El arte es una suma de factores difícil de etiquetar. Ana Carla es cantante, compositora y violonchelista de jazz, pero también es una gama de influencias y búsquedas. Hija de músicos, nacida en Cuba, igual tiene mucho de París y de Barcelona. Verla en escena es formar parte involuntaria de su fuerza; ser café o un paseo en bicicleta, como ella misma se define. En este diálogo comparte un poco de todo esto y de su nuevo álbumBahía’.

FOTO 1. ANA CARLA MAZA. CRÉDITO DOMINIQUE SOUSE.

Edgar Borges: - ¿Quién es Ana Carla Maza?
Ana Carla Maza: - Soy un café a primera hora de la mañana, la primera lluvia de mayo en el barrio de Bahía de la Habana, soy una caminata por las calles de París junto al río Sena mientras el café St Regis abre sus puertas…. Soy también una salida en bicicleta por la ruta del mar de Barcelona. 
Soy la cafetería de un tren y las conversaciones casuales con desconocidos. Un pasajero que escucha música latino americana, de Norah Jones, Gilberto Gil, Rubén González, Lhasa de Sela, Carla Morrison.
La niña que ve por la ventana curiosa por descubrir cosas nuevas.
Soy las clases con mi profesora de piano Miriam Valdés, la hermana de Chucho Valdés, hija de Bebo Valdés. Soy Cuba y toda su historia musical. 
Soy una bailarina de ballet que pasa horas entrenando al ritmo de música clásica, y un pintor que pasa el día trabajando en su atelier. 
Soy la aficionada del teatro que llega 5 minutos antes de que comience el espectáculo, una feroz escritora culpable de comer chocolates. 
Soy una copa de vino en un balcón. La espectadora que sale del cine a la 1 de la mañana.  Y un baño a luz de velas.

E. B: - ¿El violonchelo te acompaña en el recuerdo y en el olvido?
A.C. M: - En mi disco ‘Bahía’ hay una canción sobre una persona que conocí hace muchos años. Ahora la canto en los conciertos y un día al final de una presentación se acercó una mujer y me dice: “Absolutamente tienes que salir en busca de esa persona que una vez conociste”. Otro día después de otro concierto se acerca otra mujer y me dice: “¿Recuerdas esa canción sobre esa persona?, tienes que olvidarlo y seguir tu camino.” Así es, 

E.B: - En tu música hay ruptura y belleza. Aglutinas influencias, pero luego las asumes a tu manera, sin complacer clasificaciones. ¿Te gusta desplazarte entre la fuerza y la belleza?
A.C.M: - Me gustan los artistas que tienen carácter.

E.B: - En escena generas una comunicación con el espectador muy cercana a la levedad. ¿Ocurre esto mismo a la hora de grabar, utilizas un vínculo semejante con tus músicos?
A.C.M: - Sí, para mí es necesario, como volar.

E.B: - ¿Te alimentas de otras artes?
A.C.M: - Todo lo que sea natural es bienvenido a la hora de la cena.

E.B: - Vayamos a tus antecedentes. Tu abuelo chileno, designado como “guerrillero” por la dictadura de Pinochet, tenía un pasaporte que decía: “que podía salir de Chile, pero nunca más regresar”. ¿Qué representa para ti ese hecho?
A.C.M: - Para mí es la razón por la cual canto tanto en francés como en español. No fue hasta este año que mi abuelo regresó a Chile después de muchos años exiliado en Francia.

E.B: - Eres hija de padre Carlos Maza, chileno, músico; y de Mirza Sierra, cubana, guitarrista. ¿Esta mezcla explosiva ha determinado tu perspectiva de la música y del mundo?
A.C.M: - Son mis raíces, cubanas y latinoamericanas. Claro, ser hija de no solo uno, sino de dos músicos me ha dado siempre dos perspectivas. Siendo Géminis lo vivo como una constante lucha de dos lados opuestos a la hora de tomar una decisión. 

E.B: - Dijo tu padre que “Cuba es un volcán”, tú le respondiste que “La Habana es una locura”. Hoy, como viajera y residente de distintos puntos del planeta, ¿consideras que el mundo es un volcán o una locura?
A.C.M: - Para mí el mundo es una tierra pobre llena de amor, como dijo Cesária Évora, “Sodade”.

Foto 3. Ana Carla Maza. Archivo.

E-B: - Háblame de tu homenaje a Astor Piazzolla.
A.C.M: - La canción titulada “Astor Piazzolla es un tango” la compuse dedicada a él, celebrando el final de la cuarentena que coincidía con los 100 años de su nacimiento.

E.B: - ‘Bahía’ es el título de tu segundo disco, pero también es una oda al barrio donde pasaste tu infancia. Cuéntame un poco de Bahía música y Bahía barrio.
A.C.M: - Bahía es también una obra dedicada a la infancia, el recuerdo que tengo de vivir rodeada de música acústica en vivo, ir a la coral de mi madre, estar en la naturaleza, las cosas sencillas como tomar café, el sol, jugar a dominó, conocer gente nueva, viajar en tren, leer partituras, pasar tiempo con mi abuela, el olor del mar, los mangos que crecen en los árboles. Todo eso. Pero sobre todo es el espíritu de un nuevo comenzar, el primer día de clases y el último…El recuerdo de la última vez que viste a alguien antes de que falleciera. El día que me caí y tuve que ir al hospital, el miedo del primer día viviendo sola. Es también llegar a un país y no conocer el idioma. Es la imaginación cuando no sabes la respuesta. Es un amor de verano, y las ganas de no cometer los mismos errores que el pasado. Es la alegría de reunirse el viernes con amigos, las horas de estudio que pasan volando. Es una llamada por teléfono con alguien que nunca he visto en persona.