“!!Hombre, cualquiera puede ser ecologista, ya estamos con los nacionalismos!!“ Me contesta al titular que planteo mi lado más protestón. Pero déjeme que lo explique.

Cayendo en los tópicos regionales, se dice que cuando se le pregunta a un gallego siempre responde con otra pregunta o responde “depende”. A ese tipo de respuestas me refiero.

Y esa es la clave. En términos ambientales y muy especialmente en los medios de comunicación somos muy dados a respuestas tajantes a las cuestiones en duda. Necesitamos respuestas como comemos a veces, de forma rápida y mal. Los medios, pero eso es otro debate, deben responder a las demandas sociales pero también tienen un papel divulgativo e informativo muy importante. Soy un convencido del cuarto poder.

Las cosas no suelen ser blanco o negro, hay matices; y depende del lugar, el momento,.. tantos factores que hacen que las respuestas sean distintas. El reto de la divulgación ambiental es el de tratar de explicar los asuntos ambientales de forma didáctica, rigurosa, entendible y que no nos lleve a errores o a liarnos, que es el primer paso para no reaccionar o actuar. Ocurre igual con la divulgación para la salud o en la alimentación. Queremos respuestas tajantes y de forma rápida, tiene mucho que ver con nuestro estilo de vida actual.

Voy a ponerle un ejemplo típico en este sentido.

Hablemos del más recurrente sobre cuál es el vehículo más ecológico. La pregunta suele ser: ¿qué coche es mejor?¿el eléctrico, el híbrido, GLP,…? Además siempre hay alguien que te dice “lo que no sabes es que los eléctricos contaminan más” o “los diesel son los que menos contaminan” Cuando me preguntan por el tema, y le aseguro que me preguntan mucho, siempre comienzo a “la gallega” preguntando: ¿qué uso le das? ¿qué haces habitualmente con el coche? ¿cuánto piensas gastarte más o menos? Y si lo desconozco ¿dónde vives?

Hace tiempo me ocurrió algo que puede darnos una pista. Acudí a la estación de servicio a poner diesel a mi coche antiguo. Sí, lo siento usaba un diesel. Y me dijo el “gasolinero” “!Usted poniendo diesel con lo que contamina! Yo que le veo en la tele” luego me guiñó un ojo, con cierta complejidad. Me sentí mal, es cierto, pero le contesté: “tiene Usted razón y nuestro próximo coche será ecológico, se lo aseguro. Pero también es muy ecologista apurar los coches y los equipos hasta el final de su vida”.

Puede parecer una excusa, pero si sustituimos el coche rápidamente por uno eléctrico, por ejemplo, sin agotar la vida del actual solo por tenerlo, hemos generado un residuo cuyo impacto también debemos sumarlo. Es como ocurre con los microondas que tienen una vida estimada de 12 años y la media de cambio en Europa es de 9 años, la mayoría de las veces lo desechamos porque se queda “amarillo” y algo viejo. Funciona, pero lo cambiamos. Es lo que podríamos llamar la auto obsolescencia programada.

Lo sensato sería, siguiendo el ejemplo del coche, usar poco el diesel hasta el final de su vida útil,  venderlo de segunda mano, cederlo o regalarlo, luego intentar utilizar lo más posible el transporte público (eso siempre) y si se vive en grandes ciudades probar los vehículos eléctricos de car sharing (esos que están por la calle, que podemos buscarlos con el móvil y pagarlo igualmente), andar o usar la bici, que eso además de saludable no contamina.

Si tomamos la decisión de comprar un coche nuevo, yo me decantaría, si no hace recorridos de más de 150 kms. al día, por uno eléctrico y si tiene que hacer más kilómetros de forma esporádica contemplar el alquiler de un híbrido ocasionalmente. Si tiene que viajar con frecuencia distancias mayores, un híbrido es una estupenda opción. Si su presupuesto es bajo, puede pensar en el GLP (Gas Licuado del Petróleo) no es perfecto, pero contamina mucho menos y es muy asequible. El grado de ecologismo se debe modular con las posibilidades reales.

“Ya, pero la electricidad para producirla contamina al usar carbón o gas. Lo leí en un artículo de un estudio de la Universidad de (ponga el nombre de un estado raro de USA)” dice mi yo respondón para seguir llevándome la contraria.

Aquí entra el segundo tópico gallego: depende. En Estados Unidos y en otros países la producción eléctrica se realiza de momento con gran cantidad de combustibles fósiles, en ese caso si sería cierto. Pero en España y en casi toda Europa estamos en cifras entre el 40% y el 45% de energías provenientes de fuentes limpias y renovables. Por eso depende.

Pero también depende de si el uso será en ciudad u otros entornos. En Madrid, por ejemplo, el perjuicio mayor de los diesel es a la salud humana y algo menor a las emisiones de CO2, porque sus emisiones llevan gran cantidad de componentes muy perjudiciales, mientras que la gasolina lo que emite es menos perjudicial para la salud (aunque sigue siendo perjudicial) pero mayor su nivel de contaminación ambiental.

Y el tercer depende. No es lo mismo un diesel nuevo que uno viejo. Es cierto, la tecnología hace que los niveles de emisiones sean menores ahora que hace unos años. Es como el cambio de lavadora, siempre que se estropea y compramos una nueva es más eficiente. Pero si la usamos a media carga, a tope de temperatura y cada dos por tres, el nivel de eficiencia no es suficiente.

Siempre recomiendo que usemos la cabeza, pensemos de forma racional y hagamos un uso del vehículo en particular, y de la movilidad en general, de la forma más eficiente, sostenible y adaptada a nuestros usos, donde vivimos y nuestras posibilidades. No todos podemos comprarnos un Tesla.