Por primera vez en los últimos 16 años, Angela Merkel, la primera mujer canciller en Alemania, ya no será candidata a la reelección. La más poderosa del mundo según la revista Forbes en 2015, que el pasado 17 de julio cumplió 67 años, ha dicho que cuando deje su cargo lo primero que quiere hacer es algo tan mundano como descansar y dormir.

"Después trataré tal vez de leer, y se me cerrarán los ojos, porque estaré cansada. Entonces trataré de dormir un poco y luego veremos dónde aparezco", afirmó Angela Merkel con sentido del humor, en una entrevista reciente en Washington, y adelantada por Vanitatis. Tras su retiro, la canciller recibirá una pensión mensual de 15.000 euros, según la legislación alemanatendrá derecho a escolta, una oficina en el Parlamento y a un vehículo oficial con chófer.

Su última intervención ante el Parlamento

En su última declaración de Gobierno ante la cámara baja del Parlamento alemán en junio pasado, Merkel se refirió a las amenazas y retos exteriores a los que, a su juicio, se enfrenta la Unión Europea: las relaciones con RusiaChina y Turquía. En el caso del gigante asiático, Merkel defendió que la Unión Europea tiene que ser capaz de presentar a la comunidad internacional una oferta distinta y "mejor" a la de Pekín, una oferta basada en los "valores comunes" europeos. 

Sobre Turquía la canciller alemana repitió que la Unión Europea tiene "graves diferencias" con ese país, especialmente en materia de protección de los derechos humanos, pero se mostró favorable a continuar el diálogo, especialmente en el área del control de los movimientos migratorios. En esta materia, Merkel abogó por que la Unión afronte de manera decidida la reforma de su política de asilo y de acogida a los refugiados y alentó a trabajar de modo más estrecho tanto con los países de origen como con los de tránsito

Curiosidades sobre la vida de Merkel

Merkel se licenció en Química y Física Cuántica, y en su día fue la única mujer que ocupaba un puesto en la sección de Química Teórica de la Academia de Ciencias de la Alemania Oriental, a donde llegó con su familia desde Hamburgo cuando sólo contaba con más de un mes de nacida. Como otros niños que crecieron en la RDA, aprendió ruso en la escuela y llegó a ser tres veces campeona del concurso de lengua rusa.

Mientras estudiaba Física en la Universidad Karl Marx de Leipzig, la joven Merkel trabajaba como camarera en discotecas de estudiantes y con el dinero que recibía llegaba a pagarse casi todo el alquiler, según ella misma contó en una entrevista. A finales de la década de 1970, solicitó un puesto de profesora adjunta en una escuela de ingeniería, pero como condición para conseguir el trabajo, le dijeron que tendría que informar sobre sus colegas a la Stasi, la policía secreta de Alemania Oriental. Una propuesta que rechazó porque -ha relatado- era muy parlanchina para ser una buena espía. Su decisión le permitió más tarde lanzar su carrera política, ya que en la Alemania posterior a la reunificación cualquier vínculo anterior con la Stasi le invalidaba para ello.

El 9 de noviembre de 1989, la noche en que cayó el Muro de Berlín poniendo fin a cuatro décadas de gobierno comunista en Alemania del Este, una treintañera Merkel visitaba una sauna. Luego cruzó la frontera para celebrarlo con una sola cerveza, antes de volver rápidamente a casa, porque tenía trabajo al día siguiente.

Según un perfil  de la canciller por 'New Yorker', es una gran aficionada a las imitaciones y en las charlas extraoficiales con periodistas alemanes, repite conversaciones enteras con otros líderes mundiales. Entre sus favoritos están Vladimir Putin, el rey Abdalá de Arabia Saudí o el papa Benedicto XVI.

"Mutt" para sus compatriotas

Su nombre completo es Angela Dorothea Kasner, pero se convirtió en Angela Merkel cuando se casó con el físico Ulrich Merkel en 1977. El matrimonio duró tan solo cinco años y ella optó por mantener el apellido de su exmarido. El segundo esposo de Merkel, Joachim Sauer, es profesor de la Universidad Humboldt de Berlín y es experto en evitar apariciones públicas, por lo que los medios de comunicación de su país le han apodado el Fantasma de la Ópera.

Los alemanes también han dedicado un apodo para su canciller, a la que llaman "Mutt" (mami) porque la ven como la protectora de la nación y la que les libra de los problemas.

Es conocido el miedo de la canciller a los perros desde que fue mordida por uno en 1995. Se ha contado que el presidente ruso Vladimir Putin llevó en una ocasión a su enorme mascota a una reunión conjunta en 2007 en un intento de intimidar a la canciller. Merkel dijo más tarde sobre el incidente que "entiendo que tiene que hacer esto para demostrar que es un hombre... Tiene miedo de su propia debilidad".

Además de sus grandes dotes políticas, la canciller tiene fama de ser una gran cocinera y es especialmente famosa por su pastel de ciruelas. Es habitual verla comprando en los supermercados de Berlín, donde siempre paga sus compras en efectivo.