El veto de Junts a la ley de amnistía no sólo genera un corrimiento de tierras en el tablero político nacional, sino que amaga con contagiar a la campaña para las elecciones gallegas. La medida de gracia colea aún en la agenda, concediendo al PP un cartucho de dinamita en clave narrativa. En resortes de la izquierda, sin embargo, ven el asunto totalmente amortizado, aunque no es óbice para establecer una suerte de control de daños al respecto. Pese a entender que el debate sobre el proyecto de ley y los comicios “van por carriles distintos”, saben que es gasolina para una derecha que modula sus expectativas electorales tras el fiasco del 23J. En cualquier caso, la consigna es clara en la izquierda: el foco, a lo social.

El debate político gira todavía sobre el eje de Junts y su ‘no’ a su propia ley de amnistía. El revés en la votación del martes ha estirado los tiempos, generando un nuevo calendario que coincidirá en el tiempo con la carrera hacia la Xunta de Galicia. Las elecciones gallegas están fijadas para el próximo 18 de febrero. Dos semanas de campaña intensa en la que el Partido Popular hará lo posible por inflamar la primera derrota parlamentaria del Gobierno de Pedro Sánchez. El plazo para emitir un nuevo dictamen es de 15 días, aunque no se formalizará hasta que la Mesa del Congreso lo valore en su reunión del próximo martes. No obstante, ateniéndose a los días hábiles, la frontera se situaría el 26 de febrero.

En estas aguas navegan ahora las diferentes fuerzas políticas, que amoldan y perfilan sus estrategias al minuto. El nuevo calendario devengado del rechazo de Junts escribe nuevas páginas del recetario del Partido Popular. Tras el batacazo del 23J, en Génova modulan su optimismo y enfrían sus expectativas electorales, pese a que la demoscopia regale sus oídos con cantos de sirena en forma de mayoría absoluta. Toda precaución es poca, por lo que edificarán su estrategia sobre los cimientos de lo nacional. En otras palabras: capitalizar el malestar social por los acuerdos del Gobierno central con el independentismo. De esta manera, al menos así lo entienden sus equipos tácticos, mantienen en tensión a su electorado y descentralizan del debate las cuestiones autonómicas.

Feijóo ya dio pistas de la consigna a seguir desde la tribuna en el fragor del debate parlamentario. “La humillación es constante, cada día, cada socio, cada votación es un calvario”, aventuró el líder de la oposición. La estrategia, en cierto modo, se asemeja a la de las pasadas autonómicas. Tal es así que el jefe de la oposición tendrá una caravana paralela a la de su sucesor Alfonso Rueda para la campaña.

Control de daños

En corpúsculos socialistas asumen las armas que blandirá el Partido Popular en el campo de batalla gallego. Fuentes próximas al PSOE asumen que la derecha “siempre que puede mete ruido” y saben que lo “llevarán a Galicia” para desarmar la acción política del Ejecutivo. Pese a ello, no hay atisbo de preocupación y creen que la amnistía está amortizada a pie de calle y más en mencionada autonomía.

Aun con todo ello, los socialistas diseñan una estrategia de control de daños que pasa por enterrar la amnistía bajo el rosario de iniciativas sociales impulsadas desde la Moncloa. Dan por descontado los efectos del rechazo de Junts, por lo que cauterizarán heridas y dilatarán al máximo el debate de las enmiendas y los posibles contactos con los neoconvergentes. De hecho, pasan la pelota a los independentistas como acreedores de este “tiempo extra” para reflexionar sobre los beneficios de un texto que esgrimen como “impecable y plenamente constitucional”.  Se acabaron las prisas y las improvisaciones.

Así las cosas, el PSOE redirigirá el relato conservador hacia las lagunas que han provocado en Galicia estos tres lustros de mayorías absolutas del Partido Popular. Narrativa que solidificarán con toda la carpeta legislativa impulsada por el Gobierno para blindar a las clases medias y bajas. Economía, salario mínimo interprofesional, máximos en empleo y un largo etcétera de hechos tangibles frente al “ruido” y la inacción del PP de Feijóo y Rueda, con el objetivo de activar al electorado de izquierdas gallego; pues por aquí pasan las opciones de los socialistas en las urnas, que darían por buena una victoria del PP sin absoluta.

Deficiencias en la gestión

La sensación es similar a la izquierda del PSOE, donde tampoco ven peligro. El feo de Junts en la votación de la ley este martes en el Congreso no va a tener mayor repercusión en la campaña para las gallegas más allá de su utilización partidista por parte del Partido Popular. Desde Sumar aseguran en conversaciones con ElPlural.com que el Partido Popular gallego va a utilizar la amnistía como una suerte de cortina de humo que tape sus deficiencias políticas en la región.

"Le interesa al PP para generar ruido y ocultar los 14 años en los que no ha hecho nada en Galicia", afirman para insistir en que los de Rueda y los de Feijóo están "en el ruido permanente y la confrontación". Así, voces cercanas a la candidata Marta Lois apelan a que "la sociedad gallega no es tonta" y que "está preocupada por lo que pasa en Galicia y sobre todo lo que no pasa", como por ejemplo la falta de médicos en la Atención Primaria o la necesidad de impulsar una política industrial que haga frente a la pérdida de 40.000 puestos de trabajo de los últimos años.

Sumar Galicia va a estar focalizada en hacer una campaña "de propuestas y de política útil" al margen de la estrategia que tiene visos de emprender el equipo de Alfonso Rueda. Sin embargo, los fucsias no creen que vaya a perjudicarles en su carrera para arrebatar al PP la mayoría absoluta que encadenan desde hace décadas.

"En la calle no se percibe el debate de la amnistía, y casi que ni en Madrid", afirman para sentenciar que ni es un tema de debate a nivel social ni les preocupa lo más mínimo. Política de medidas, propuestas y lejos del alboroto. En la misma línea se pronuncian desde los de la calle San Raimundo. Fuentes de Sumar a nivel nacional apelan a que la campaña de las gallegas "va sobre Galicia y el cambio que necesita" así como en poner de manifiesto la inacción durante años por parte de los populares.