Uno de los últimos y más exitosos lanzamientos de Netflix, la serie Cristal Oscuro: La era de la resistencia, ambientada en la película El Cristal Oscuro de 1982, ha sido recibida con buenos ojos por la crítica y los espectadores, excepto por los sectores católicos más conservadores, que no han visto con buenos ojos dos detalles que, a primera vista, habían pasado desapercibidos por la mayoría de espectadores: la presencia de personajes homosexuales.

Vivimos en la época de la nostalgia y el mundo de las series no podía ser menos. Ahí está Sabrina, que ha vuelto a traer a la pantalla -de Netflix, eso sí- las aventuras de la bruja adolescente que conquistó a los jóvenes en los 90, aunque con menos humor y algún que otro susto. O Madres Forzosas, la versión rescatada que cuenta cómo les va en la actualidad a las niñas de Padres Forzosos en su coqueta casa de San Francisco.

En este ambiente, la última conquista de Netflix entre un público que empieza a pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor es Cristal Oscuro: La era de la resistencia. Una nueva historia ambientada en el mundo de Thra que ya conquistaron a los niños y no tan niños de 1982, con la película El Cristal Oscuro con la que Frank Oz y Jim Henson hicieron historia: era el primer film en el que todos sus protagonistas eran marionetas.

Y marionetas siguen siendo los protagonistas de la versión que Netflix estrenó a finales de agosto y que, poco a poco, se ha hecho con el aplauso de la crítica. En IMDB, la mayor web de cine y series, cosecha un meritorio 8,8 de nota y en Filmaffinity, un 8,2. Ambas notas, muy por encima de la versión de 1982, que tiene un 7,2 y un 7 respectivamente.

La versión moderna mantiene las marionetas que hicieron historia, pero los autores han incluido un par de detalles más acordes a los nuevos tiempos que ha provocado aplausos, pero también críticas: parejas homosexuales.

La primera de ellas son los padres de Deet, una Gelfling a quien pone voz la estrella Nathalie Emmanuel, conocida por su papel de Missandei en Juego de Tronos. Para captar el matiz, hay que ver la escena en Versión Original -o tener activados los subtítulos en inglés- cuando Deet cuenta que su familia está formada por “dos padres [fathers] y un hermano”. Poco después se ve a la familia completa, pero la naturaleza élfica de las marionetas hace imposible conocer su género.

Sin embargo, no es el único gesto inclusivo que hay en Cristal Oscuro, porque según ha explicado Entertaiment Weekly con información externa del rodaje, y muchos fans han acogido con alborozo, es que dos personajes femeninos de la serie tendrían una relación amorosa: Tavra (Caitriona Balfe) y Onica (interpretada por Natalie Dormer, también de Juego de Tronos).

Tal despliegue de parejas LGTB no ha gustado en los sectores católicos más conservadores. En España, las críticas las ha abanderado el portal de información religiosa Infovaticana, donde bajo el seudónimo de Pater JM se ha publicado un artículo que acusa a Netflix de “adoctrinamiento” dentro de su “agenda globalista”.

El artículo alza la voz contra la imagen que da la serie del “heteropatriarcado” donde “ninguna fémina es propiamente mala, sino que está condicionada por el influjo del hombre”. Sin embargo, sus críticas más furibundas son contra las parejas homosexuales de la serie porque “lejos de ‘normalizar’, ‘anormaliza’ esta situación, porque además se trata de la única familia estable de todo el relato: todas las demás familias son monoparentales o disfuncionales…”. Según el artículo de Infovaticana, esto “puede confundir grandemente a los niños”.

 

En esta web se lamentan de que, “por desgracia, la serie está francamente bien”, ya que muestra “valores clásicos acerca del bien, la amistad, el amor”, pero avisan de que “ya sabemos que el mal siempre hace uso de esas añagazas para seducir al bien y alterarlo conforme a sus propósitos”.

En cualquier caso, no es la única acusación que se hace a Netflix de “adoctrinar” a su público. En concreto, mencionan a Stranger Things, donde en la tercera temporada se ha descubierto que el personaje de Robin es homosexual, aunque en Infovaticana hablan de una “pareja”. “Recordemos otra de sus series actuales de éxito, Stranger Things, donde aparece una pareja homosexual sin venir a cuento”, denuncian. A lo mejor el problema es ese, que normalizar la presencia de personas, personajes y hasta elfos con orientaciones sexuales diversas pasa por que no haga falta un “cuento” que lo justifique. Como en la vida misma.