Consuma más, consuma menos, consuma de forma responsable, consuma, consuma... recibimos este tipo de mensajes de forma continua, y es verdad que tenemos un papel fundamental en el consumo, la producción de consumibles o la procedencia de los mismos. Desde el punto de vista ambiental, mucho más. Si evitamos el consumo de usar y tirar, la compra de productos contaminantes o sobre envasados, por ejemplo, lograremos ser más coherentes, influir en el mercado y reducir nuestra huella. No solo no lo pongo en duda, sino que hago una gran apuesta por ello. Pero somos algo más que consumidores y condicionantes de los mercados.

Voy a tratar de explicar esta idea con un ejemplo cotidiano: la compra de ropa.

Dos datos que me hacen pensar mucho y son muy claros referentes del aumento del consumo de ropa en todo el planeta. En los últimos quince años consumimos en general en todo el planeta un !!60% más de ropa!! Especialmente por dos factores: el aumento de la capacidad adquisitiva de la emergente clase media china y por el tremendo incremento de la producción de ropa de usar y tirar en todo el mundo. ¿Quién se inventó eso de las tendencias o la moda de cada año? El dato que le complementa es que esa ropa en esos quince años nos dura la mitad del tiempo que antes.

Con respecto a esta información podemos tener individualmente varias actitudes, qué serán el reflejo de nuestro poder de acción y cambio:

1- Seguir igual. “Seguro que es cierto, pero al fin y al cabo lo que yo haga no afecta. Es insignificante. Los que tenían que hacer cambios son Trump, el Presidente, el de la Comunidad, el Alcalde,.. (señale su villano/s preferido/s o sustituya por quien considere: los mercados, empresarios...) Además, tampoco pasa nada por un par de camisetas, son tan chulas; o ese pantalón vaquero es tan barato. Eso sí, de vez en cuando compro una camiseta de algodón orgánico” (por cierto, ¿alguien conoce el algodón “inorgánico”?, porque no existe. Orgánico en el algodón es una mala utilización en castellano de organic en inglés, que hace más referencia a su procedencia de cultivo ecológico).

2.- Comprar responsablemente. “Sigo comprando ropa, pero miro si realmente la necesito. Si tengo alternativa entre lo que ya tengo, no lo compro. También intercambio ropa y compro de segunda mano. Miro mucho las etiquetas para ver la procedencia, si viene de muy lejos no lo compro. No todas las tiendas o grandes superficies son iguales. Siempre, si puedo me aseguro de comprar en pequeños establecimientos y de proximidad. Al final, o regalo la ropa cuando ya no la quiero o la deposito en contenedores para otra persona”. ¿Qué quiere que le diga? Esta actitud es, desde mi criterio, la más adecuada y responsable con el planeta y con la sociedad. Sin duda.

Pero me sigue faltando algo. Seguimos pensando y actuando como consumidores, hacemos lo que nos corresponde, actuamos y además condicionamos el mercado. Bien...pero, ¿solo somos consumidores? Yo planteo la siguiente opción o actitud:

3.- Condiciono, actúo y cambio. Sí, rotundamente, debemos actuar con nuestra forma de comprar de manera responsable. Le propongo que asuma, si ya no lo hace, la actitud 2, pero que sumemos nuestro papel como ciudadanos, como miembros de una sociedad que queremos cambiar para mejor. Eso se hace desde la acción por el bien común, siendo activos. Por eso debemos ser coherentes con nuestra compra y nuestra forma de consumir, no hay cambio si no comenzamos aplicándolo en nuestro entorno. Ya lo dijo SS el Dalia Lama: “Sé tú el cambio que quieres en el mundo”.

Pero además, pidamos a las tiendas o grandes superficies que actúen coherentemente. Utilice las múltiples formas de dar opinión, critique en redes cuando hagan algo malo y ponga en redes también cuando una acción o producto de una marca le parece que hace algo muy positivo. Señalemos al que actúa mal y pongamos en valor a quien lo hace bien. Marca tendencia, se lo aseguro.

Y fuera del consumo, porque somos algo más que compradores, le propongo que actúe en la sociedad como elemento activo. Participe en entidades, promueva acciones concretas en su entorno, apoye causas que le parezcan correctas, hable y cuente a sus amigos lo que le parezca que es positivo o debe cambiarse. Exija, proponga o reclame en las administraciones, especialmente en su ayuntamiento, sobre mejoras de carácter ambiental y social. Lea los programas electorales de los partidos políticos (aquí me paso quizá algo) y apoye las opciones que apuestan por temas ambientales, o pida que se incluyan propuestas concretas. Actúe en la sociedad. Hay quien dice que en cada bar hay un entrenador de fútbol y un político, pero ahí se queda, en el bar. Yo le propongo que salga al campo de juego, que participe, que haga algo, que sea responsable y que finalmente promueva el cambio. En lo concreto, en lo cercano, en nuestro día a día.

Me permito pedirle que lo haga en positivo, construyendo y creando. Ya tenemos muchos negativos, destructores y “cuñados”. No hacen falta más. Porque somos mucho más que lo que compramos, somos parte del cambio.