En la mayoría de los hogares, los interruptores de la cocina pasan desapercibidos durante la limpieza. Sin embargo, son superficies que se tocan constantemente con las manos, muchas veces sin lavar, después de manipular carne cruda, verduras o utensilios. Cada gesto deposita bacterias que se van acumulando y que pueden transmitirse entre los distintos miembros de la familia.

Pese a su uso diario, estos pequeños dispositivos apenas se incluyen en las rutinas de limpieza del hogar. Así, terminan convirtiéndose en uno de los puntos más contaminados de la cocina, comparables incluso a las tablas de cortar empleadas para preparar carne cruda.

Qué riesgos supone no limpiarlos

El problema no es solo la acumulación, sino el efecto de la contaminación cruzada.  Para evitarlo hay que seguir las siguientes introducciones: es importante lavar a fondo las manos y los utensilios con agua y jabón tras manipular alimentos crudos, o bien utilizar tablas y cuchillos separados para los productos crudos y los ya cocinados. Las manos deben secarse con toallas de papel de un solo uso. Además, los alimentos de origen animal han de cocinarse por completo.

En definitiva, es importante limpiar muy bien la cocina para evitar enfermedades. En todo caso, si precisas de más información sobre este tema, te recomendamos leer este artículo.

Cómo y cuándo limpiarlos

La recomendación de los expertos es desinfectar los interruptores al menos una vez por semana. Para hacerlo de forma segura, los expertos de Horgamanía recomiendan seguir las siguientes instrucciones: "Lo primero que tenemos que hacer, cuando están muy sucios, es pasar un algodón impregnado en alcohol por la superficie plástica. Eso sí, no bañes al algodón en alcohol, basta con un poco y frotar bien, para evitar que el líquido pueda colarse al interior del mecanismo", explican.

"De todas formas, si la suciedad es extrema, puedes quitar el embellecedor del interrupor y limpiarlo bien con algodón, alcohol y un bastoncillo para los recovecos. Por último, pasa un trapo suave y ¡recuerda hacerlo a menudo! Así no se ensuciarán nunca", añaden. Por otroe lado, quienes prefieren métodos naturales pueden utilizar una mezcla de agua y vinagre blanco a partes iguales, que elimina bacterias sin dejar residuos químicos peligrosos para la manipulación de alimentos.

Un interruptor de luz en un domicilio. Europa Press

Ampliar la limpieza a otras zonas

Los interruptores no son los únicos puntos de riesgo. Tiradores de nevera, pomos de armarios, mandos del horno, botones del microondas o grifos reciben también un contacto constante con manos sucias. Integrar su limpieza en la rutina semanal reduce de forma significativa la posibilidad de transmisión de bacterias.

La clave está en la regularidad. Fijar un día de la semana para estas tareas ayuda a crear un hábito sostenido en el tiempo y evita que la suciedad se acumule.

Ventajas a largo plazo

Prestar atención a estas superficies de uso diario no solo mantiene la cocina más higiénica, también previene posibles infecciones alimentarias en el hogar. Niños y personas mayores, más vulnerables a bacterias como Salmonella, se benefician especialmente de esta práctica.

Incorporar la limpieza de interruptores y otras superficies pequeñas en la rutina doméstica supone poco esfuerzo añadido y, en cambio, aporta una mejora importante en seguridad alimentaria y salud familiar.