Las Islas Baleares son un paraíso natural que ha seducido a la humanidad ya desde la Prehistoria. Este privilegiado entorno conquistó a fenicios, griegos, cartagineses, romanos, bizantino y moros que conformaron un valioso patrimonio cultural. El visitante puede conocer de primera mano la cultura talayótica en Menorca, considerada un museo al aire libre, o recorrer las empedradas calles del casco antiguo de Ibiza, ciudad Patrimonio de la Humanidad. 

Un museo prehistórico al aire libre

Nuestro viaje al pasado empieza en Menorca, que alberga un espectacular legado de más de 3.000 años de antigüedad. Paseando por la isla puedes descubrir increíbles yacimientos arqueológicos entre los que destaca la Naveta des Tudons, a cinco kilómetros de Ciutadella, el monumento más emblemático de la cultura talayótica. Se trata de una tumba colectiva que fue utilizada entre los años 1.200 y 750 a.C. y que está considerada como la más antigua de toda Europa. Tiene forma de nave invertida y está construida con piedras encajadas unas en otras sin ningún tipo de unión entre ellas. 

La Naveta des Tudons es una construcción funeraria de la prehistoria española usada entre los años 1200 y 750 a. C., y debe su nombre a que parece una nave invertida. (Foto: AETIB)
La Naveta des Tudons es una construcción funeraria de la prehistoria española usada entre los años 1200 y 750 a. C., y debe su nombre a que parece una nave invertida. (Foto: AETIB)

La naveta fue descubierta a mitad del siglo pasado y está totalmente restaurada. Durante las excavaciones encontraron los restos de unas 100 personas y objetos como pulseras de bronce, botones de hueso y cerámica. Se puede visitar, pero está prohibido entrar en el interior o encaramarse a ella.

Más antiguos son los dólmenes de Ses Roques Llises y Montplà, sepulcros funerarios con más de 3.000 años de antigüedad. En total hay 32 asentamientos prehistóricos a lo largo de toda la isla que muestran poblados, talayots (torres de vigilancia), santuarios de taula (una construcción en forma de T que recuerda a una mesa -taula en catalán-, de ahí su nombre), casas circulares o cuevas funerarias. En total, más de 1.500 restos arqueológicos, que convierten a esta isla en el lugar habitado con mayor densidad del mundo de yacimientos prehistóricos.

El Consejo de Patrimonio Histórico presentó en noviembre de 2020 la candidatura para que la Menorca Talayotica sea nombrada Patrimonio Mundial de la UNESCO, con el apoyo del Gobierno de las Islas Baleares y el Consell de Menorca. La decisión se tomará entre el 10 y el 25 de septiembre de este año en Arabia Saudí. Este reconocimiento daría un valor añadido al patrimonio histórico no sólo de la isla, sino de todo el Archipiélago. Asimismo, contribuirá a garantizar su protección de una manera más efectiva.

Uno de los recorridos más atractivos de Ibiza es el perímetro de la muralla renacentista y los 7 baluartes que se construyeron para defender la ciudad de los ataques de los piratas turcos
Uno de los recorridos más atractivos de Ibiza es el perímetro de la muralla renacentista y los 7 baluartes que se construyeron para defender la ciudad de los ataques de los piratas

Ibiza, Patrimonio de la Humanidad

Quien ya sabe qué supone ser Patrimonio de la Humanidad es la ciudad de Ibiza, una de las pocas españolas que cuentan con este galardón. Fundada en el 654 a.C. por los fenicios, la antigua ciudad se eleva majestuosa sobre una colina desde la que se domina toda la bahía. Dalt Vila, que es como se llama al centro histórico, está acotado por una imponente muralla del siglo XVI. El visitante puede recorrer la fortificación renacentista y los 7 baluartes que se construyeron para defender la ciudad de los ataques de los piratas turcos. Destacan además el Ayuntamiento, ubicado en un antiguo convento dominico, la catedral de Santa María de las Nieves, la Casa de la Cúria, antiguo órgano de gobierno local donde se ubica hoy en día el Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera y las puertas de la ciudad. El acceso principal a la antigua acrópolis es a través de la puerta del Mar o portal de ses Taules (1585), que muestra un gran arco de triunfo flaqueado por dos estatuas romanas (en realidad dos réplicas ya que las originales están en el museo Arqueológico) y un escudo con los emblemas de Felipe II. Una de las singularidades de esta entrada es que conserva parte del engranaje del puente levadizo sobre el foso excavado delante.

La Puerta del Mar en la Muralla de Ibiza es el principal acceso al caso antiguo. (Foto: AETIB)
La Puerta del Mar en la Muralla de Ibiza es el principal acceso al caso antiguo. (Foto: AETIB)

Para la Unesco Dalt Vila es la fortaleza mejor conservada del Mediterráneo e incluyó en el reconocimiento los antiguos barrios de La Marina, Sa Penya y Es Soto, un entramado de calles estrechas junto al puerto donde han recalado navegantes, comerciantes y artistas de todos los tiempos. Asimismo, se extiende a los antiguos huertos de Ses Feixes, junto a la ciudad, y la necrópolis de Puig des Molins, enorme cementerio de la Antigüedad que fue utilizado hasta la época romana. A este impresionante conjunto se suma el poblado fenicio de Sa Caleta, primer enclave fundado por los fenicios en Ibiza. Es el núcleo urbano más antiguo de la isla, del siglo VIII a. C, y se han encontrado interesantes vestigios arqueológicos.

Todo este tesoro cultural se completa con una joya de la naturaleza: las praderas de Posidonia oceánica, también protegidas por la Unesco, que cubren los fondos de la isla y su vecina Formentera. Esta planta es la responsable de la oxigenación, transparencia y singular color de las aguas.

Mallorca y el canto de la Sibila, también Patrimonio de la Humanidad

La isla de Mallorca también puede exhibir con orgullo otro tesoro cultural declarado en 2010 Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Se trata del solemne canto de la Sibila, un canto gregroriano medieval que se interpreta cada 24 de diciembre en la Misa del Gallo. Aunque formó parte de la liturgia cristiana, tiene un origen pagano. Sibila fue en la antigüedad clásica una sacerdotisa del dios Apolo con capacidad de predecir el futuro. El Concilio de Trento la prohibió, pero Mallorca continuó con la tradición que ha llegado hasta nuestros días. De entre todas las representaciones destaca la de la Catedral de Palma, un luminoso templo gótico con vistas al mar. 

La catedral de Palma, en la isla de Mallorca, también conocida como La Seu, es una de las muestras más importantes del gótico en Europa. (FoTO: AETIB)
La catedral de Palma, en la isla de Mallorca, también conocida como La Seu, es una de las muestras más importantes del gótico en Europa. (Foto: AETIB)

La Catedral de Palma, también conocida como La Seu, fue construida entre los siglos XIV y XVI y es el monumento más emblemático de Mallorca. Su nave central mide 44 metros de altura y es una de las catedrales más altas de Europa. El altar mayor está coronado por un inmenso rosetón de cerca de 13 metros de diámetro, que el más grande de entre las catedrales góticas y en los días soleados dota al templo de una espectacular policromía. Como curiosidad, destacar que dos de las reformas más importantes que se han llevado a cabo en estos siglos de existencia corrieron a cargo de Antoni Gaudí y Miquel Barceló. El primero hizo una reforma general del interior del templo a principios del siglo XX y, entre otras cosas, llevó la luz eléctrica al edificio. La obra, pese a quedar inacabada, tiene el inconfundible sello del arquitecto catalán, perfectamente integrado.

Por su parte Miquel Barceló actualizó entre 2001 y 2007 las paredes de la capilla del Santísimo. El artista mallorquín ideó una especie de piel de cerámica que cubre los muros hasta llegar a la bóveda en los que ha recreado todo un mundo submarino para representar el milagro de los peces y los panes. Este inmenso y colorido retablo, que te sumerge en el fondo del mar, se ha convertido en uno de los espacios más visitados de la isla. 

El visitante puede ser testigo del importante patrimonio histórico de Mallorca visitando las excavaciones arqueológicas que muestran poblados prehistóricos, antiguos molinos de agua, villas romanas o jardines, entre otras cosas.

La tierra que atrapó a Sissí, Chopin, Rubén Darío, Borges y Santiago Rusiñol

Todas las islas han sabido preservar sus costumbres y esencia más allá de modas o los embates del tiempo. En la Sierra Tramuntana encontramos algunos de los pueblos más bonitos de toda España, que constituyeron el primer reclamo turístico internacional de Baleares. Fue a finales del siglo XIX, cuando el archiduque Luis Salvador de Austria se enamoró de Valldemossa y atrajo a estas tierras a su prima, la emperatriz Sissí.

La cartuja de Valldemossa fue también lugar de acogida para Fréderic Chopin y su amante, Georges Sand, que pasaron allí el invierno de 1838, para que el músico se recuperara de la turberculosis. Chopin describió este pueblo medieval como el "más hermoso lugar del mundo", con sus callejones empedrados y atardeceres de ensueño en medio de un valle rodeado de montañas. Personalidades de la talla de Rubén Darío, Santiago Rusiñol o Jorge Luis Borges disfrutaron de la excelencia de estas tierras, a las que volvieron más de una vez, situándose entre los primeros turistas de Baleares.

El tren de Sóller sigue utilizando la misma maquinaria de principios del siglo XX y transcurre por la Sierra Tramuntana hasta Sóllera línea tenga interés turístico por sí misma. Fue construido gracias a la contribución de mucha gente de Sóller, aunque fuese humilde
El tren de Sóller sigue utilizando la misma maquinaria de principios del siglo XX y se adentra en la Sierra Tramuntana hasta el pintoresco pueblo de Sóller. (Foto: AETIB)

En Mallorca, además de Valldemosa, destacan los pueblos de Fornalutx, con sus estrechas callejuelas de piedra; Sóller, al que se llega a través del tren histórico de madera, que ofrece una visión incomparable de este valle mágico, Alcudia, que cuenta con el anfiteatro romano más pequeño de toda España.

En Menorca es de visita obligada Ciutadella, antigua sede de la nobleza isleña y de los máximos representantes de la iglesia. El viajero puede disfrutar del silencio de las estrechas callejuelas del casco antiguo y descubrir la Basílica de Santa María (s. XIII) o las antiguas casas señoriales. Otras opciones son Maó, donde encontramos huellas tan dispares como la árabe o la inglesa, Fornells, un bonito pueblo pesquero donde se degusta la deliciosa caldereta de langosta, uno de los platos estrella de la gastronomía menorquina. 

Santa Eulària des Riu, al norte de Ibiza, ofrece una panorámica única de la bahía. En lo alto está la iglesia, que fue en origen una fortaleza de vigilancia para evitar ataques de los piratas. Uno de los pueblos con más encanto de la mayor de las Pitiusas es Santa Agnés de Corona. Destaca por sus casas blancas encaladas, su iglesia y sus plantaciones de almendros, que se convierten en todo un espectáculo cuando florecen, entre los meses de enero y febrero.

En Formentera encontramos el pueblo de Sant Ferran de Ses Roques, que mantiene vivo el espíritu bohemio que atrajo a hippies y artistas en la década de los setenta. Esta esencia permanece en los mercados artesanales que se celebran durante los meses de verano. En las inmediaciones está el sepulcro megalítico de Ca na Costa. Asimismo, se pueden visitar los varaderos de madera de Es Caló de Sant Agustí, que fueron declarados en 2002 Bien de Interés Cultural. 

Una tasa para para la sostenibilidad del turismo

Desde 2016 los viajeros que pernoctan en las Islas Baleares tienen que pagar el Impuesto de Turismo Sostenible (ITS), una tasa destinada a compensar el impacto medioambiental del turismo y convertir el turismo, principal motor de la economía balear, en una actividad sostenible. Frente a la sobreexplotación de los recursos territoriales y medioambientales, el Govern apuesta por un modelo respetuoso con el patrimonio natural y cultural, al tiempo que contribuye al progreso social. 

Entre 2016 y 2021 se recaudaron 409 millones de euros, que se han destinado a diversos proyectos, la mayoría medioambientales, pero también para la conservación del patrimonio histórico y la mejora de las infraestructuras. Los proyectos pasan previamente por una comisión que determina su viabilidad. El conseller de Modelo Económico, Turismo y Trabajo, Iago Negueruela, subrayó recientemente en el Parlament que este impuesto convierte a Baleares en una potencia económica y turística. Al mismo tiempo, recordó que el destino de la ecotasa se acuerda cada año con todos los agentes sociales, que en 2023 han decidido destinar los recursos a la gestión del agua, protección del medio ambiente, transporte público y acceso a la vivienda. En total se van a invertir 138,3 millones de euros.