El calor ya aprieta sobremanera, con zonas que en esta semana han superado los 40 grados de temperatura, aunque el fin de semana los termómetros prometen dar un respiro. Por ello, lo que más buscan quienes estos días viajan por España, ya sean turistas nacionales o extranjeros, es un sitio en el que refrescarse.

Durante las últimas ocasiones, ElPlural.com se ha referido a varios puntos en este sentido, así que, siguiendo nuestra particular ruta de las cascadas, la ya casi habitual sección de viajes de este medio ha querido ampliar su oferta en este sentido y hablar de un lugar que, en este caso, se encuentra en Cáceres, más concretamente en el emblemático Valle del Jerte, famoso no solo por la floración de sus cerezos.

Así las cosas, atravesando los municipios que forman la Mancomunidad con el citado nombre y que acaba en Plasencia, uno descubre que esconde maravillas naturales que no son tan conocidas, pero igualmente reconocibles. Uno de estos tesoros son las gargantas del infierno, pero no te dejes llevar por el nombre o, de lo contrario, perderás una oportunidad de oro para conocer Los Pilones, uno de los espacios de agua mejor conservados de la zona a la que año tras año acuden miles de bañistas.

Como suele ser habitual en este tipo de zonas, es un sitio perfecto para los amantes del senderismo, que pueden comenzar la ruta a partir del Centro de Interpretación de la Reserva Natural de la Garganta de los Infiernos. Hay que recordar que para alcanzar este sitio hay que recurrir al vehículo particular, con el que atravesarás las poblaciones de Jerte y Cabezuela del Valle.

Cascada del Valle del Jerte

En el centro mencionado puedes dejar el coche y a partir de él continuar la senda a pie entre frondosa vegetación entre los arroyos de Putopadre -sí, has leído bien- y Riscoencinoso, desde el que va cayendo el agua. Entretanto, los que son amantes de los miradores deben subir al del Chorrero de la Virgen, desde el que tendrán una panorámica de toda la zona.

Ya un poco más arriba llegaremos por fin a Los Pilones. Lo haremos después de cruzar un pequeño puente. Una vez allí, puedes tomar dos caminos. El primero es quedarte y bañarte, para ello no tendrás que hacer mucho más que llevar tu bañador y tu toalla. Eso sí, dejamos claro que el baño es para valientes, porque está muy fría, pues procede del río, de manera que el resultado con el que se encuentra el bañista es el de una pequeñas pozas de agua cristalina.

Hay otras rutas interesantes, aunque posiblemente sea mejor recurrir a ellas cuando el calor no golpea tan fuerte, pues algunas te pueden llevar hasta 6 y 7 horas de camino entre ida y vuelta. Afortunadamente, se trata de caminos muy anchos y bien señalizados, por lo que te animamos a llevarlos a cabo, pero eso sí, con mucho cuidado y a poder ser una vez pase la época estival.

Los mejores puntos de Los Pilones para hacer fotos

Si lo que quieres es disfrutar de la naturaleza y fotografiar la zona, es mejor que esperes a la primavera o el otoño, aunque haga algo más de frío, pues es en estas estaciones donde la imagen que proyectan Los Pilones es la de un cuadro amarillento o las hojas caídas. Además si escoges la época más fría antes del invierno, tendrás la suerte de ver en todo su apogeo el Bosque del Rebollo, un pequeño castañar que en esta época del año adquiere un color rojizo.

El verano también es buena opción para hacer fotos, no te queremos quitar la ilusión, aunque es cierto que hay más gente. En cuanto a los mejores lugares para poner a trabajar tu cámara, seguramente en el podio se sitúa precisamente el puente, pero el camino que bordea Los Pilones e incluso dentro del agua, son opciones más que válidas.