fue "que todo se podía negociar".  La clave está, según Dragó, en que no es una moción de Vox, sino de censura contra Sánchez, y por eso le resulta el candidato idóneo pues "viene de la izquierda y es un economista que sabe cómo gestionar el lío de una Administración".

Las ficciónes del candidato con Vox

Continuando con la relación entre Tamames y Vox, Sánchez Dragó señala que las entrevistas del candidato generaron perplejidad a algunas personas en Vox, por lo que desde el partido le pidieron que bajase su perfil mediático. "Por elemental sentido común: si estás metido en algo así, no te expongas tanto a los cuernos del toro, que ya sabemos lo que es la prensa en este país. Calladito estás más guapo, pero, claro, uno es hijo de su carácter", asegura.

De que Tamames haya sacado los pies del tiesto, él no se siente nada responsable: "Yo solo he puesto en marcha el coche, pero no lo conduzco. Para mí, todo esto es anecdótico, no categórico, no me siento implicado. Hombre, iré a la moción, claro, tengo curiosidad, porque nunca he ido al Congreso. Pero, mira, a mí la política no me interesa ni poco, ni mucho, ni nada. Si yo pudiera eliminar la política de la faz de la Tierra con un botoncito, no me temblaría el pulso".

Sánchez Dragó asegura que la política no le gusta ya que crea problemas, que los problemas que existen se solucionan por sí mismos. Sin embargo, el escritor se ha metido en política porque lo que le gusta es "el lío". "A mí no me gusta la política, a mí me gusta el lío, yo ahora mismo me iría a Ucrania, igual que me fui a Vietnam. Me gusta la épica, me gusta el peligro, cuando alguien grita "¡fuego!", corro hacia el fuego", sostiene.

La amistad entre Tamames y Dragó

El escritor, de 86 años, tiene una relación muy cercana con Tamames desde hace más de medio siglo, que ha derivado en la proposición como candidato a presidente del Gobierno en la moción de censura de Vox. Su amistad se forjó cuando ambos ingresaron en prisión y perdura hasta día de hoy.

"Yo estuve en la cárcel con Tamames en 1956, nos une una antiquísima amistad. Nosotros estábamos, que no éramos, en el Partido Comunista, porque era la única plataforma (la creamos nosotros, enredados por Jorge Semprúm) para luchar contra el régimen en la universidad. Sacamos a miles de estudiantes a la calle y cayeron ministros. Tamames y yo, en la cárcel, pensábamos que el franquismo no llegaba a Nochebuena. Imagínate el idealismo que gastábamos", explica.

De prisión, ambos pasaron a la lucha clandestina que ofrecía el Partido Comunista de España (PCE), aunque sostiene que ninguno de ellos ha orbitado el marxismo. “Nunca lo hemos sido, simplemente había que estar en un sitio para estar contra Franco. Luché contra Franco porque quería ser Hemingway. Yo era un niño bien, del colegio El Pilar y el barrio de Salamanca, que quería vivir aventuras", revela.