Ahora que la capital presume de "almendra", de follones con los taxistas y de alcaldesa averiada, les recomendamos dejar el coche aparcado fuera de la zona ORA y darse una vuelta a pie por el centro. Pero lo que les proponemos es que no miren la ciudad como la ven ahora mismo, sino que la imaginen como fue hace cien años: a principios del siglo XX, cuando las estrellas de Hollywood como Charles Chaplin; los escritores de éxito como Saint-Exupéry, Malraux, Dos Passos, Neruda y Hemingway; y los grandes reporteros como Robert Capa recorrían esas mismas calles.


De Callao a Cibeles

Nuestra propuesta comienza en Callao y termina en Cibeles (hay una opción para los más valientes, que les explicaremos más adelante). O al contrario, eso según quien prefiera ir cuesta arriba o cuesta abajo. La excusa que les hemos buscado es disfrutar de los edificios construidos por Antonio Palacios, un arquitecto que cambió el aspecto de Madrid con una mezcla de belleza, equilibrio y funcionalidad.

En Callao estaba situado el Hotel Florida, construido por Palacios, en cuyas doscientas habitaciones se alojaron, entre otros, las celebridades que hemos citado antes. El edificio fue derribado en 1964, pero ahora es una excelente oportunidad para "revivirlo", porque Ámbito Cultural de El Corte Inglés ha organizado una semana de actos y encuentros para homenajear un lugar en el que, por ejemplo, Hemingway sitúa la acción de la única obra de teatro que escribió. Hoy, jueves, se recordará la figura del fotógrafo Robert Capa y mañana el tema central será "La literatura y la guerra". Tienen toda la información en su web.

De ahí, nos dirigimos a la casa Matesanz, en Gran Vía 27. Allí se ubicaba el Café Spiedum, al que debemos los madrileños nuestro gusto por el pollo asado. El nombre del establecimiento estaba tomado precisamente del de la máquina que los cocinaba. Ya saben, esa que da vueltas a las aves y las deja al punto exacto. Aunque pille un poco retirado, si de repente les ha entrado antojo de pollo asado, vayan a Casa Mingo y de paso le echan un vistazo al aparato en cuestión, que a los "gatos" nos ha dado más satisfacciones que el mismísimo El Corte Inglés, ya que hemos hablado de él. 

No se nos distraigan y sígannos por Peligros y Alcalá abajo hasta el número 31. Ahí se ubicaba el Banco Mercantil e Industrial. No se pierdan esa especie de arco incrustado en la fachada. Y el aspecto mucho más "moderno" que las obras anteriores de Palacios. Este casi vio la luz con la llegada de la Guerra Civil.

Un poco más abajo, en el 49 de Alcalá, nos encontramos con el Edificio de las Cariátides, sede de otro banco. Miren las columnas y entenderán por qué el populacho optó por llamarlo así, en lugar de utilizar el nombre de la entidad en cuestión, el Banco Español del Río de la Plata. 

La última escala es, por supuesto, el Palacio de Comunicaciones, lo que los madrileños hemos llamado toda la vida Correos. Si les parece una obra de arte y creen que debería ser conservado para siempre, piensen que para edificarlo fue necesario "robar" un trozo de El Retiro. Pero no se metan en líos de recalificaciones y aprovechen para visitar la sede del Ayuntamiento. 

Y, último pero no menos que los demás, para los valientes queda la opción que ya habíamos avisado. Consiste en añadir una etapa más y dejarse caer por el número 4 de la calle Mayor. Si quieren ir cuesta abajo, empiecen aquí; si optan por subir, déjenla para el final. Allí está la Casa Palazuelo y les aseguramos que merece la pena el paseo. Como también la merece visitar otra de las obras maestras de Palacios, el Hospital de Maudes, al que pueden llegar en el Circular, por ejemplo, o en metro hasta Cuatro Caminos. 

Esperamos que les guste nuestra propuesta. Que les sirva para olvidar tanto caos y tanta tensión y así poder disfrutar de un Madrid en el que los ecos de la calma, los cafés en las terrazas y el gusto por la literatura llegan hasta el presente.