Este viernes se estrena "Rastros de sándalo", de Maria Ripoll, una película sobre la búsqueda de la identidad entre Bombay y Barcelona. Dirigida por la cineasta catalana, la película está protagonizada por Aina Clotet y la actriz india Nandita Das, quienes interpretan a dos hermanas que fueron separadas de pequeñas y que años después se reencuentran. Un relato de búsqueda y descubrimiento personal.

 

 

 

 

-El guión de Rastros de sándalo está escrito por Anna Soler-Pont, ¿cómo te llega el proyecto?

 

 

No tenía contacto con ella. Me llamó hace tres años y me habló del proyecto y me pareció muy interesante la historia intercultural con un doble viaje de conocimiento de las dos protagonistas. El acceso a diferentes culturas a través de la ficción me gustó porque tenía mucho ver con mi trayectoria profesional y encontré en ella un paso más en mi carrera y qué mejor para ello que rodar una película entre Bombay y Barcelona. Además, me interesó mucho que fueran dos mujeres las protagonistas. Después estuvimos trabajando las dos en el guion hasta el rodaje.

 

 

-No es la primera vez que ruedas fuera de España pero sí la primera en que cambias el contexto occidental, ¿cómo ha sido la experiencia de rodar en la India? ¿Qué contrastes has encontrado?

 

 

Ha sido una experiencia brutal. Porque son dos culturas totalmente diferentes y ha sido impactante a nivel profesional porque llegábamos un equipo de mujeres a rodar a un mundo que no está acostumbrado a que las mujeres tengan un puesto importante en la industria del cine, y en casi ninguna otra, y  porque aprendimos un sistema de trabajo, el del llamado Bollywood, que es una industria enorme. Hubo una fusión entre ambos equipos, aprendimos el uno del otro. Pero también a nivel personal supuso enfrentarse a una sociedad con una gran mayoría de gente que no tiene nada, con mucha miseria. También convivir con su caos en las calles así como enfrentarse a ese mundo interior que tienen, que te miran y aguantan la mirada, un detalle del que aprendes mucho de dónde estamos los occidentales, siempre bajando la mirada.

 

 

-La película, dentro de tu filmografía, ¿difiere algo de lo que has hecho anteriormente?

 

 

No mucho. Antes ya había rodado en otras culturas del mismo modo, usando la ficción para llegar a un entendimiento de esa otra cultura.  Incluso las que he realizado en España también hay elementos de otras culturas que se cuelan en una ficción más, podríamos decir, occidental. Sí es verdad que en estilo es muy diferente.

 

 

 

 

 

-Has realizados muchos documentales, y en Rastros de sándalo hay muchas imágenes de  ciudad, tanto en la India como en Barcelona, que poseen algo de descubrimiento tanto para los personajes como para el espectador. Y son imágenes que tienen un aspecto documental.

 

 

Sí, quería hacer una película en la que la cámara no estuviera ahí, no se percibiera, para así poder descubrir a los personajes a la vez que acompañarlos. El entorno me interesaba no como mirada turística, en ambos casos, si no como ese lugar que descubren los personajes con extrañeza y conseguir que esos paisajes y esas arquitecturas también hablasen del desarrollo de los personajes y fueran una parte más de su evolución.

 

 

 

 

 

-Rastros de sándalo es, entre otras cosas, una película de autodescubrimiento por parte del personaje de Paula (Aina Clotet) de quién es y de su hermana Mina (Nandita Das) de descubrir qué es lo que ha pasado, pero al final es un camino hacia recobrar la identidad usurpada.

 

 

Exacto. Creo que es una película que no es tanto sobre el tema de los niños robados como de la identidad, de preguntarse quién soy yo. Está en la obsesión de la actriz por encontrar a su hermana, quien no tiene suficiente al saber que está viva y bien y continúa insistiendo: y están en Paula, quien a través del amor descubre de dónde viene y acepta esas raíces, las suyas. Pero luego también hay temas universales que han gustado en ambas culturas después de ver la película, lo cual me gusta mucho porque es una manera de romper las fronteras culturales y mostrar que hay sentimientos o emociones comunes a todos.