Kurt Donald Cobain nació un 20 de febrero, pero de 1967, en el seno de una religiosa familia en Aberdeen, una ciudad del estado de Washington. Una población que no se esperaba acoger a la mayor leyenda del grunge. Un ser incomprendido, que se convirtió en el altavoz de una generación decepcionada y que, durante años, permaneció en silencio.

Su corta vida no resultó fácil. Una infancia marcada por el divorcio de sus padres y el acoso que sufrió por parte de sus compañeros por el simple motivo de ser amigo de un joven homosexual. De hecho, el propio Cobain reconoció en 1993 que le avergonzaba compararse con el resto de chicos porque “ansiaba pertenecer a la familia clásica, con padre y madre”. “Odié a mis padres durante años por esa razón”, agregó.

Estas terribles circunstancias y su personalidad le llevaron a convertirse en el máximo exponente de la Generación X gracias a sus letras. Sin embargo, en este aspecto, el cantante siempre consideró que el público malinterpretaba sus canciones.

Antes de convertirse en el sinónimo del grunge por antonomasia, Cobain estuvo muy ligado a la música. Desde que tenía uso de razón se declaraba ferviente admirador de bandas como The Beatles o Ramones. Su pasión por la música le pedía a gritos conformar una banda para ser como sus ídolos. El joven Cobain no sabía lo que le esperaba.

Nirvana en una fotografía de archivo. Facebook Nirvana

El legado de Kurk Cobain que aún pervive en las canciones de Nirvana

A los 14 años uno de sus tíos le regaló una guitarra por su cumpleaños, lo que supuso el germen de la leyenda en la que se convertiría años después. Fueron muchos los intentos de Kurt, pero la moneda se empeñaba en caer por el lado erróneo. Hasta que, en 1987, fundó el inmortal grupo de Nirvana.

Krist Novoselic fue el ‘loco’ que inició junto a Kurt este inclemente sendero. Dos años después de la fundación del grupo publicaron su primer trabajo. Un disco que llevaría por nombre Bleach y que relanzarían en 1992. Antes de esto, Dave Grohl se unió a la banda, cerrando el grupo que vagaría incansable en la cultura popular.

Dos años después de que Bleach viera la luz, Nirvana gestó con esmero Nevermind, su segundo trabajo y el que sería el más vendido de la historia del grupo. Con este disco, el trío vendió más de 35 millones de copias y se ganó el crédito de infinidad de amantes de este subgénero de rock que exploró Nirvana junto con Soundgarden y Alice In Chains.

Smells Like Teen Spirit, uno de los temas de Nevermind, degeneró en un himno para todos aquellos inadaptados que rechazaban los convencionalismos americanos.

En 1993, tras relanzar Bleach, Cobain, Novoselic y Grohl gestaron In Utero, que se convertiría en el tercer trabajo y el segundo con más recaudación por parte del grupo. Otro éxito de la factoría que, a la postre, sería el último que produciría el grupo.

Un año después de In Utero, el 8 de abril de 1994, la noticia resonó por todo el mundo. Kurt Cobain se había quitado la vida. La oscuridad se cernió sobre sus fans y, sobre todo, por el escenario musical. Aquel genio de 27 años se había suicidado en su casa para poner fin al desasosiego interno que había traído una fama que él siempre rechazó.

Su adicción a la heroína, la presión mediática y una grave depresión privaron al mundo de aquella voz desgarradora que había encandilado a los ‘diferentes’ en los Estados Unidos de los 90.  La autopsia determinó que el joven cantante se suicidó tres días antes de que encontraran el cuerpo en su propia casa.

No obstante, Kurt Donald Cobain nunca murió. Su grandeza le ubicó en un Olimpo reservado para unos pocos privilegiados, además de engrosar el fatídico ‘Club de los 27’, junto a Janis Joplin, Jimmy Hendrix y otras superestrellas de la música. Su legado pervive y, por ello, decidimos homenajearle con las diez mejores obras - y un bonus track - que Nirvana regaló a la Humanidad.

1. About a Girl

2. In Bloom

3. Heart-Shaped Box

4. Smells Like Teen Spirit

5. Lithium

6. Come as You Are (Unplugged version)

7. Penniroyal Tea

8. Rape Me

9. Love Buzz

10. Breed

Bonus Track: The Man Who Sold the World