La editorial Turner publica en su nueva colección, "El cuarto de las maravillas", la sorprendente e impactante primera obra del escritor norteamericano Matt Sumell, Hacer el bien.


Matt Sumell se dio a conocer por sus relatos cortos en publicaciones como Paris Review, NOON o Esquire. Pero sobre todo por uno llamado Puñetazos a Jackie, relato que abre Hacer el bien, su primer libro. Publicado en NOON, el relato nos sitúa frente a un joven llamado Alby, quizá el alter ego de Sumell, que habla de su relación conflictiva y violenta con su hermana Jackie. La polémica surgió cuando su hermana, la artista conceptual Jackie Sumell, percibió que ese relato estaba demasiado conectado con la realidad autobiográfica de la familia, como también lo estaban el resto de relatos que acabarían conformando Hacer el bien. Jackie y Matt comenzaron una guerra dialéctica en redes sociales y páginas de internet que llevó incluso a la artista a realizar una exposición en contestación a su hermano. Mejor campaña publicitaria no pudo tener Sumell.


Un total de veinte relatos componen Hacer el bien, ahora bien, se trata de una colección con unidad, ya que todos están protagonizados por Alby. Las narraciones van y vienen en el tiempo, y sin embargo hay un sentido de continuidad en el relato de un personaje que, desde su adolescencia hasta la treintena, nos habla de diferentes momentos de su vida, de su relación con sus padres, amigos, novias y amantes, de sus trabajos… y, sobre todo, de una violencia, a veces contenida, a veces expulsada, que acompaña a Alby en todo momento. Con la muerte de la madre como constante telón de fondo, Hacer el bien acaba siendo un relato de iniciación y de aprendizaje a la par que una suerte de expiación de una culpa que en el fondo atormenta a Alby y que si bien no justifica sus arrebatos violentos, sí amplía esos considerablemente. Pero también supone un acercamiento a una familia obrera y sus duras condiciones carente de condescendencia mediante una apuesta por la descripción directa y sin ornamentos, sin apartar la mirada hacia lo sórdido, pero sin caer en ello como elemento estético. Así, Sumell entrega una novela de estilo limpio y directo para crear una mirada al mundo personal y sincero, desnudando al personaje y, puede, que a él también, mostrando todos las caras de un personaje, las más oscuras y la más amables, con un tono dramático no carente de una fina ironía. Habrá pasajes que resultarán enormemente duros, impactantes, frente a otros que conciliarán al lector con el personaje. Sumell juega con esa dicotomía, entendiendo que un personaje, en la literatura actual, debe ser obligatoriamente abierto y ambiguo. En cierto modo, muy real, casi cercano. Porque Sumell logra a través de un trabajo literario y estilístico, cuidar cada frase a la par que realizar una literatura apegada a un lenguaje cercano, reconocible, no evitando en momento alguno la agresividad en el tono del relato.


Hacer el bien puede leerse como novela fragmentada, pero coherente en su conjunt, a la vez que como colección de relatos que funcionan independientemente entre sí pero que encuentran en su relación total mucho más sentido. En cualquiera de las dos opciones, el lector podrá descubrir a un escritor con una voz propia y una mirada al mundo que, aunque dura, resulta fascinante y absorbente.