Con más frecuencia de la que me gustaría abandono series, bien porque no las entiendo desde un principio, debido a sus más que presumibles fallos de guion, o bien por las barrabasadas, hostilidades, violencia y maldades innecesarias en muchas de ellas, que contribuyen ostensiblemente a revolverme más y más en mi ya de por sí infernal día a día. Bastante viacrucis soporto diariamente para que encima en mis ratos de ocio me desayune con ficciones que superan con creces la realidad, y no al revés.

La Edad Dorada, la serie que emite bajo demanda HBO Max, es precisamente todo lo contrario… y por eso me está enamorando conforme avanza su primera temporada de 9 episodios.

Tiene todos y cada uno de esos ingredientes “estúpidos” y simplones que contribuyen a que uno no se coma la cabeza. En este delicioso folletín o telenovela de época (¡cómo quieran llamarle!) tanto la manera de expresarse, enamorarse, pelearse o ascender en su clasista sociedad derrama elegancia, sencillez y hasta cierta cursilería. Muy similar, por cierto, a otras ficciones de época como Los Bridgerton. Ante ella, y no saben lo que se agradece, uno lo único que tiene que hacer es disfrutar, sin necesidad de retorcerse los sesos para seguir la trama.

Del creador de la exitosa 'Downton Abbey', Julian Fellowes

"La Edad Dorada" comienza en 1882 con la mudanza de la joven Marian Brook (Louisa Jacobson) de la zona rural de Pensilvania a la ciudad de Nueva York, después de la muerte de su padre, para vivir con sus tías adineradas; Agnes van Rhijn (Christine Baranski) y Ada Brook (Cynthia Nixon). Acompañada por Peggy Scott (Denée Benton), una aspirante a escritora de color que busca una oportunidad en el periodismo, Marian se ve envuelta de forma inesperada en una guerra social entre una de sus tías, hija de la vieja riqueza, y sus vecinos tremendamente ricos, un magnate ferroviario y su ambiciosa esposa, George (Morgan Spector) y Bertha Russell (Carrie Coon).

La serie refleja a la perfección la Edad Dorada estadounidense, ese período de inmenso cambio económico ocurrido en aquel país a finales del XIX, marcado, además de por el conflicto entre las viejas costumbres y los nuevos sistemas, por una incansable lucha de poder entre las fortunas ganadas y perdidas. Los nuevos ricos se obstinaban por ser aceptados en una alta sociedad rancia y gran parte de ella arruinada, que se negaba a mirar si quiera a la cara a nadie que no arrastrara un aristócrata apellido.

Fellowes, que ganó un Óscar por el guion de Gosford Park, crea a través de unos pintorescos personajes un drama delicioso, salpicado de crítica social. Un vestuario impecable, imponentes decorados y una exquisita ambientación del Nueva York de la época hacen de la serie que emite HBO Max la digna y perfecta sucesora de la exitosa Downton Abbey, cuyas seis temporadas se pueden ver en Netflix.