El Ministerio del Interior sospecha que los Mossos d'Esquadra espiaron a los agentes que investigaban los preparativos para celebrar el referéndum ilegal del 1 de octubre.  La policía autonómica habría creado una estructura de seguridad paralela cuyo objetivo era seguir los movimientos de los investigadores de la Guardia Civil y de la Policía Nacional.

Según fuentes de Interior, citadas por El Mundo, los Mossos no sólo protegieron, de la investigación judicial, las actuaciones de los dirigentes autonómicos en el referéndum, sino también siguieron los pasos de las Fuerzas de Seguridad del Estado. Para ello, contaron con presupuesto extra para obtener y manejar el material de espionaje sofisticado.  Los investigadores que trabajan para los juzgados intentan averiguar ahora la procedencia de esos fondos.

Suigieron a guardias civiles
Los Mossos contaron con dispositivos de escucha que utilizaron para controlar los movimientos fundamentalmente de la Guardia Civil y realizaron seguimientos a los investigadores que identificaron y controlaron.

El operativo clandestino de los Mossos consiguió blindar la estructura organizada para llevar a cabo el 1-O, incluidas las urnas ocultas en el sur de Francia y su traslado a Cataluña.

L
os propios investigadores han admitido que se sintieron espiados y perseguidos, pero no han logrado identificar a quienes les espiaban. No pbstante, no tienen dudas de que formaban parte de la policía autonómica catalana y de que podrán aclararlo a partir de intervenciones telefónicas y de algunos datos obtenidos durante sus pesquisas contra el 1 de octubre.


El cordón para proteger a los implicados en el 1-O
La policía autonómica habría montado tres turnos de vigilancia diarios con agentes de paisano en el domicilio de Natàlia Garriga, exalto cargo de la Generalitat detenida por el 1-O, para protegerla de la investigación judicial abierta por los preparativos del referéndum. Así lo deduce la Guardia Civil de las conversaciones telefónicas intervenidas por orden del titular del juzgado de instrucción número 13 de Barcelona a los investigados por los preparativos del 1-O, incluidas en el atestado que ha presentado ante la juez de la Audiencia Nacional que ha abierto una causa por sedición, al que ha tenido acceso EFE.

El atestado incluye una conversación telefónica que Natàlia Garriga, exdirectora de Servicios del Departamento de Vicepresidencia, mantuvo el pasado 29 de septiembre con una persona no identificada que, según la Guardia Civil, "se desprende con total nitidez que es un policía".

En esa charla, el supuesto policía, tras recibir una llamada de Garriga, le comunica que ese mismo día su "prefectura" le ha dado vía libre para "hacer servicio con ella" en tres turnos de trabajo -mañana, tarde y noche-, mediante "patrullas no logotipadas del área sin uniforme".

El supuesto agente avisa también a Garriga de que, si tiene un momento "se acercará" para darle "cuatro consejos para temas de medios técnicos y alguna rutina", en lo que la Guardia Civil entiende como una "clara referencia al uso de dispositivos electrónicos como teléfonos móviles, ordenadores y otros sistemas de comunicación".

En otra de las escuchas, el exdirector general de Patrimonio Francesc Sustrias -uno de los 14 detenidos por los preparativos del referéndum- llama al director de los Mossos d'Esquadra, Pere Soler, y le dice que le tiene que "pedir una cosa y seguro que no es el primero". Soler le contesta que "ya están en ello" porque han "aumentado la contravigilancia a los que han estado más expuestos" y que ya hablarían del asunto, a lo que Sutrias responde que "no se reúne con nadie en su despacho por razones obvias", por lo que ambos quedan en verse.

Otra de las conversaciones que figura en el atestado es la que mantuvieron el 23 de septiembre pasado el jurista Carles Viver Pi-Sunyer, director del Instituto de Estudios del Autogobierno e investigado por los preparativos del referéndum, con Margarita Gil, exdirectora de servicios jurídicos de la Generalitat y esposa del exconseller de Interior Jordi Jané.

Viver Pi-Sunyer comenta en esa charla a Margarita Gil que había "limpiado" su teléfono móvil porque su esposo -Jané- le había avisado tiempo atrás de que "fueran con cuidado". "Le hice caso, así que no encontrarán grandes cosas", añade.