Con el corazón helado, parece que fue ayer cuando España recibía la triste noticia de que una de las grandes autoras contemporáneas del país había fallecido. Almudena Grandes no sólo marcó a distintas generaciones de lectores, sino que se convirtió en referente cultural y literario con el retrato que hizo de España con sus ojos, una mirada que nadie olvida y que revive cada vez que alguien lee uno de sus títulos.

Su legado literario, tan humano, cercano y escrito con una delicadeza inigualable, permanece vivo en la memoria de todos, más aún cuando se acerca una fecha como esta. El 27 de noviembre de 2021, falleció la escritora madrileña a los 61 años, sobrecogiendo a todo un país.

Gracias a sus novelas de culto, comenzando por Las edades de Lulú -su primera novela y una de las más reconocidas- y pasando por otros títulos como Malena es nombre de tango, El corazón helado, Atlas de geografía humana, Los pacientes del Doctor García o Besos en el pan, entre otras muchas más, Grandes se erigió como una de las escritoras más aclamadas de la literatura contemporánea española, traspasando fronteras e incluso adaptándose muchas de sus obras a la pequeña y gran pantalla.

Y es que su recuerdo no ha caído -ni caerá- en el olvido gracias a que sus palabras permanecen vivas en sus libros, no sólo gracias a que sus lectores más fieles -y aquellos que la conocen póstuma- la mantienen presente, sino también por su viudo, Luis García Montero, poeta que le ha dedicado buena parte de su obra literaria, ejemplo de ello, su última publicación: el poemario Un año y tres meses, un título en el que desgrana el amor de su relación y cómo Grandes vivió este último periodo de su vida.

Asimismo, a título póstumo, la obra de Grandes finalizó con la publicación de Todo va a mejorar, escrita durante la pandemia, terminada por Montero, y que refleja una sociedad distópica; así como Escalera Interior, libro que recoge sus artículos más célebres publicados en el diario El País, de la que era colaboradora habitual y en los que hace un retrato de la vida cotidiana cargados de intimidad bajo ese estilo literario que tanto la caracterizó.

Pese al paso del tiempo, cuatro años en los que Grandes ya no está, el lado positivo siempre recaerá en que la voz de aquellos escritores que marcaron a tantas generaciones nunca morirá siempre que alguien coja de la estantería una de sus novelas.

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