La cumbre de la OTAN, que se celebra durante este miércoles y jueves en Madrid, es el motivo por el que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, acude a la capital, además de otras más de 40 delegaciones y 5.000 invitados. Pero, además, el presidente estadounidense estará escoltado por hasta 50 vehículos, siendo el más llamativo el conocido como La Bestia, un Cadillac One blindado y con lanzagranadas incorporado, entre otros sorprendentes complementos.

Este vehículo fue creado en 2018 para su antecesor, Donald Trump, y no se renovará por completo hasta 2024, ya que la Casa Blanca tiene costumbre de sustituirlos cada ocho años. Lo más sorprende, aparte de que es un coche blindado, es que está equipado con todo tipo de sistemas defensivos, entre los que destacan las ametralladoras y un lanzador de granadas de gas lacrimógeno.

El actual coche de Biden es un auténtico búnker sobre ruedas. Su matrícula es el número 46, pesa entre siete y diez toneladas y mide 5,5 metros de largo. La carrocería tiene 20 centímetros de grosor y está compuesta por una aleación de cerámica, acero, titanio y aluminio, lo que la hacen a prueba de bombas y otros ataques que pueda recibir desde el exterior. Sus puertas tienen una anchura de más de 20 centímetros y pesan lo mismo que las de un Boeing 757.

Sus cristales blindados tienen hasta cinco capas de vidrio y policarbonato, de 12,7 centímetros de grosor, lo que les permite proteger al interior de ataques de proyectiles y un sellado especial, saliendo indemne hasta de un ataque químico. No obstante, las ventanas no se pueden abrir, a excepción de las del conductor, que se puede bajar hasta 7,5 centímetros.

Armamento y defensa

Este coche al estilo de limusina cuenta con armas incorporadas, tales como metralletas y lanzagranadas. En sus puertas también tiene manillas electrificadas que pueden emitir una descarga eléctrica de 120 voltios. Además, tiene equipos de visión nocturna. Aunque lo más sorprendente es que tiene un sistema que le permite disparar sin la necesidad de abrir las ventanillas o las puertas del coche.

En caso de ataque químico, La Bestia tiene un sistema de sellado hermético que le permite cerrar el interior y permitir que no entre nada del exterior. Y sus neumáticos pueden recorrer hasta 100 kilómetros, aunque estén pinchados.

Lejos de quedarse ahí, La Bestia también cuenta con un depósito de oxígeno en el interior y una amplia gama de suministros médicos a bordo. Incluso lleva sangre de Joe Biden en una nevera en caso de emergencia. Además de un teléfono satelital, un sistema de extinción de incendios y cerraduras especiales.

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Su consumo es de aproximadamente 63,5 litros cada 100 kilómetros y 1.500 gr/km de CO2. No obstante, no es un vehículo del todo ágil, ya que tarda 15 segundos en alcanzar las 60 millas por hora, es decir, 97 km/h.

Conviene reseñar que siempre acompañan en las visitas oficiales dos Bestias idénticas con placas de registro iguales en cada caravana. El propósito es que los atacantes no puedan estar 100% seguros de qué vehículo transporta al presidente.

La Bestia y el resto del convoy son transportados en un Boeing C-17 Globemaster III, un avión de transporte militar pesado de largo alcance desarrollado por McDonnell Douglas entre las décadas de 1980 y 1990 para la Fuerza Aérea de Estados Unidos.