El portavoz de Compromís en el Senado, Carles Mulet, ha hecho pública la respuesta dada por el Gobierno central, después de reiteradas peticiones por vía parlamentaria para saber el coste que han tenido para las arcas públicas las reformas efectuadas durante los cinco últimos años en el conjunto del Valle de los Caídos. El Gobierno no había explicado hasta ahora esos gastos y se limitaba a responder a las peticiones de información aportando los gastos ordinarios, que han resultado ser sólo la mitad de lo gastado. 

Como ejemplo, vemos los gastos de 2016: personal 1.045.000,00, gastos corrientes en bienes y servicios, 327.722,78€ en transferencias corrientes 340.000,00€ en inversiones 123.602,55€. Es decir: un total de 1.836.325,33€

Ahora se sabe que, en gastos de "mantenimiento y reformas extraordinarias", sólo de 2012 a 2017, se han gastado 1.497.076, 25 como inversiones, y 308047, 57 como gastos corrientes. Por lo que, sumando, vemos ahora que el gasto en el monumento franquista es el doble lo habitual

El Gobierno no sigue las recomendaciones de los expertos

Según ha explicado Mulet en el Senado "mantener el mausoleo de un dictador genocida como si se tratase todavía de una máxima autoridad del Estado, cuesta cada año 1.8 millones de manera normal, y a eso hay que sumar las actuaciones extraordinarias como esta, por lo tanto, por menos de dos millones al año no nos sale la fiesta. ¿Alguien cree que en Italia o Alemania tendría cabida pagar con dinero público mantener mausoleos sagrados para Mussolini o Hitler?"

Mulet ha recriminado que se escuden para efectuar estas reformas del monumento en el informe de la comisión de expertos sobre el Valle encargado por el gobierno de Zapatero"de las 27 recomendaciones, solamente han hecho caso a la número 22, que es la de invertir para reparar y detener el deterioro del monumento Pero no al resto, que piden resignificar el sitio, buscar amplios consensos sociales y políticos, atender a las reclamaciones de identificación, exhumación y devolución a los familiares, hacer del Valle de los Caídos un lugar para la memoria de víctimas y muertos de la Guerra Civil. Y que José Antonio Primo de Rivera o Franco no tengan un lugar preeminente en la Basílica."

Un peligro para la seguridad

El mal estado general del Valle de los Caídos, especialmente el de algunas de sus gigantescas esculturas, se había convertido en un problema de seguridad. La mala elección de materiales constructivos en su día -unida a las condiciones meteorológicas extremas de la Sierra Norte de Madrid-, acelera la degradación de partes del monumento. Las filtraciones del agua en la piedra, unidas al tipo de mortero que se empleó, hacen que las esculturas se disuelvan a sí mismas, convirtiendo piedra, mortero y hormigón en una secreción calcárea que se filtra por grietas y juntas. 

Especialmente peligrosa era la situación de la escultura de "La Piedad", situada justo en la entrada de la Basílica y que suponía un peligro por posibles derrumbes o caídas de escombros.