Así comenzaba su crónica – “La modélica monarquía española se dispara en el pie”- el pasado fin de semana el corresponsal del diario británcio The Guardian en España, Giles Tremlett. Una crónica en la que hacía un repaso de las razones de la quiebra que se habría producido entre familia real y ciudadanía.

No citan a ‘la princesa’ por su nombre
En ella Tremlett incluía detalles sobre la falta de sintonía entre la vida de la realeza y los apuros económicos que vive una gran bolsa de la población; la presunta corrupción en las actividades del duque de Palma, Iñaki Urdangarín; el difícilmente explicable viaje del monarca a Botsuana a cazar elefantes; y los problemas internos de relación en la familia, incluidos sucesos como el accidente de Froilán o el distanciamiento entre rey y reina.

Sin embargo, el corresponsal británico en ningún momento cita por su nombre a uno de los personajes del momento, Corinna zu Sayn-Wittgenstein, la ‘princesa amiga’ de Juan Carlos. O más exactamente no usa su nombre, aunque sí hace una referencia ‘oculta’ a ella, al tiempo que da la explicación a su ‘olvido’. Escribía Tremlett en su crónica: “Ya no está fuera de límites ni siquiera la vida privada del Rey, en la que los rumores sobre la existencia de amantes siempre habían estado muy extendidos –incluida su amistad con una aristócrata alemana cuyo nombre es ampliamente conocido en España y Alemania, aunque sus abogados dicen que ella niega que esa relación sea inapropiada y han amenazado con acciones legales contra los periódicos británicos que revelen su nombre”.

Restrictiva ley de transparencia
Ahí está la razón de que el corresponsal de The Guardian no cite ni una sola vez a Corinna zu Sayn-Wittgenstein en su larga y detallada crónica: amparándose en la muy restrictiva ley de transparencia de la prensa británica, que protege muy mucho la diferenciación entre los que es vida privada y pública, la princesa ha hecho llegar a través de sus abogados a todos los medios de comunicación británicos una carta en la que se establece que su relación con el rey entra dentro de lo privado y que no hay nada inapropiado en ella…

“Una advertencia velada, un aviso a navegantes –explica el propio Tremlett a ELPLURAL.COM-. Aunque en estas cartas no hay amenazas concretas.., no te dicen que te van a demandar, el que te lleguen de un despacho de abogados ya te da una idea del riesgo al que te puedes enfrentar si publicas determinadas informaciones”.

Igual prensa seria que prensa ‘amarilla’
Giles Tremlett nos confiesa que los medios británicos reciben con frecuencia este tipo de ‘advertencias’ por parte de personajes públicos, y que luego cada medio decide publicar o no la información en función de su relevancia y su credibilidad. Es verdad que hay muchos medios británicos, por ejemplo varios de los que publica el ultraconservador Rupert Murdoch, que son famosos por su falta de escrúpulos, incluidos los medios que utilizan para conseguir información. Pero la ley de transparencia es tan restrictiva que ni siquiera los medios serios -The Guardian está entre los más fiables, sino el que más de los que se publican en las islas-, se libran de estas amenazas de los bufetes de abogados de todo tipo de ‘gente famosa’.