En estos amargos tiempos de pandemia, marcados por el largo hastío,  el eterno letargo,  las incasables e interminables restricciones, el infinito ocio prohibido; en  medio de cientos de  mediocres estrenos que pareciera,   se hubieran contagiado e impregnado de tamaño aburrimiento,  toparse  casi sin quererlo,  con una joya con la que combatir el tortuoso desaliento, resulta una tarea titánica.

Encontrar algo no solo que merezca realmente la pena,  sino que sea mágico, único, diferente y divertido, se convierte además,  en toda una maravillosa y deliciosa experiencia religiosa.  Con ‘Supongamos que Nueva York es una ciudad’ en Netflix, ocurre eso y mucho más. La serie documental de 7 episodios, dirigida por Martin Scorsese y protagonizada por la escritora Frank Levowichtz es deliciosamente gruñona, endiabladamente inteligente y tremendamente divertida.

Imagen de Fran Lebowitz en el metro.

El director neoyorkino y la peculiar escritora convertida en todo un fenómeno de masas por sus agudas intervenciones en televisión y grandes espacios, se juntan para hablar… y reír de la ciudad de los rascacielos. El pregunta y ella responde de todo lo cotidiano, con inmensa gracia e enorme sabiduría.

Scorsese se descojona-permítanme la expresión y los espectadores más todavía, escuchando las ácidas e imprevisibles opiniones de Fran Lebowitz mientras la acompaña, graba y entrevista en teatros, platós, recorriendo las calles, o incluso delante de una maqueta de la ciudad, especialmente construida para la ocasión. La serie continuación del documental ‘Public Speaking’ que ambos realizaron hace diez años para HBO, se sirve además de otras grandes y emblemáticas intervenciones de la escritora en programas de televisión del pasado.

‘Supongamos que Nueva York es una ciudad’ es la excusa perfecta para oír a Lebowitz divagar sobre la ciudad de los rascacielos y por extensión, la vida urbana que tiene lugar allí: su ruido, su exceso de gente, su carácter agotador a la par que adictivo, su elevado coste de vida, sus librerías, taxistas etc. Scorsese pregunta cosas, y mientras ella responde lo que le parece, él ríe sin parar.

Scorsese pone su foco sobre la ensayista, que despliega todo su abanico de ingenio, opiniones y sarcasmo delante de la cámara, para ofrecer un antirretrato de una ciudad, que no es más que un mapa de los constantes cambios que como gran urbe, ha sufrido a lo largo de los últimos años.

Martin Scorsese y Fran Lebowitz.

Poco a poco, en una conversación que no deja de fluir, la escritora deja caer sus impresiones y opiniones respecto a casi todos los temas que se nos pueden ocurrir y que tengan algún nexo de unión con Nueva York (es decir, todos). Una ciudad donde, asegura, “nadie puede permitir vivir, pero ocho millones de personas lo hacen”.

¿Quién es Fran Lebowitz?

Aunque lleva más de 40 años sin escribir, esta peculiar narradora de la vida, convertida en los años 70 y 80 en todo un icono de la cultura pop en la ciudad de Nueva York, se ha hecho famosa, además de por su inconfundible indumentaria compuesta por vaqueros, camisa blanca y americana negra, por un ingenio e ironía desbordante, que ejercita en programas de entrevistas y conferencias por el país. Directa y campechana, clara y poco simpática, aunque poderosamente graciosa, Lebowitz ‘enamora’  por su enorme desparpajo y  desmesurado sarcasmo.Escucharla es un no parar de reír. No se la pierdan en Netflix.