El control mental es clave para ser felices y superar nuestros miedos. Ana Ibáñez, ingeniera superior química y exnadadora de alto rendimiento, lleva años investigando el funcionamiento de nuestra mente desde la neurociencia. "Nuestro cerebro funciona con un equilibrio entre el deber y el placer, entre amor y miedo, entre trabajo y descanso. Si quieres que tu cerebro cambie y mejore, lo primero que necesitas es ilusionarlo y convencerlo de que este cambio es bueno para él", asegura esta coach, especializada en entrenamientos para deportistas de elite y altos directivos. La hemos entrevistado con motivo de la publicación de 'Sorprende a tu mente' (Planeta), un tratado dirigido a todo el mundo para transformar nuestras vidas desde el sentido común y desarrollar todo nuestro potencial.

Entre otras cosas, nos ha contado el truco para ser feliz y combatir el miedo, una emoción que nos paraliza y nos hace perder la perspectiva. "No sólo nos impide ser felices, también nuestra posibilidad de expansión", argumenta, al tiempo que nos recomienda combatirlo engañándole.

"Nuestro cerebro no puede diferenciar si algo está ocurriendo de verdad o no y, por tanto, podemos engañarle"

PREGUNTA.- 'Sorprende a tu mente' habla de entrenar a tu mente para engañarte a ti mismo. ¿Cómo es posible convertir algo negativo como el autoengaño en positivo?

RESPUESTA.- Si sorprendemos a nuestro cerebro y por ende a nuestra mente hacemos que salga del automatismo. Engañarle es muy positivo porque le obligamos a salir de la costumbre y empieza a hacer cosas que nos vienen muy bien. Nuestro cerebro no puede diferenciar si algo está ocurriendo de verdad o no y, por tanto, podemos engalarle, visualizando algo como si realmente estuviera pasando. Está demostrado por neuroimagen, por resonancias magnéticas funcionales, que el cerebro utiliza las mismas áreas que si de verdad estuviera ocurriendo. Y eso es algo que en neurociencia se utiliza mucho ahora y se utiliza mucho en el alto rendimiento y hace muchos años que se utiliza en el alto rendimiento deportivo. Los deportistas, en su entorno de competición, saben que si se visualizan haciendo un determinado gesto, el cerebro está desarrollando las áreas motoras, incluso. Eso es algo que podemos hacer todos y es muy sorprendente.

P.- Teniendo en cuenta que la mayoría de nosotros tenemos dificultades para controlar nuestras propias emociones, ¿cómo podemos aplicar en nuestro día a día esta gimnasia cerebral?

R.-  En el capítulo de emociones hice mucho inciso porque es muy clarificador. Empecemos a ver las emociones en términos de energía, no tanto como lo que nos han ido explicando desde la teoría de las emociones positivas, negativas, etc., porque la mayoría de nosotros no las reconocemos. Sí somos capaces de responder a preguntas como si es liviana o pesada, si es rápida o lenta, si es alegre o triste, si es luminosa u oscura… Si quieres salir de esa emoción, busca lo opuesto. Si para mí es pesado, voy a buscar ligereza. ¿Qué puedo hacer a nivel de energía conmigo para tener ligereza? Ahí, cada uno conecta con su sabiduría interna y experiencia. Por ejemplo, si te ayuda darte un baño, hazlo.

Creo que hay un nuevo movimiento, que es educarnos emocionalmente desde un lugar menos teórico y más de escucharnos a nosotros. Las emociones y nuestro cuerpo están íntimamente relacionadas, podemos cambiarlas desde nuestro cerebro y desde nuestro cuerpo. Nos interesa mucho autoengañarnos frente al miedo, que es la emoción que más daño nos hace. ¿Cómo le engañamos? Frente a una situación de este tipo, visualízala terminada, viéndote sonriendo y bien. De esta manera, reduces el  miedo y eso es un engaño súper lícito que deberíamos aprender desde pequeños.

"Si conectas desde el sentido común, te das cuenta de que es fácil encontrar respuestas"

P.- Decirlo parece muy fácil, pero es un poco para entendidos, ser capaz de racionalizar estas emociones implica tener un gran conocimiento de ti mismo.

R.- Cuando quieres hacerlo a un nivel profundo sí tienes que conocer más cómo funciona el cerebro, cómo funciona la mente y cómo estás tú. Si conectas desde el sentido común, te das cuenta de que es fácil encontrar respuestas. Lo que pasa es que nunca hemos hablado así al cerebro, no estamos acostumbrados a pensar que nosotros podemos cambiarlo mucho. Entrenar o modificar el cerebro es lo mismo que si lo hiciéramos con nuestro cuerpo. Y ahí sí que tenemos más sentido común. Por ejemplo, si estás andando mucho y te empieza a doler la pierna, lo ves lógico y tu sentido común te dice que debes sentarte. Con la mente pasaría lo mismo. Cuando estás hecho polvo, pregúntate si has descansado. Hay que darle la vuelta a la situación, quitar complejidad y aplicar sentido común.

"El miedo hace que te auto-boicotees, provoca que el cerebro funcione solo desde el área de defensa y apaga el resto"

P.-¿Es el miedo la emoción que más nos incapacita para ser felices y llevar a cabo nuestros proyectos de vida?

R.- Sí, sin duda hay dos emociones principales  que nos movilizan como seres humanos y, sobre todo, son las que deciden el funcionamiento de nuestro cerebro. La primera es el miedo, que siempre gana, y la segunda, el amor. El miedo hace que te auto-boicotees, provoca que el cerebro funcione solo desde el área de defensa y apaga el resto. El miedo solo funciona a nivel de superviviencia, nos hace menos listos, perdemos la capacidad de perspectiva o de pensar las cosas de otra manera. No sólo nos impide ser felices, también nuestra posibilidad de expansión. Pero es necesario. La gracia está en enseñarle a nuestro cerebro a que tenga miedo o alerta cuando lo necesitamos, pero que luego nos deje. El problema es que se queda alojado y hace que tu cerebro funcione desde esa área. Te metes en un círculo vicioso que te limita, provoca que duermas mal, hace tu mundo más pequeño y tus pensamientos, más negativos. 

"El cerebro es blanco o negro, tenemos que enseñarle los grises"

P.- ¿Incide en la autoestima?

R.- El primer gran miedo humano es que no nos quieran. Esa unión de alguien que te quiera, la tenemos metida dentro de nuestro sistema, forma parte de nuestro ADN y siempre buscamos ser queribles. No serlo, es sinónimo de que nos van a abandonar y nos vamos a morir. El cerebro es blanco o negro, tenemos que enseñarle los grises. Cuando trabajas con la autoestima vas poniendo su sitio las cosas. El problema que tenemos, es que en nosotros conviven dos cerebros, nuestro cerebro infantil, que es donde están alojados estos miedos, y después está nuestro cerebro adulto que ya tiene experiencia y sabe coger perspectiva. Nuestro cerebro adulto sabe que no puedes gustar a todo el mundo, lo que pasa es que en los momentos de debilidad predomina nuestro cerebro de niños, nuestras emociones más primarias.

P.- ¿Cómo entrenas tu mente?

R.- Tengo centros de entrenamiento cerebral con neurociencia aplicada y eso es tecnología. Son sensores y electrodos que te colocas en las áreas cerebrales que quieres trabajar, por ejemplo, para mejorar el sueño, la concentración, el estado de ánimo, etc. Hay un mapeo cerebral muy grande entre nosotros, sabemos que el cerebro está dividido en áreas y que cada una de ellas tiene una función. En el caso del sueño, se puede enseñar el buen dormir enseñando a mi cerebro las frecuencias del dormir, que se llaman delta. Yo entreno con eso. Aparte, las pautas que he puesto en el libro forman parte de mí. Por ejemplo, estás metido en un túnel, pues sorprende a tu cerebro para ir a otro lugar y eso lo puede hacer todo el mundo.

"Como deportista veía cómo me quemaba, me frustraba, me cansaba y me faltaba esa distancia de entrenar de otra manera la mente"

P.- ¿Cómo llegas a interesarte por todo esto? ¿De tu paso por el deporte de élite?

R.- Desde muy joven vi claro que la fortaleza mental era lo que hacía la diferencia. Yo era muy perfeccionista, muy responsable y no tenía gente de alrededor que me supiera llevar bien mentalmente, por lo que sufría mucho. Como deportista veía cómo me quemaba, me frustraba, me cansaba y me faltaba esa distancia de entrenar de otra manera la mente. Estudié luego ingeniería, donde no trabajaba con neurociencia, pero sí, pero sí tenía el método científico. He dirigido equipos muy grandes de gente y siempre he tenido muy en cuenta el factor humano. Si les tengo cuidados a nivel mental, los resultados son extraordinarios y pasa en todos los niveles, con personas más y menos formadas. Ahí empezó mi curiosidad e hice un periplo por lugares del mundo para consultar con especialistas en neurociencia aplicada. Desarrollé un método propio y hasta hoy en día. 

"Entrenar nuestro cerebro nos lleva a lugares increíbles"

Viene del alto rendimiento, de la curiosidad, pero sobre todo de la fe en que entrenar nuestro cerebro nos lleva a lugares increíbles. Veo unos cambios extraordinarios con muy poco esfuerzo en mucha gente. 

P.- ¿Qué ocurre con el deportista cuando deja su actividad?

R.- Hay que prepararse para ese momento. Cuando sales de ahí necesitas que tu cerebro entienda que vas a bajar de intensidad, pero tú estás programado para tener siempre un objetivo y además un objetivo que se desarrolla entonces, en especial para estas personas, necesitan tener objetivos concretos y plazos concretos. Posiblemente la mayor felicidad para un deportista es seguir unido a ambientes donde ocurre eso, que sea a través del deporte, que sea gente que se queda pegada a ese esfuerzo deportivo y que ellos ayuden a otras personas a llegar a llegar a otros lugares porque tiene las variables para las que ellos han entrenado tanto.

Y si no, tienen que pasar por un proceso de reajuste y de reprogramación. Y ese periodo es difícil. Es una crisis porque necesitas romper con lo que estabas haciendo antes y hacerlo de otra manera. Adoro la mente del deportista y creo que que como sociedad tenemos que aprovechanos de eso. Son mentes que traspasan muy bien a la empresa privada porque son líderes de de motivación. Son mentes que están muy bien formateadas.

P.- ¿Tienes algún político entre tus clientes?

R.- He tenido, pero me ha costado, me ha costado porque al político le cuesta más separar su ámbito personal y profesional. Tienen una mampara que ellos mismos establecen antes del entrenamiento, lo cual no suele ocurrir en otras profesiones.

Una empresa familiar me contrató antes de cambiar su consejo de administración, un consejo que tomaría decisiones importantes. Pensaron que ellos no estaban en condiciones de tomar buenas decisiones porque estaban estresados y cabreados entre sí y me llamaron para que les entrenara por separado con el fin de llegar a un acuerdo. Fue una semana intensiva para cada uno de ellos y salió increíble. Esa fue la materialización de que cuando uno llega a decidir cosas con la mente en buen estado, empiezan a pasar cosas buenas. Algo así beneficiaría mucho en la política.

P.- ¿Tu entrenamiento funciona también como terapia de pareja?

R.- Tenemos casos de terapia de parejas donde sin hablar de la pareja, ha vuelto a un lugar maravilloso. Se hace desde otro lugar y por separado.

P.- ¿Haces meditación?

R.- Sí, pero me gusta la meditación activa. Para mí la meditación activa es caminar en lugares naturales y quedarme absorta en los sonidos. Es una manera de meditación que se habla menos, pero viene muy bien cuando no puedes meditar de la manera clásica. Me encanta.

"Todos los cambios que he hecho en mi vida, los he hecho con miedo, pero es la señal de que estoy llegando a un lugar que es nuevo y eso me interesa"

P.- ¿Cómo se convierte una gimnasta de élite en coach de deportistas de élite, piloto y empresaria de hoteles?

R.- Con tres años tuve un cáncer, el primer caso en Europa de este tipo de cáncer, que no tenía nada de buena previsión. Lo sobreviví y creo, fíjate que toda mi vida ha estado marcada por ese momento. Para mí vivir es importante, esta dualidad de hacer un esfuerzo y luego disfrutar de lo que has hecho. Eso es estar vivo. Para mí es algo natural desarrollarme y salir a hacer cosas. Todo lo que he hecho en mi vida ha sido para disfrutar y decir que sí a las oportunidades. Por suerte, mi marido también es así.

Viajar para mí es mágico y luego son casualidades de la vida que van cayendo y que tú vas diciendo que sí los calle. Nosotros queríamos años sabáticos, fuimos a Patagonia chilena, nos quedamos en un hotel que nos fascinó, le dijimos al dueño que nos quedaríamos allí a vivir y justo estaba buscando directores. Nos lo propuso. Lo dejamos todo y nos encantó vivir esta experiencia. Llegamos a montar nosotros un hotel, que luego vendimos porque ya había nacido nuestras hijas y eran nuestra prioridad. Nos fuimos y nos volvimos a reinventar. 

Todos los cambios que he hecho en mi vida, los he hecho con miedo, pero es la señal de que estoy llegando a un lugar que es nuevo y eso me interesa. La neurociencia, posiblemente, me llevará a otros lugares que no son en los que estoy ahora. 

Una frase que yo digo mucho, es 'cree en la capacidad que tienes de diseñar tu vida, de diseñar tus días'. Todos estamos como apretaditos, pero hay mucha capacidad de diseñar nuestros días. No hace falta que hagas un giro de 360 grados. Empieza metiendo algo en tu día que se parezca y a dónde quieres llegar. Y poco a poco y te vas a dar cuenta de que tu vida cambia y llegas a donde quieres llegar. Pero tenemos que primero saber que tenemos esa capacidad de diseño y eso lo tengo súper presente, que la tenemos.

P.- Estos consejos están muy bien así a priori, pero luego la vida real parece muy diferente. En momentos como éste, cuando todo sube (hipoteca, gasolina, productos básicos...), menos los sueldos, hay mucha gente que lo está pasando mal, pero no está en su mano salir de ahí. 

R.- Hasta en ese caso tú puedes. Es algo que hago. Hay mucha gente que es muy empática o sensible, pero en su trabajo no lo pueden poner en práctica. Si tú eres capaz de introducir en tu día a día, en un trabajo que no te gusta, algo que sí es tuyo, te sorprenderías, porque de repente empiezas a darte cuenta de que estás tiñendo ese trabajo de quien tú eres. Y ahí empiezan a cambiar las cosas. 

Hay muchas cosas que, sin dinero, te producen grandes sensaciones, sobre todo las que tienen que ver contigo, y es como una rueda de energía que no sabías que podías mover, y que provoca el cambio. No hay que renunciar a nada pensando en que no hay posibilidades.