Nueve de cada diez médicos y dietistas en Europa consideran que la cantidad de carne que se consume en el continente es perjudicial para la salud. Así lo indica una encuesta realizada en Reino Unido, Alemania, Francia, España e Italia, encargada por la organización Madre Brava.

El estudio se llevó a cabo con 600 profesionales de la salud —300 médicos y especialistas, y 300 dietistas— entre el 31 de julio y el 25 de agosto de 2025.

Riesgos para la salud y costes asociados

El 92 % de los encuestados señaló que las dietas con altos niveles de carne roja y procesada se asocian al cáncer y a enfermedades cardíacas. Además, el 90 % vinculó este consumo con un mayor gasto en sistemas sanitarios que ya están bajo presión.

La encuesta también mostró que el 95 % de los profesionales cree necesario introducir advertencias sanitarias en los productos de carne roja y procesada. El 84 % opinó que el consumo de carne constituye un problema de salud pública que requiere cambios profundos.

Críticas a la influencia de la industria

Más del 70 % de los participantes opinó que la industria cárnica debilita la evidencia científica disponible, mientras que casi nueve de cada diez señalaron que las grandes compañías de alimentación tienen un peso excesivo en la elaboración de políticas nacionales.

La mayoría de profesionales (87 %) considera que escuelas y hospitales deberían reducir la presencia de carne en sus menús. Además, el 82 % cree que los gobiernos no destinan suficientes recursos a la promoción de dietas con mayor presencia de vegetales.

Vicky Bond, consejera delegada de Madre Brava, explicó que “los profesionales sanitarios de toda Europa están profundamente preocupados por el consumo excesivo de carne. Este consumo excesivo implica que las personas contraigan enfermedades prevenibles, como cardiopatías y cáncer, y padezcan una salud precaria innecesaria”.

Bond añadió: “Necesitamos medidas, tanto de los supermercados que configuran nuestros sistemas alimentarios como de los gobiernos, para reequilibrar nuestras dietas. Esto incluye añadir más proteínas vegetales. No se trata de eliminar la carne por completo, pero los profesionales sanitarios están viendo lo esencial que es para nosotros comer mucha menos carne y tener dietas más ricas en plantas por el bien de nuestra salud”.

Diferencias entre países

En Italia, el 72 % de los médicos y dietistas consideró que el consumo de carne es un problema de salud pública, un porcentaje menor que en otros países, aunque el 80 % pidió renovar las guías alimentarias.

En Alemania, solo el 29 % apoyó la revisión de las directrices nacionales, actualizadas en 2024 con un enfoque en dietas vegetales. Aun así, el 98 % respaldó la inclusión de advertencias sanitarias en la carne roja y procesada.

En Reino Unido, los profesionales mostraron los niveles más altos de preocupación tanto por los riesgos de salud como por los costes asociados. Francia y España coincidieron en gran medida con esta postura y expresaron un respaldo firme a la reducción de carne en instituciones públicas y a la introducción de advertencias sanitarias.