La irrupción del trap está suponiendo un serio reto para todos. Porque parece que lo que les pide el cuerpo a muchos es denostarlo. Es oír hablar del género y comienzan a detectarse prejuicios que muchas veces tienen poco que ver con la música. No es nada nuevo. Es más, es un asunto muy viejo, muy relacionado con la historia del rocanrol. Elvis fue criticado por “hacer música de negros”, Dylan por pasarse a la guitarra eléctrica, el punk por romper con todo y así cada explosión musical hasta nuestros días.

Pero el trap es ya mucho más que un género minoritario y suburbial. Músicos como C. Tangana le han abierto las puertas del mainstream, Pitchfork, la biblia de lo indie, dedica una larga entrevista a Bad Gyal; Bad Bunny y Dellafuente llenan auditorios. Y a cada rato surgen nuevas bandas.

Zazo y Gxurmet son una de estas bandas. Su propuesta es rompedora incluso dentro de los márgenes rompedores del trap. Sobre el rapeado más o menos académico de Zazo y de Carlito Gxurmet se abre paso la voz acariciante de Vega Almohalla. Juntos componen un cuadro que ni ellos mismos pretenden pintar.

Porque su propuesta supone la madurez que alcanza todo género nuevo. Cuando es capaz de fusionarse con otro estilo y se mantiene reconocible. Sobre las bases traperas, se enredan tonos flamenquitos y cadencias souleras. El resultado es un conjunto asombrosamente sólido. Un sonido muy personal que han plasmado con eficiencia en Amor, su primer disco, a medio camino entre el epé y el elepé y producido por el guitarrista Carlos Sainz. Un trabajo que presentan el día 23 a la prensa en la sala Siroco de Madrid y que les llevará al FIB entro otros espacios.

Zazo y Gxurmet ya tuvieron un primer respaldo a su propuesta al ganar el concurso de bandas Vodafone yu Music Talent. Amor es el premio. Para ellos y para el oyente. París, el primer corte, condensa lo que espera en el resto. Un flow suave, referencias metatraperas, Vega mostrando el camino. La cosa continua con A Fuego, primer temazo del grupo con un ritmo sincopado cercano al reguetón. Aunque también saben ajustarse a lo que se espera de una banda de trap como muestran en Digamos Que. O deslizarse hacia esquemas que cambian el trap por el trip hop, como Enkariñao del drama que llega a recordar a The XX.

En definitiva, Amor es un disco muy poco convencional incluso para un estilo que aún se está definiendo. Hasta en sus letras, que huyen del rollo machirulo y pueril del que muchas veces adolece el trap. Zazo y Gxurmet parecen haber llegado para que todos esos que juzgan el género desde el desconocimiento y el prejuicio tengan que hacer examen de conciencia.