-En tus anteriores películas hablabas de cómo el amor podía ser destructivo para el individuo, también sobre el auto-descubrimiento personal, pero en El amor es extraño los dos personajes saben quiénes son y se enfrentan al conflicto de que su vida de repente, después de tantos años, se desquebraja.

 

Sí, tienes razón. Aunque también es una película sobre mí, como persona y como cineasta. Cuando cumplí los cuarenta, perdona por el tópico, entré en conflicto conmigo, en mi relación, con mi trabajo, con lo que había hecho hasta el momento. Pero sé que no es algo solo mío, que es algo más amplio, social, desde siempre, por eso cuando trasladé algunas de mis preocupaciones a los personajes y el resultado es algo más cultural que personal. También he buscado que fuera una película que contrastara de alguna manera con lo que había hecho hasta el momento. Por ejemplo, mi primera película, The Delta, comenzaba con un plano secuencia de más de diez minutos con un adolescente en la oscuridad buscando sexo. En El amor es extraño comienzo a la luz del día, con dos hombres adultos que van a casarse y celebran la unión con su familia y su amigo. Este contraste es para mí, como cineasta, una especie de muestra del cambio que he operado con el paso de los años y lo traslado a los  personajes y estos acaban siendo representantes de algo más cultural.

 

 

-¿Es tu película más personal, entonces?

 

 

Bueno, todos los son, en realidad. Es posiblemente que este sea el más maduro, porque, como decías, el resto de mis películas trataban sobre personajes que estaban buscando, como yo, que estaba buscando, pero ahora creo que me conozco bastante bien y eso me ha permitido realizar El amor es extraño de una manera muy diferente, más madura. También creo que es mi película más esperanzadora, quizá porque ese conocimiento personal me ha llevado a enfrentarme menos, al menos por ahora, con ciertas cosas.

 

 

-La película enfrenta a tres generaciones dentro de espacios en los que parecen atrapados, como si no pudieran salir, algunos de los personajes incluso a punto de explotar emocionalmente. Pero, además, cada generación mostrada en la película posee diferentes perspectivas sobre la vida y las relaciones.

 

 

Me costó mucho tiempo llegar a pensar sobre mis padres como personas, es decir, como algo más que una simple figura paternal. Después vino lo peor, el saber que no estarían ahí para siempre. Cuando tienes veintipocos no eres tan consciente de eso, del paso del tiempo. Cuando  hace años fui consciente de ese paso del tiempo, de ese carácter efímero, todo cambió. Por otro lado, hubo un momento en que me mudé con mi marido, dos hijos y mi madre y su padre…. mucha gente en un apartamento de Nueva York. Estas dos experiencias, una más interna, la otra más externa, pero conectadas, me aportaron muchas experiencias. Pero quise trasladar toda esto a pantalla con tanto humor como drama.

 

 

-Además, son todos de clase media, con educación, se dedican a profesiones liberales y artísticas. Llama la atención porque historias de este tipo se tienden a contextualizar en familias pobres y con más problemas que permiten un mayor dramatismo.

 

 

Sí, no quería hacer una película social, observacional, aunque tenga algunos elementos. Es más personal, íntima. Por ejemplo, Ken Loach siempre ha sido una gran influencia para mí, pero en sus película se sitúa en un lugar muy alto con respecto a los personajes y a la historia, mientras que yo siempre busco situarme o enfrente o incluso debajo de ellos…

 

 

-Si da la impresión que te sitúas cara a cara…

 

 

Sí, es interesante que digas eso porque en mi anterior película Keep the Lighs On, junto al operador, intentamos rodar de esa manera, situar la cámara como si fueran unos ojos quienes observan a los personajes. Siempre posicionando la cámara de manera central.

 

 

-El amor es extraño llamará la atención sobre el carácter homosexual de la pareja protagonista pero no es una película queer y no creo que sea incluso lo más relevante. Su homosexualidad está perfectamente integrada.

 

 

Sí, aunque cuando se dice que es algo normal tengo cierta controversia con el término. La película es sobre unos personajes complejos, únicos. Y si uno quiere ser un buen director, debe crear buenos personajes, llenos de matices, que no estén sujetos a clichés. Es fundamental. Su sexualidad no es el motivo que les causa dolor y problemas.

 

 

-La historia parece no tener un comienzo ni un final, un instante en unas vidas. Momentos.

 

 

Sí, me gusta la idea de intentar hacer lo ordinario extraordinario. Me fijo mucho en escritores como Henry James quienes fueron capaces de sublimar la grandeza del día a día, de los pequeños momentos, de encontrar la grandeza en lo cotidiano. El potencial de los detalles. Observar la realidad y del tiempo que transcurre en cada momento, en cada instante. Pero para ello uno tiene que tener claro, y transmitirlo al espectador, de dónde vienen los personajes, sus problemas, aunque no los muestres en pantalla. También sugerir hacia donde irán.

 

 

-Me ha gustado mucho cómo ambos se separan frente al metro y después viene una elipsis con una noticia triste. El momento define muy bien el fino trabajo de puesta en escena.

 

 

Sí, es un momento clave para mí. Con él intenté mostrar un momento muy real, muy vital, que transmitiera lo que es la vida. Los momentos emocionales, pequeños. La elipsis es un hueco narrativo que elimina mucha información en la película y me gustaba que no se vieran ciertas cosas después de ese momento. Mi formación como cineasta es muy amplia, pero me gusta mucho como el cine europeo está lleno de esas elipsis narrativas.

 

 

-Después de ese momento, sabemos que ha sucedido algo y, de repente, la película finaliza y entendemos que el personaje principal de El amor es extraño es el adolescente…

 

 

Si… El final está muy influido por Cuentos de Tokio de Ozu. Para mí es el personaje más importante.

 

 

-Los actores…

 

 

No hago diferencia entre trabajar entre actores no profesionales y profesionales, pero trabajar con cada actor es diferente. Molina y Lightow fue extraordinario por su carácter, por su profesionalidad y por su experiencia, y porque además son amigos desde hace muchos años y su compenetración fue excelente en parte gracias a eso.

 

 

-La película es muy neoyorquina en algún sentido, pero casi todo ocurre en interiores.

 

 

Sí, es mi Manhattan… Bueno, creo que la vida está en las calles pero también en los edificios. En esos apartamentos que congregan vida y muerte, encuentros y perdidas. He vivido casi treinta años en Nueva York y he criado a dos hijos y a través de ellos he visto cómo descubren la ciudad de una manera diferente a como lo hice yo, que llegué con bastante más edad. Ellos no saben que la ciudad tiene un pasado, pero yo lo sé, y esa confluencia de miradas está en la película.

 

 

-Músico, pintor, escritor…

 

 

Es la gente que yo conozco, que no es especial ni mejor que otra gente, pero es la gente que yo conozco, es mi gente. Muchos de mis amigos son así y están en muchos aspectos en la película.

 

 

-La película no es cómica, tampoco dramática. En tus anteriores películas había una mayor claridad en cuanto al género.

 

 

Sí, es verdad. Pero creo que tiene que ver también con lo que te comentaba antes sobre mi evolución personal y como cineasta. La vida no tiene un género específico, no de manera constante. A veces reímos y a veces lloramos, por ejemplo. He intentado que la película tuviera también esa constante, que tras cada conversación o cada suceso uno no sepa qué pasará. También he aprendido mucho de cineastas que me gustan y he ido descubriendo, quienes para mostrar la realidad más cercana conjugaban perfectamente el drama con el humor, otra vez pienso en Ozu.

 

 

-Me interesa mucho el matrimonio de mediana edad. Porque no pueden controlar a su hijo adolescente pero tampoco parecen ser capaces de cuidar al anciano…

 

 

Es posible que te identifiques con ellos, o les comprendas más, por tu edad… Pero tienes razón, están en medio de todo, son quienes están en una crisis de edad mediana, sobre todo ella, el personaje interpretado por Marisa Tomei. Sin embargo yo me identifico más con la pareja de ellos a pesar de la distancia de edad… Supongo que cada espectador tendrá una cercanía con uno o con varios de los personajes diferentes al resto, he buscado esa posibilidad a la hora de crearlos.