El pasado diciembre, sin previo aviso, Jorge Moragas anunciaba que dejaba su cargo como jefe de Gabinete de Mariano Rajoy y volvía a su carrera de embajador, puede ahora que previniendo la que se venía encima del Partido Popular por las sentencias por sus casos de corrupción.

Tras su salida del Gobierno, fue designado embajador de España ante la ONU, lo que lleva aparejado una vida a cuerdo de rey en Nueva York, situación que podría acabar en breve ante la llegada del nuevo gobierno socialista a La Moncloa.

Este cargo, al igual que el de embajador en Washington o Londres, más que de diplomáticos, son eminentemente políticos y suelen ser designados por los gobiernos de turno cuando cambian de color.

Si el nuevo ministro de Exteriores de Pedro Sánchez decide ponerse a renovar embajadas, una de las primeras sería la de Moragas y, con ella, toda su vida ‘a cuerpo de rey’ en Nueva York donde vive en una casa de 11 estancias -cuatro de ellos de servicio-, con pista de squash, aunque no de piscina o gimnasio. 

Como publicó El Plural en su momento, el mantenimiento de esta “residencia oficial del Estado español” cuesta 12.291 euros al año. Está ubicada en un sitio privilegiado, junto a la Quinta Avenida y el Central Park de Nueva York.

El Gobierno explicó en respuesta a una pregunta de una diputada de ERC que la vivienda tiene "almacenes, cuartos de instalaciones, un recibidor, cocina, pequeño comedor, un salón, un comedor oficial, un despacho, siete estancias/dormitorios, un trastero y cuatro estancias/dormitorios de servicio". El Ejecutivo se encarga del coste del servicio doméstico, como hace con todas las delegaciones diplomáticas, aunque sin desvelar cuánto dinero destina a ello. El inmueble es propiedad del Estado desde 1972.

Con su vuelta a la carrera diplomática, Moragas pasó de cobrar 115.750 euros anuales a más de 200.000, además de disponer de casa gratis total, incluido el servicio.