Pocas son las veces que se ha visto a Pablo Iglesias junto a Íñigo Errejón desde Vistalegre II. Escasas son las ruedas de prensa del exportavoz a nivel nacional. Su presencia en el Congreso se ha diluido. Pero Errejón no se ha ido, y su movimiento no ha perecido. El secretario de Análisis Estratégico y Cambio Político dio un paso atrás a nivel estatal para convertirse en el líder regional por antonomasia. Y desde los territorios, Errejón se ha ganado a la gente, a las bases, y ya ha puesto rumbo a Madrid 2019. El año 2017 fue el año en que el líder de Podemos y su número dos vieron como sus caminos divergían, pero Íñigo no abandonó y, tras una campaña tan silenciosa como efectiva, se convirtió en uno de los líderes regionales mejor valorados por sus bases.

Hubo una época en la que Pablo Iglesias e Íñigo Errejón formaban un tándem idílico, una pareja de fantasía, una dupla de cuento de hadas. Pero algo cambió. El secretario general y el exportavoz parlamentario dejaron de compartir estrategia política y las diferencias entre las facciones se hicieron evidentes. En los discursos de Pablo Iglesias comenzó a observarse unos matices de la izquierda clásica que él siempre había criticado. Sus caminos se separaron. El viraje del líder de Podemos provocó que el que fuera su número dos se alzara y presentara su propia alternativa en la Asamblea Ciudadana conocida como Vistalegre II.

Como si del Mayweather vs. McGregor se tratase, el cónclave de Podemos, que tuvo lugar los días 11 y 12 de febrero, enfrentó a los dos pesos más pesados del partido. Iglesias compartía lista con Irene Montero, Pablo Echenique -secretario de Organización-, Vincenç Navarro, Gloria Elizo, Rafa Mayoral y el exJEMAD Julio Rodríguez, entre otros.

En la otra esquina del cuadrilátero se situaban Íñigo Errejón y su guardia pretoriana, formada por Rita Maestre -portavoz en el Ayuntamiento de Madrid-, el juez Juan Pedro Yllanes, Pablo Bustinduy -coordinador de la Secretaría Internacional- y Jorge Moruno -exresponsable de discurso y considerado uno de los pensadores más importantes dentro de la formación-, entre otros como el fichaje de última hora del actor Pepe Viyuela.

La tercera facción de Podemos, la corriente de los anticapitalistas, presentó también su propia propuesta comandada por el eurodiputado Miguel Urbán y Teresa Rodríguez -que no fue en la lista, pero ha participado en la redacción de los documentos-.

Las familias quedaron perfectamente identificadas y el debate acalorado saltó a Twitter.

La contienda se saldó con la derrota de Errejón, quien fue relegado a un rol subalterno. Fue sustituido por Irene Montero como portavoz en el Congreso y dio un paso atrás a nivel nacional. Pero ni mucho menos esto iba a suponer el final de Íñigo. A cambio de no disputarle nuevamente el liderazgo, Errejón pactó con el secretario general que sería el candidato a la Comunidad de Madrid en 2019.

No es fácil pasar de ser una referencia a nivel nacional a convertirse en un verdadero líder regional. ¿Cómo generar sentimiento de esperanza, empatía y cercanía con los círculos cuando hasta sectores del PSOE pedían que Errejón liderase el partido? Arduo trabajo.

El que será candidato a la Comunidad de Madrid en 2019 emprendió, tras Vistalegre II, una campaña tan silenciosa como efectiva. Errejón se pasó el verano de fiesta popular en fiesta popular. Alcobendas, Mejorada, Parla, Arganzuela, Carabanchel… Se recorrió de punta a punta el territorio madrileño para acercarse a las bases y a sus líderes locales. Le hemos visto bailando un chotis en las fiestas de San Isidro, y varias localidades fueron empapeladas con carteles que rezaban: “¡Tómate algo con Errejón!”.

De forma camaleónica, Errejón se adaptó a su nuevo papel y consiguió ganarse el cariño y el calor del público. Pero no solo lo ha conseguido haciendo trabajo de campo. También ha usado las redes sociales. Su cuenta personal de Twitter es una loa a Manuela Carmena y está repleta de críticas a Cristina Cifuentes y a la corrupción en la que el PP de Madrid está inmerso desde hace varios años.

Objetivo: Madrid 2019

El primer paso de Errejón pasaba por ser aceptado, cambiar su imagen de líder nacional por la de líder regional y local. El segundo paso de su silenciosa campaña es hacer de su candidatura un tándem. Errejón lleva tiempo trabajando en un discurso que le lleve de la mano de la alcaldesa de Madrid, de tal manera que se entienda que son un pack: Carmena al Ayuntamiento y él a la Comunidad. Por este motivo, a pesar de que aún no está 100% decidido, el equipo de Errejón y el propio Errejón han pedido a Carmena que repita y “está casi cerrado”, aseguran fuentes internas a El Plural.

El obstáculo Espinar

Pero no todo iba a ser un cuento de hadas. El secretario de Análisis Estratégico y Cambio Político tenía vía libre por parte de Iglesias, no así en lo que se refiere al secretario general autonómico. Ramón Espinar ganó las primarias de Podemos Comunidad de Madrid frente a Rita Maestre en lo que fue la primera batalla entre errejonistas y pablistas.

Y Espinar no está precisamente colaborando. No le ha puesto la alfombra roja. Pablo e Íñigo pactaron una lista unitaria y de consenso para las primarias de Podemos Madrid municipio: el exJEMAD Julio Rodríguez. Pero el secretario general se valió de una norma introducida en Vistalegre II para, con el pretexto de acercar las bases a las cúpulas, elegir un número determinado de representantes de los círculos que se incorporarían al Consejo Ciudadano Autonómico. En concreto, nueve. Esta disposición permitió a Espinar diluir la presencia errejonista en el Consejo Ciudadanos Autonómico ya que los círculos en la capital los controla el secretario general autonómico y, en consecuencia, los nuevos representantes son afines a Espinar. Unas maniobras por el control de Podemos Madrid que han tensado su relación con Iglesias (al menos, por lo que al líder autonómico respecta).

El errejonismo se expande desde la retaguardia

A pesar de su derrota en Vistalegre II, los errejonistas no han perdido presencia a nivel regional, todo lo contrario. El movimiento liderado por el secretario de Análisis Estratégico y Cambio Político se replegó, pero no abandonó la lucha, y desde la retaguardia se ha hecho más fuerte que nunca. En los procesos internos a nivel autonómico el errejonismo ha ganado en Valencia, Baleares, Aragón, Euskadi, Murcia…

Lo difícil era la conversión. Ahora, Errejón lo tiene claro: velocidad crucero rumbo Madrid 2019.

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